miércoles, agosto 12, 2009

Tema candente.

Se rayaron las comunidades vecinas a las bases aéreas colombianas donde recibirán el contingente gringo que expulsaron del Ecuador. A montar prostíbulos y salones de streaptes. Ollas para soplar bazuco, mayoristas de perico, heroína y todo tipo de pastillas, y venta de mariguana a granel. Bares, cantinas, discotecas y todo tipo de metederos donde la pernicia campee. Además no pueden faltar casinos, salones de billar y franquicias de la comida chatarra preferida por ellos, porque los mechimonos no tragan morcilla, arepa de huevo, mondongo, chunchurria y demás delicias de nuestra gastronomía criolla. A montar droguerías para vender condones, repelente de insectos, jeringuillas, antiácidos y bloqueador solar. Quienes ofrecen chicles menudiaos deben venderlos por pacas y conseguirlos de contrabando, porque seguro tampoco le jalan al producto nacional. Creo que hasta la cerveza tendrá que ser importada, así las nuestras no tengan nada que envidiarles a las marcas extranjeras.

A pesar de los peligros que enfrenta un foráneo al vivir en esta tierra mágica, son diferentes las razones que los empujan a aceptar cargos o traslados que los obligan a instalarse en Colombia. Altos ejecutivos de empresas multinacionales adoran vivir en Bogotá porque disfrutan variados campos de golf donde no deben hacer reservas o pedir turnos para jugar, además de que los costos de una jornada deportiva son irrisorios. Otros disfrutan de la exuberancia de nuestros paisajes y aprovechan su estadía para recorrer diferentes destinos y atractivos turísticos. También están los que aprecian la cultura, la comida y demás características propias de una tierra diferente a la suya.

Al recorrer el Parque Tayrona llama la atención la cantidad de israelitas que visitan ese paraíso tropical y ante mi curiosidad un nativo me explicó la razón. Resulta que los ciudadanos de ese país, al terminar muy jóvenes de cumplir con su servicio militar, reciben una buena compensación económica y muchos escogen ese destino para darse unas merecidas vacaciones. En muchas otras partes encuentran sitios turísticos con características similares, maravillosas playas y la oportunidad de conocer de cerca la selva tropical, pero el mayor atractivo en este caso es que tienen a mano la mejor mariguana del mundo. Lo mismo sucede con Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada, donde pueden fumar maracachafa hasta que se les hinche el ombligo; y ahora los llevan, por una módica suma extra, a conocer un laboratorio de procesamiento de cocaína.

Nunca me han gustado los gringos y sus políticas expansionistas. Detesto el hecho de tener que humillarnos en su embajada para lograr un papel que nos permita visitarlos; no comulgo con que se crean el ombligo del mundo y menosprecien al resto de los pueblos; me aterran sus extravagancias, derroches y tantas otras cosas, pero así mismo les reconozco muchas virtudes. Es por toda esa historia de intervencionismos que su presencia en Colombia crea tantas suspicacias, pero debemos reconocer que contra el poder de los violentos no podemos nosotros solos. Una guerrilla que se financia con dineros del tráfico de drogas no es fácil de vencer y los narcotraficantes corrompen autoridades, jueces, funcionarios y demás entes de control.

Para nadie es un secreto que fue con la ayuda de los gringos y su tecnología avanzada que se logró cerrar el cerco en la cacería a Pablo Escobar; que un bombardeo tan preciso y exitoso como el que costó la vida a Raul Reyes necesitó de equipos y materiales extranjeros, tampoco cabe duda; y la famosa operación Jaque, orgullo de nuestro ejército nacional, con seguridad tuvo el apoyo de los militares estadounidenses. Esto por mencionar solo algunos ejemplos, pero son miles las misiones y operaciones que han contado con la asesoría y el apoyo yanqui. Aquí no tenemos plata para comprar helicópteros, aviones de combate, armamento, radares, municiones y demás gastos que genera la guerra, que por cierto son bien altos. Ni modo de decir que destinen los impuestos para ese rubro porque los políticos no permiten que les toquen esa platica, y tampoco creo prudente la idea de destinar los recursos de gastos militares a necesidades básicas, porque en pocos años tendríamos a Alfonso Cano de presidente.

El chafarote vecino y sus lacayos pusieron el grito en el cielo con la noticia del tratado con los Estados Unidos, pero nadie dijo nada cuando Chávez estuvo por Rusia como si visitara un supermercado y echó en el carrito de compras fusiles, aviones, tanques y submarinos; o que ande de pipí cogido con Fidel y en coqueteos con Irán y China. Y Uribe: “cayetano la bocina mi hermanolo”. Los países subdesarrollados debemos arrodillarnos ante alguien y prefiero que sea ante el morocho Obama, que parece menos peor, que hacerlo ante nuestros folclóricos vecinos.

Preocupa que los gringos busquen arrimarse a Venezuela para adueñarse de su petróleo y así involucrarnos en una guerra absurda con el pueblo vecino. Porque si salieron de Ecuador fue porque les dio la gana, ya que con apretarle un par de clavijas a ese gobierno hubiera bastado para quedarse. El asunto de la inmunidad de sus militares y contratistas en tierra colombiana es chocante, pero si se llevaron el punto de no firmar el Protocolo de Kioto, con la presión del mundo entero para que lo hicieran, ningún trabajo les dará pasarse por la galleta nuestras humildes condiciones. No olvidemos que el que tiene plata marranea.
pmejiama1@une.net.co

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo!!!

JuanCé dijo...

Que tristísimas verdades...

Jorge Iván dijo...

Decia mi tatarabuelo, y con sobrada razon, que uno tenia que hacerse amigo de los ricos.