lunes, junio 07, 2010

El opio del pueblo.

No le como cuento a las tales profecías de Nostradamus ni de ningún otro quiromántico por el estilo. Se trata de textos acomodados, escritos con mucha habilidad, para que sean interpretados de diferentes maneras según el acontecimiento histórico al que se le quieran adaptar. Le veo más gracia a Julio Verne, quien en el siglo XVIII escribió novelas que fueron ficción para la época, pero que con el paso del tiempo se hicieron realidad; quien podría imaginar entonces que algún día el hombre lograría recorrer las profundidades del océano en un submarino, o más increíble aún, llegar a la luna en una nave espacial.

En cambio me interesó un video que encuentro en internet titulado Zeitgeist, que en alemán quiere decir “espíritu de una época”, donde presentan argumentos para exponer otra visión de ciertos acontecimientos de la historia que hemos aceptado sin detenernos a cavilar acerca de ellos. El primer tema que toca el programa versa acerca de las religiones, y en especial la católica, un asunto que se presta para discusiones y enfrentamientos por la manera como las personas defienden su devoción. Sin duda las tesis esgrimidas en el video dan mucho qué pensar, pero tampoco es como para aceptarlas como ciertas y verdaderas porque a la larga también son interpretaciones de dichos sucesos.

A mí, igual que a la mayoría, me matricularon en el catolicismo sin preguntarme. Bautizo, primera comunión, confirmación, misa los domingos, comunión el primer viernes del mes con el consabido susto por la confesada, vigilia los viernes de cuaresma, procesiones y visita a monumentos en Semana Santa, novenas en navidad, celebración de la semana Mariana, matrimonio por la iglesia y todos los ritos que nos impusieron por ser católicos, apostólicos y romanos. Nació mi hijo y no dudé en alinearlo en la misma creencia, sin detenerme a pensar lo que ahora me inquieta. Porque yo de pequeño también creía que Dios es un señor que está en el cielo y que puede ver todo lo que sucede en la tierra, así uno se encierre con llave y baje las persianas. Que vivía en el paraíso con María Santísima, ambos en cuerpo y alma como nos lo enseñaron en clase de religión, mientras las almas de los mortales tenían el privilegio de acompañarlos por haberse manejado bien en la tierra.

Por qué nunca nos hablaron de que nuestra religión coincide con otras en muchos aspectos. Que 3000 años antes de Cristo los egipcios adoraron a un dios solar representado en Horus, quien nació de una virgen un 25 de diciembre y que ésta debió huir porque querían asesinar a su hijo recién nacido. Horus tuvo 12 discípulos que correspondían a las constelaciones y durante el invierno, ese dios representado en el sol, se desplazaba hacia el sur hasta detenerse el 22 de diciembre, día del solsticio de invierno, en la constelación de la cruz del sur. Allí se quedaba estático durante 3 días, para nacer de nuevo e iniciar su regreso al norte el 25 de diciembre. Ese día el cinturón de Orión, conocido como “Las 3 Marías” o “los 3 Reyes Magos”, señalaba el lugar del nacimiento. Otra deidad, Sobk, caminó sobre las aguas y ofreció panes y peces a sus seguidores.

Ya con los años acaté que el catolicismo basa su enseñanza en la fe, que en pocas palabras quiere decir que debemos aceptar sus preceptos sin discutirlos, echarles cabeza o ahondar en ellos; lo que llaman tragar entero. Pero mi intelecto se negó a pasar de agache e insistió en desmenuzar los hechos, en investigar y controvertir, para toparme con infinidad de dudas y cuestionamientos. Luego viene la iglesia como intermediaria entre el Ser Supremo y su grey, y se encarga con sus desaciertos a través de la historia de espantar a muchos fieles.

Después de comparar el catolicismo con otras religiones, de leer algo acerca de ellas y sopesar sus pros y sus contras, encuentro un relato que al fin me identificó con una doctrina valedera. Resulta que un teólogo brasileño le preguntó al Dalai Lama cuál es la religión ideal, y cuando esperaba como respuesta que el budismo u otro culto oriental, el monje respondió que es aquella en la que cada uno crea. Que para él, la religión debe enseñar al hombre a distinguir entre el bien del mal, a respetar a los demás y comportase de forma irreprochable. A ser honesto, recto, ético y moral. Tolerante, comprensivo, responsable y generoso. Una religión que ante todo nos exija ser buenas personas.

Carlos Marx dijo con sabiduría que la religión es el opio del pueblo, frase valedera durante mucho tiempo, pero que en la actualidad ha perdido fuerza. Porque al menos en el catolicismo el dominio de la iglesia duró hasta nuestra generación, aunque muchos en la edad adulta nos declaramos “independientes” y optamos por una comunicación directa con Dios, sin mediadores. En cambio la juventud, que ya no logran manipular con el miedo al diablo y al castigo eterno, no le come cuento a nada. Sólo les quedan las masas ignorantes y obtusas que se aferran a la religión como náufragos a una tabla y que no controvierte ni objetan. Resta decir que toda religión tiene seguidores moderados, extremistas, fervientes, convencionales, independientes, apasionados, disidentes y los del montón, que son mayoría.
pmejiama1@une.net.co

4 comentarios:

JuanCé dijo...

Pablo:
La nueva definición de FE es muy buena: "Fe es creer en lo que tenemos la certeza que NO existe, pues si existiera, no necesitaríamos tener fe"
Te recomiendo el último librito de Saramago: CAIN (Compralo de esos en las esquinas) en el que se destapa la mayoría de bobadas que nos metieron en la cabeza a la brava, sin posibilidades de rechistar; la mayoría de cosas que la iglesia Católica, Apostólica y Romana pregonó como suyas, de un libro robado a los judíos (La Biblia)son tan traidas de los cabellos, tan estúpidas, que podemos, ahora si, reirnos sin temor y sin que nos quemen en una hoguera o nos apliquen esas cositas que tanto les gustaba en las mazmorras de la inquisición.

Poncho Mejía dijo...

Qué buen artículo... cuando le envié el link del Zeitgeist le quería decir que porqué no escribía sobre ello, pero no lo hice. Finalmente su mercé escribió.

Me gusta mucho además la definición de Juance de FE.

Y que "la religión es el opio el pueblo" de eso no me cabe duda!

AlejoM dijo...

Primero, el librito de Saramago no lo comprés en las esquinas...compralo legal que vale la pena. Segundo, me parece que este artículo debería estar en los textos de catequesis y en el reglamento de la universidad Javeriana, pa ver si así dejan de sacar al planeta a tanto castrado mental, con cara de borrego y que inunda las estadísticas de ahí hasta su muerte con el rótulo de la "mayoría"... es que la pereza mental, la incapacidad de entender lo efímero de la vida y vivir con eso sin temor, hacen que las religiones sean fecundas y prolijas... y los rebaños infinitos

Jorge Iván dijo...

Absolutamente todas las religiones se fundamentan en la FE. Hasta los ateos tienen FE en lo que no creen. Y absolutamente todos creemos en un ser superior, el cómo manifestarnos ante él es el meollo del asunto. Los únicos que no necesitan tener FE son los seguidores de la secta maradoniana, porque pudieron conocer a su diosioto en vida y verlo hacer piruetas y el ridículo por la pantalla del mundial.