miércoles, octubre 27, 2010

Humor cotidiano.

El humor es una condición genética y así como hay personas que se caracterizan por su actitud alegre, la agilidad mental para las salidas geniales, la chispa innata y una sonrisa siempre a flor de labios, hay otras que son diametralmente opuestas; calladas y un poco hoscas, prefieren la soledad y el silencio. No confundir el llamado buen humor con aquel cuenta chistes tan común, que muchas veces empalaga a los presentes porque quiere lucirse con su repertorio sin buscar el momento indicado, el ambiente propicio y una audiencia que muestre interés. Sin duda el mejor humor es el que resulta de una situación cualquiera, de una conversación casual.

Un amigo viaja una vez a la semana a atender consulta en una ciudad vecina y aprovecha para visitar al tío que vive allá. Ambos disfrutan del encuentro porque durante ese rato, aparte de saborear un delicioso almuerzo, se ponen al día en los sucesos más recientes, hablan de la familia, comentan sus problemas y demás asuntos. En una de esas tertulias le cuenta el tío, médico ya jubilado, que vino a visitarlo un amigo de toda la vida para hacerle una consulta muy particular. Resulta que el preocupado compañero había tenido problemas de próstata desde hacía algún tiempo y después de muchos exámenes, tratamientos y visitas a diferentes especialistas, se reunió una junta médica y concluyó que la única solución a su problema era la castración.

Entonces ante lo delicado del asunto optó por consultarle a él, quien como galeno, tendría un mejor panorama de la situación y podría ayudarle a tomar una decisión. Como es de suponer, el pobre hombre andaba en una depresión la más espantosa porque para cualquier varón el solo hecho de mencionar esa probabilidad produce terronera y por ello acudió al amigo a ver si con él encontraba algún consuelo. El consultado pensó que antes de darle explicaciones fisiológicas o anatómicas, lo que debía era recurrir a la sicología para menguar en algo la angustia de su amigo, y entonces le comentó: Hombre fulanito, no te preocupes más por esa vaina que a la edad nuestra las pelotas no nos sirven sino para aporreárnoslas.

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Muchos de quienes siguen carreras relacionadas con la salud prestan un servicio social al terminar sus estudios; lo llaman año rural. Donde sean destinados laboran en el hospital o el puesto de salud, y aprovechan ese lapso para coger algo de experiencia y amoldarse a su nueva profesión. Un amigo odontólogo fue a cumplir con ese requisito a Aranzazu, al norte de Caldas, y allí vivió enriquecedoras experiencias. El trato con los campesinos es muy particular porque ellos tienen sus creencias y costumbres, y a veces convencerlos de las bondades de un tratamiento es complicado. Cierta vez llegó a la consulta un montañero con una infección en una muela y el dentista le dijo que no había nada para hacerle a la pieza dental, y que lo mejor era sacarla. El tipo se veía muy reticente y presentaba diferentes disculpas para evitar la extracción, hasta que el profesional le dijo que no diera más rodeos y dijera de una vez cuál era su temor. Entonces el otro explicó que no debían operarlo porque tenía la sangre caliente. Aterrado ante tal aseveración, el dentista pidió más claridad y el asustado hombre comentó: Vea dotor, resulta de que tengo la sangre caliente porque anoche hice uso de mujer.

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El doctor Alberto Mendoza Hoyos fue un manizaleño a carta cabal. Sus conciudadanos reconocieron en él a una persona ejemplar, cívica, emprendedora y capaz, además de probo, cultivado y de maneras exquisitas; parecía un lord inglés. Participó en política en el ámbito local y nacional, ejerció diferentes cargos en el alto gobierno y se desempeñó como gobernador de nuestro departamento. Ahora pienso que ojalá nuestros actuales dirigentes políticos y gobernantes hubieran heredado siquiera un poquito de esa rectitud y honorabilidad.

Resulta que cuando el doctor Mendoza se desempeñaba como Gobernador, se enteró por casualidad de que un miembro de su gabinete tenía ciertas inclinaciones sexuales non sanctas, pero debido a su prudencia y caballerosidad no encontraba la manera de confirmar el asunto. Sobra decir que en aquella época, a diferencia de ahora que el homosexualismo es tan común, un hecho como ese podría generar un escándalo social y por lo tanto el mandatario debía solucionarlo de inmediato. Entonces se le ocurrió recurrir a otro de los Secretarios, el doctor Mario Humberto Gómez Upegui, quien se caracterizaba por ser un tipo dicharachero, francote y desinhibido, y por lo tanto podía hacerle esa averiguación sin problema.

