martes, julio 28, 2009

El “Pepepótamo”

El ramillete de candidatos para ocupar el cargo de Presidente de la república es variado y para todos los gustos, aunque es menester depurar el combo para que de una vez se perfilen los que de verdad tienen posibilidades ciertas. Da risa ver un personaje que marca el uno por ciento en las encuestas y sin inmutarse asegura que sigue hasta el final, porque como en los ascensores, los últimos serán los primeros. Y los ciudadanos opinan, defienden sus preferidos, atacan los que no gustan, pronostican, sugieren y hasta pontifican. Como lo ideal es encontrar alguien a quien le quepa el país en la cabeza, que domine cualquier tema y sobre todo que tenga la última palabra, propongo algunos candidatos que a diario nos convencen de que son los iluminados: Julito Sánchez, Félix (el tirabeques), Gossain, Arizmendi, la intensa Gurisatti, Coronel, Yamid Amat, Vicky Dávila y demás sabiondos por el estilo.

Acostumbro oír en las mañanas la emisora W radio y me aterro del conocimiento de esos personajes. Julito y Félix saben más ingeniería que el mejor profesional en esa materia; le dan sopa y seco al Canciller si de relaciones exteriores y diplomacia se trata; ni el mejor jurisconsulto los iguala en conocimientos legales; le dan mitad de partido a cualquier general en cuanto a estrategia militar se refiere; nadie conoce mejor que ellos el tema del medio ambiente; se peinan con la política económica; le dictan cátedra al ministro de Minas acerca de Ecopetrol; y dominan cualquier tema que les propongan. Con suficiencia y petulancia le hablan durito a quien sea y hasta se burlan de sus invitados. Mejor dicho, saben tanto que saben a m…

Qué tal ponerse a pontificar sobre hipopótamos sin tener idea del asunto. Llaman al ministro del Medio Ambiente y lo ridiculizan porque dijo que tales animales son muy peligrosos; según ellos, hay que tenerle más miedo a un osito de peluche que a un monstruo de esos. Parece que no son amigos de canales como el Discovery, donde insisten en que están catalogados entre los animales más peligrosos de África y los que mayores muertes de humanos producen. Entonces Julito asegura, sin ponerse colorado, que hay hipopótamos entre 1 y 45 toneladas. Yo sí quiero ver un mamotreto de ese tamaño, nueve veces más pesado que un elefante adulto; y lo peor es que nadie se atreve a corregirlo y hacerle ver que a lo mejor le faltó un punto en medio del número 45.

Está claro que los animales no deben criarse en un hábitat diferente al original. A alguien le dio alguna vez por traer unas garzas blancas del África y ahora hay que espantarlas de todas partes porque causan inconvenientes. Importaron unas ranas toro de Brasil para criarlas en la granja de la Universidad de Caldas en Santagueda, y así fomentar el consumo de ancas de rana. Se creció la quebrada, sacó los animales del corral y ahora cunden en toda la región donde han mermado diferentes especies de insectos, pequeños mamíferos, reptiles, peces, etc. O qué tal el experimento con las abejas africanizadas, que se salieron de madre y ahora causan pánico entre humanos y demás seres vivos. Con los animales hay que aplicar aquello que cada loro en su estaca.

Tengo entendido que la corporación autónoma antioqueña estudió el caso de los hipopótamos durante mucho tiempo y al final no encontraron otra solución que eliminarlos, para evitar los inconvenientes que los animales causan a la comunidad de pescadores; esos mismos pescadores que ahora salen a decir que qué pecaito de los hipopótamos. Cuando ya el daño está hecho sale todo el mundo a dar soluciones, pero me gustaría ver hace unos meses qué hubieran dicho si les piden una contribución para trasladar esos mamotretos o para construir una infraestructura donde los puedan alojar. La falla de quienes dieron la orden de cazarlos fue no haber socializado el asunto, difundir su plan al público para que si alguien tenía otra solución la expusiera. Así se habrían evitado muchos dolores de cabeza.

Al menos ese animal murió de certeros disparos y no debió soportar lo que enfrenta un toro de lidia en la arena. Y qué tal los caballitos carretilleros que mueren en las calles reventados por el esfuerzo; o las gallinas ponedoras que ni siquiera pueden pararse por lo estrecho de las jaulas, aparte de que les mochan el pico para que no rompan los huevos. Muchos animales sufren atropellos a diario y sería más práctico que sus defensores acérrimos, esos que gritan en la calle y extienden pancartas, le paren bolas a los endémicos de Colombia.

En este continente no hay hipopótamos, leones, hienas, rinocerontes o elefantes, así como en África tampoco hay jaguares, tapires, chigüiros o colibríes; la naturaleza es muy sabia y por ello el hombre no debe meter las narices en ella. Hoy solo tenemos dos hipopótamos en libertad, la compañera de Pepe y una cría, y las quejas han sido muchas, por lo que debe actuarse a tiempo para evitar problemas futuros. Ahora proponen traer científicos extranjeros para estudiar la problemática de esos inconvenientes animales y quiero saber cuántos se meten la mano al dril para costear los exorbitantes gastos que representa solucionar el asunto. Porque solo un traqueto se le mide a semejante embeleco.
pmejiama1@une.net.co

1 comentario:

Jorge Iván dijo...

lastima que le gastaste la mitad de tu excepcional columna a Julito "nomecuelgue" Sanchez. Se la debiste gastar integra a Pepe