martes, marzo 08, 2011

Cine predecible.

Espero que no me toque vivir el momento en que resuelvan producir todo el cine con esa nueva modalidad computarizada. Por medio de la tecnología de punta combinan actores de carne y hueso con imágenes virtuales, además de que no hay en las películas ni una toma en vivo, sino que todo se reproduce por medios electrónicos. Y cada vez son menos los artistas que aparecen en ese tipo de cine, porque ya en muchas películas los participantes, principales y extras, son en su totalidad animados. Todavía recurren a algunos famosos para que aporten sus voces a los protagonistas virtuales, pero muy pronto dejarán de hacerlo porque también lograrán reemplazarlas con la magia de la cibernética.

Imagínese lo que se ahorran al realizar toda una cinta fílmica en un estudio, sin tener que pagar los altos costos que cobran los artistas famosos ni verse obligados a buscar locaciones y montar escenarios. Peinarle los moños a los actores más reconocidos debe ser desgastante y oneroso, y la parafernalia para desplazarse a diferentes países o lugares apartados también genera unos costos bien significantes. En cambio la computadora puede con todo y no existe situación imaginable que no se pueda reproducir.

A pesar de que me hablan bellezas de ciertas películas de ficción o dibujos animados, nunca me han gustado. Ni la Guerra de las galaxias, El señor de los anillos, el Hombre Araña, Transformers, Shrek o Avatar. Cuando veo en los comerciales los ejércitos de robots, las naves espaciales, los animales que conversan y unos alienígenos muy sabiondos, pienso que mejor no le jalo al asunto. También soy enemigo del cine comercial, ese que miden por la taquilla recaudada y que a su alrededor se monta un gran mercadeo de suvenires, accesorios, prendas, juguetes y demás pendejadas. En general, las películas hechas en Hollywood no son de mi agrado; prefiero el cine independiente.

Los gringos tienen unos clichés que no han podido abandonar con el paso del tiempo. Siempre, cuando un carro va a explotar porque le pusieron una bomba, la cámara hace un acercamiento del suiche al momento de accionar la llave; a todos los vehículos en los edificios de parqueaderos les chirrean las llantas, así vayan despacio; cuando en alguna toma alguien ve televisión, sin falta se trata de una película vieja, en blanco y negro; nunca comen o beben lo que les sirven; y al insistir y detenerse en una toma es porque se trata de algo que tendrá trascendencia en el argumento. Y siempre hay entre los malos uno con buenos sentimientos, con el que el público se encariña, pero que sin falta muere al final de la cinta.

De Europa me gusta mucho el cine francés, alemán y español; disfruto el latinoamericano con preferencia por el mejicano y argentino; películas chinas y japonesas también hay muy buenas y en general de diferentes países del mundo aparecen de pronto unas producciones interesantes. Se diferencian del cine gringo en que son más lentas, con argumentos simples y cotidianos, sin tantos héroes ni personajes invencibles. Me intereso más por películas que participan en festivales como el de Berlín, San Sebastián, Cannes o Sundance, porque lo del Oscar me parece un show mediático, intrascendente y farandulero.

Me regalaron el libro Mi último suspiro, de Luis Buñuel, donde desde el primer renglón el viejo advierte que como él no sabe escribir, le pide el favor a un buen amigo para que plasme en el papel sus recuerdos y pensamientos. Un relato delicioso, ameno e interesante que cubre desde su nacimiento, en 1900, hasta un año antes de su muerte en 1983, y en el que recrea todos los pormenores de una vida intensa y fructífera. Dice Buñuel que se animó a hacer cine cuando vio El Acorazado Potemkin, película de cine mudo dirigida por el ruso Sergei Eisenstein y rodada en 1925. Por curiosidad me fui a Google y ahí la encontré, y además pude verla completica; después, cada que en el libro mencionaban una película del cineasta podía disfrutarla. La magia de internet.

Siempre he dicho que el cine de Hollywood es previsible y Buñuel lo confirma. En los años 50 fue contratado como observador de uno de los grandes estudios y en cierta ocasión le hablaron de un guión que tenían escogido para una próxima producción. Cuando le explicaban el argumento, el español interrumpió para decir que ya imaginaba cómo terminaba, a lo que respondieron que era imposible porque se trataba de un texto inédito. Aunque era media noche, invitó al otro a que visitaran a un amigo que vivía cerca y con quien desde hacía un tiempo practicaba un juego que entre ambos habían inventado; consistía en unos ficheros donde uno de ellos exponía las características de una película y el contrincante debía adivinar cómo terminaba. Entonces Buñuel procedió a relatar a su amigo el principio del argumento, lo que bastó para que el otro sentenciara cómo se desarrollaba y cuál era el final. El norteamericano no podía creer lo que oía y quedó convencido de que esos españoles de alguna forma ya conocían el guión.

Hoy en día con un buen televisor y un teatro casero, vemos el mejor cine desde la comodidad de la cama, cobijados hasta la cumbamba y con el botón de pausa a la mano por si cualquier eventualidad.
pmejiama1@une.net.co

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por ahí dicen que de tal palo tal astilla... esto se da con la única diferencia que a mi si me mata la ciencia ficción, y creo que la tecnología bien usada sin abusar tiene cabida en el cine.

Son embargo comprato completamente que hay mucho hueso gringo... por ejemplo las películas de Jackie Chan que no las puedo ver ni un domingo en la tarde durmiendo una siesta.

Y en cuanto al internet, hmmm creo que así como el mercado de la música se transformó después de Napster, Audiogalaxy,Lime Wire y los demás p2p... el del cine se tiene que preparar... es más ya mucha gente no va al cine sino que baja las películas. Por mi parte todavía las salas de cine me atraen.

Jorge Iván dijo...

De acuerdo con Pablo. De todo mi gusto el cine independiente. Descato el cine frances y el italiano. imposible olvidar "Bella de Dia". A diferencia tuya, sigo siendo un fanatico de ver el cine en los teatros, pero sin crispetas

BERNARDO MEJIA ARANGO bernardomejiaarango@gmail.com dijo...

De acuerdo con todo lo que usted dice en su nota mi estimado tataraprimo. Aunque veo algunas películas que me parecen entretenidas y mentirositas como Avatar, al final del día y un poco entra la noche termino como usted dice con la cobija hasta la cumbamba viendo el canal mexicano "De Película", ahí las pasan viejitas y auténticas.