Mandó llamar al subalterno a su despacho y en un principio le comentó algunos asuntos menores, hasta que decidió plantearle el asunto con ese tacto y circunspección que acostumbraba: Mire doctor Gómez, le dijo, resulta que por ahí me enteré, de pura casualidad, que un miembro de nuestro equipo presenta un comportamiento que no es bien visto por la sociedad ni por la iglesia católica; soy consciente de que se trata de su vida privada, pero usted sabe que cuando uno desempeña un cargo público debe ceñirse a ciertas normas de comportamiento y temo que esto pueda acarrearnos pro… Ahí lo interrumpe Mario Humberto y con ese desparpajo suyo le dice: ¿Usted se refiere a fulanito? ¡cacorrísimo mi doctor! pmejiama1@une.net.co

miércoles, octubre 20, 2010

Compendio noticioso.

Lo primero que hago al levantarme es recoger el ejemplar de La Patria que meten por debajo de mi puerta. Acariciar el papel periódico, así quede untado de tinta, es un placer irremplazable. Y si el presupuesto no alcanza para más suscripciones, por fortuna existe internet para navegar por periódicos y revistas sin restricción. Como además veo el telenoticiero del medio día y oigo mucho radio, en la prensa sólo leo a fondo las columnas de opinión porque de la mayoría de titulares ya estoy informado. Resulta que al ojear dichos encabezados siempre hago un comentario mental de cada uno, e invito a los lectores a practicar esa modalidad que es bien entretenida. Como muestra presento un recorrido que hice por la prensa en días pasados (cavilaciones entre paréntesis):

Mujer australiana quemó el pene a su marido (al menos no se lo arrancó a mordiscos, como la ecuatoriana aquella). El profesor Moncayo dice que aún no recibe protección del estado (¿hasta cuándo tendremos que aguantarnos a este viejo tan cansón?). Una prótesis hizo ver estrellas a la presentadora Laura Acuña (éso fue que el novio se lo mandó alargar). ¿Su vivienda es capaz de resistir un terremoto? (¡ahí está la virgen!). Entidades financieras ganaron $6,18 billones entre enero y agosto (¡qué vagabundería!). Encargan grupo de forenses para estudiar computadores de Jojoy (¿y que la autopsia la hagan unos técnicos en electrónica?).

Casi 5 millones de bogotanos participaron en ejercicio de evacuación (de edificios; que de intestinos colapsan las cañerías). Piedad Córdova dice: “Asumo que me quieren lapidar” (no asuma, cuente con ello). Actor más joven de “Two and a half man” gana U$300.000 por episodio (el caguetas se acuesta todas las noches con ese billete consignado en su cuenta). Video de hombre que tumba a mujer en Transmilenio ronda por internet (si subimos a todos los tumbados en este país, saturamos la red).

Vicepresidente de Paraguay acusa a Lugo de violar la Constitución (¿a esa también?).
¿Quién está ganando la batalla de los teléfonos inteligentes? (que les hagan pruebas del Icfes). Chaves le dice a Evo que a nadie debe apenar que le digan indio (fíjese que a él le resbala que lo llamen negro hijue…). Camilo Villegas se desnudó para la revista ESPN (y uno se empelota y lo enchiqueran). Shakira lanza la versión en español de ´Loca´ (loca, Juan Gabriel). Discapacitado muere al derribar puertas de ascensor y caer al vacío (cada quien se suicida como le provoque). Dice Ingrid que los colombianos se debaten, con respecto a ella, entre el amor y el odio (me late que es más de lo segundo).

Polémico nuevo Código de Policía propone rehabilitación de la prostitución y prohibición de la pólvora (ahora se equivocan, prohíben las putas y rehabilitan la pólvora). Teófilo Gutiérrez comandará el ataque frente a Ecuador (por fortuna estoy en la sección de deportes). Crean un software para adelgazar actores en la pantalla (que lo inventen para todos y se forran). Vicepresidente Angelino Garzón pide a Obama que presione para ratificar el TLC (cómo habrá sido el susto del moreno). ¡Ni se le ocurra enfermarse! (siquiera me advirtieron). Cinco años de prisión para ex directora de la DIAN en Manizales (más de uno sentirá un fresquito). Los avivatos del Congreso (¡qué pecaito!; ahí debe haber un error).

Uribe habló en Guatemala sobre cómo acabar con la pobreza (y qué tal si nos enseña a nosotros). Mininterior en pleno simulacro (¿cómo?, ahora sí nos jodimos). Redes sociales ¿prohibir o educar? (donde las prohíban, a mi mujer le da un yeyo). La prostitución también es un trabajo: Corte Constitucional (y pensar que les dicen dizque mujeres de vida fácil). Andrea Serna irá al altar por segunda vez (quien ve el pollo y lo que chilla). Vendedores de carros siguen de fiesta (mientras que quienes los compran lloran en los trancones). Ex Ministro Andrés Felipe Arias declina embajada en Italia (hubiera dicho antes). Muertos 96 colombianos por ola invernal (sin contar los que vivimos muertos del frío). Un jugador de fútbol es un animal muy especial: Jose Mourinho (si viera los especímenes que tenemos por aquí). Minusválido abusaba de sus nietas y de una vecina (alentadito de la bragueta, el bellaco). Hombre lanza libro a Obama (noticia, el que va a lanzar Vargas Llosa).

Muerto en combate cabecilla de la cuadrilla “Alfonso Castellanos” de Las FARC (guerrillero abatido que no es cabecilla, es jefe de finanzas). 18 muertos en Brasil por bacteria KPC (que nombre tan tenebroso). Nuevo Código de Policía sancionará a quien se cuele en una fila (me río de janeiro). Diez cosas absurdas de Bogotá (¿diez no más?). Concejo de Bogotá salió a semana de receso, como los colegios (¡sinvergüenzas!). España celebra su primer campeonato nacional de siesta (me apunto). Once de las veinte mujeres más ricas del mundo son chinas (aclaren: ricas o adineradas; que no es lo mismo). Abren investigación preliminar contra ex presidente Uribe (cero y va una). Jugadores del Once Caldas, incómodos porque no les pagan (¿pagarles qué?). El ciclismo, sin plata, pero con ganas de medallas (igual yo, que mantengo ganas de ir a Europa). El futuro de los mineros, luego del rescate (conferencistas, presentadores de televisión, novelistas, congresistas o modelos de Playboy). Agricultores advierten sobre posible ‘estanflación’ en el sector (¿estanflaquéééé?).
pmejiama1@une.net.co

martes, octubre 12, 2010

El consumismo.

A qué hora el ser humano se convirtió en una máquina de consumir. Inventan pendejadas a diario y las sacan al mercado convencidos de que no dan un brinco en estanterías y vitrinas, porque ahora la gente compra es por comprar; no importa que el producto sea ordinario, absolutamente innecesario o muy costoso, el consumidor se lo lleva así sea de novelero y ocioso. Por ello cuando uno va a un gran almacén a adquirir algo que necesita, lo mejor es no pasearse por entre las góndolas porque termina con el carrito de compras lleno de chucherías; y de las mujeres ni hablemos, porque está en su genética irse al centro comercial a ver de qué se antojan.

Hay que ver la avalancha de mercancías que nos ofrecen por televisión y la extensión de los espacios publicitarios que utilizan para promocionar dichos productos, que mientras un comercial cualquiera dura veinte o treinta segundos, los de tele ventas pueden alcanzar los cinco minutos; tienen tiempo de antojar al desprevenido consumidor con pruebas del producto, ofertas y declaraciones de clientes satisfechos. Cómo será ese negocio de rentable que se dan el lujo de ofrecer la mercancía sólo con el sistema de tele venta, donde los interesados deben llamar de inmediato desde los diferentes países, pagan su producto con la tarjeta de crédito y a los pocos días reciben el encargo por correo. Todos esos trastos terminan en el cuarto de san alejo y no falta que alguno de ellos no llene las expectativas del ansioso comprador, situación en la que no le queda sino comprar un tarro de vaselina porque la plata no se la devuelven.

Leí un texto, dicen que es del escritor uruguayo Eduardo Galeano, donde se lamenta de esta nueva sociedad que rinde culto a todo lo desechable. Yo, igual que él, crecí en un hogar donde todo se reutilizaba: los pañales y lo pañuelos, los envases, los tarros de galletas, los periódicos se guardaban para lavar vidrios, las cajas de cartón para empacar algo que se ocurriera. Debo reconocer también que cuando conocí las cervezas y gaseosas en lata me dio trabajo desprenderme del novedoso empaque, y que en la cocina siempre había varios cubiertos de plástico que sobraron por ahí de algún paseo.

A lo mejor me impresiona ese gusto que tienen mis semejantes por adquirir ociosidades debido a que soy desapegado a las cosas materiales. No puedo entender por ejemplo que alguien tenga dentro de la caja fuerte una colección de relojes costosos, y que cada que se ponga alguno para lucirlo, no encuentre tranquilidad por estar a toda hora pendiente de que no se lo roben. El último reloj que utilicé era un pelle de veinte mil pesos y cumplía la misma función del Rólex más costoso: daba la hora. Desde que se le acabó la pila lo abandoné y nunca más volví a usar reloj, porque esa vaina me estorba; y aunque soy de los que procuro no llegar retrasado ni un minuto a una cita o compromiso, no tengo inconveniente porque en donde me encuentre hay un reloj a la vista: en la pantalla del computador, en la mesa de noche, el del VHS, en la pantalla del televisor, en el tablero de los carros, en la pared de cualquier oficina o dependencia, el de la cocina de mi casa, en el microondas, en el celular.

Otro día un amigo me mostró unas gafas costosísimas que lucía, aunque al momento confesó que eran chiviadas y que las originales las tenía a buen recaudo; ¿Quién puede explicarme para qué sirven unas gafas en una caja de seguridad? Yo habría comprado media docena de las piratas para que me importe un carajo si alguien se sienta en ellas, se pierden o se las roban. No puedo entender esa manía de coleccionar objetos costosos y joyas para mantenerlas guardadas en una caja fuerte, y lo único que logran con ello es que los asalten y carguen con todo. Porque puedo asegurar que los cacos no dan puntada sin dedal, y que cuando se meten a una casa, es porque saben exactamente a lo que van.

Vi en un supermercado unas naranjas importadas a un costo de $2.250 la unidad, mientras las nuestras se pudren en los árboles porque es más costoso cogerlas que lo que pagan por ellas. Y no me vengan a decir que las extranjeras son mejores. Es como con las cervezas, que no falta el fantoche que paga altísimos precios por marcas importadas mientras que las que producimos en el país son inmejorables; e igual sucede con infinidad de productos. Definitivamente hay gente muy pendeja y ahí sí cabe decir que en este país se acaba primero el helecho que los marranos.

Que sigan comprando ociosidades que la vida es muy larga y da muchas vueltas, y nadie sabe si el día de mañana va a saltar matones; porque debe ser muy tenaz el remordimiento de haber derrochado el dinero en banalidades. En alguna parte leí que el próximo año va a ser el del consumismo. Sí, con la situación como está de jodida, todo el mundo va a tener que seguir con su mismo salario, con su mismo carro, con su mismo apartamento, con su mismo televisor, con su mismo matrimonio. ¡Quedan advertidos!
pmejiama1@une.net.co

martes, octubre 05, 2010

Un pajarito sin cola…

Así le decían a un niño ahora años cuando le iban a tomar una foto y el zambo no quería mirar a la cámara. Entonces, cuando el infante se interesaba por el cuento del tal pajarito y por fin dirigía sus ojos al punto indicado, el fotógrafo remataba la frase con un: Chito matola. La expresión la repetía el desesperado operador desde detrás de la cámara, en compañía de la mamá del infante, quienes buscaban la forma de llamar la atención del improvisado modelo a ver si podían dar por terminada la sesión. Y ahora pienso que se recurría a ese animal para tal fin porque la ilusión de los muchachitos de entonces era tener pajaritos en una jaula o si era posible, adiestrarlos para que volaran por toda la casa.

Infortunadamente no existía la cultura del respeto a los animales. Durante las vacaciones y días de asueto nos entreteníamos en potreros, lotes de engorde y nacientes urbanizaciones que ocupaban grandes zonas alrededor de la ciudad, y uno de los programas favoritos era cazar pajaritos. Conocíamos a la perfección la técnica para fabricar caucheras, para lo cual sólo debíamos comprar el caucho que vendían en las tiendas de barrio; la horqueta, ojalá de guayabo, se conseguía en cualquier monte, y el resto era un pedazo de cuero que sacábamos de un zapato viejo y unas pocas tachuelas para armar el adminículo. Tiempo después aparecieron los rifles de aire, para disparar balines o diábolos de plomo, y ahí sí fue la debacle para los indefensos plumíferos.

Y como si el daño no fuera suficiente, buscábamos con cuidado en los árboles los nidos de los pájaros para subirnos a ver si había huevos o pichones. Entonces visitábamos el lugar cada cierto tiempo para tratar de robarnos las crías cuando emplumaran y llevarlas para la casa a ver si crecían con nosotros. A diferencia de los canarios u otras aves que venden en las tiendas de mascotas y que están acostumbradas a esa vida porque no conocen otra, nosotros pretendíamos que un animalito salvaje se amañara en semejante encierro; seguro todos morían a las pocas horas de física tristeza. Era tal el salvajismo de los infantes, que si el nido no era asequible lo tumbábamos a las pedradas para conocer su contenido.

Repito, tan abominable proceder era algo cultural, aceptado por todos, normal y corriente. Ni en la casa, el colegio o el vecindario nos enseñaron acerca del respeto por los animales o por el medio ambiente. Todos los niños andaban con una cauchera en el bolsillo de atrás y nadie les decía nada, y la idea era coleccionar “pechitos” de pájaros de diferentes colores. Después de tumbar el animalito procedíamos a cortarle un trozo de piel del pecho, con sus respectivas plumas, y después de hacerle un tratamiento al cuero con ceniza para evitar que se pudriera, guardábamos el trofeo con mucho orgullo. Como los indios norteamericanos que arrancaban la cabellera de sus enemigos.

En alguna historieta o en un programa gringo empezamos a oír hablar de los clubes de observadores de aves y nos parecía algo absurdo, porque para nosotros los pajaritos estaban ahí, a la mano y en todas partes. Con el paso del tiempo y el daño que hemos infligido al planeta los animales han disminuido en forma considerable; por fortuna en nuestro país, y en especial esta región andina, existe una variedad de especies de aves que llama la atención de quienes son aficionados a observarlos. Disfruto conversar sobre el tema con Sergio Ocampo, Presidente de la Red Nacional de Observadores de Aves, quien me asegura que desde la ventana del apartamento puedo ver hasta 40 especies diferentes de aves. Sergio es un ornitólogo, o pajarólogo, comprometido y apasionado.

A eso de las 5 de la tarde empiezan a cruzar las bandadas de garzas que vienen del sur a buscar sus nidos en la zona de Monteleón, al norte; al otro día muy temprano en la mañana hacen el recorrido contrario. Llamamos caravanas a unas aves del mismo tamaño de las garzas pero con pintas blancas y negras, como de cebra, que se caracterizan por el ruido que hacen cuando atacan a cualquier animal o persona que ose arrimarse al nido; a pesar de que vivo enser un sector copado de edificaciones hay gran cantidad de caravanas que animan con sus graznidos el ambiente. Palomas collarejas y abuelitas pululan, y los copetones, pinches o afrecheros son muy comunes. También veo golondrinas, halcones, toches, azulejos, chamones, mayos y muchas otras especies.

Los que más disfruto son los colibríes. Les ofrecemos agua con azúcar en un bebedero especial para que arrimen a la ventana y podemos observarlos a pocos centímetros de distancia desde el otro lado del vidrio. Llegan varios tipos de tominejos, de diferentes tamaños y colores, y es fácil diferenciarlos unos de otros por sus características. Entre ellos hay peleas, cortejos, intimidaciones y de tanto observarlos los sentimos como de la familia.

Una mañana vimos una garza que hacía el recorrido contrario al de las demás y le aseguré a mi mujer que se trataba de una hembra. Ella muy extrañada dijo que cómo iba a saberlo desde tan lejos, y le respondí que lo deduje porque si se devolvió fue debido a que dejó las gafas o el celular.
pmejiama1@une.net.co