miércoles, junio 27, 2012

Caracas in situ (II).

Nada como poder ir a un sitio, recorrerlo, hablar con la gente y experimentar algo de lo que se vive allá. La ciudad de Santiago de León de Caracas está conformada por el Distrito Capital y los municipios de Baruta, Chacao, El Hatillo, Sucre y Libertador (el más grande, pobre y chavista), localidades todas absorbidas por la urbe. Los diferentes municipios son gobiernistas u opositores, y esa polarización puede sentirse en el ambiente; mientras en unos la propaganda del gobierno agobia, en los otros se impone la publicidad que promueve al candidato opositor. También es notorio que en zonas afines al gobierno el mantenimiento de la malla vial es superior.


En las llamadas urbanizaciones, donde viven las personas de mayor poder adquisitivo, el odio hacia el gobierno de Chávez es absoluto. Lo llaman el “Mico-mandante” y llegan al extremo de mirar con malos ojos a la persona que posea un vehículo de color rojo, y ni hablar de los malos momentos que debe enfrentar quien por descuido vista prendas de ese color. Ellos están convencidos de que en las próximas elecciones de octubre ganará el candidato Capriles, quien representa a la oposición, aunque me quedan serias dudas porque está muy claro que “el que cuenta es el que gana”.

Del otro lado está el pueblo raso, los pobres, a quienes entregan un subsidio en metálico para que lo gasten como quieran; es tal la irresponsabilidad, que el gobierno ha llegado a repartir esa ayuda económica acompañada de algún alimento para las mujeres, como harina o arroz, mientras que a los hombres les entregan el dinero con una cajita de licor. Calcule cuántos de ellos terminarán en bares, cantinas y casas de citas. Otra forma de comprar respaldo popular es nombrar a las personas en cargos que no tienen que ejercer. Una empleada del servicio doméstico que trabajó en casa de unos amigos era a su vez maestra y recibía un salario mensual equivalente a quinientos mil pesos colombianos, con el agravante que la mujer no sabía leer ni escribir. Simplemente reclamaba su cheque quincenal y por lo tanto renunciaba a su empleo como doméstica por cualquier disgusto menor con la patrona.

Los empresarios, comerciantes, industriales, etc., viven en la incertidumbre porque bien es sabido que el Presidente cambia de parecer con mucha facilidad y en busca del apoyo popular toma medidas francamente peligrosas para los inversionistas. Supe de una multinacional que tuvo planta de producción en Venezuela y hace una década generaba dos mil quinientos empleos, personal que en la actualidad no llega a los cien porque prefirieron cerrar la fábrica y dedicarse sólo a comercializar lo que produce la empresa en países vecinos. Otra cosa es que el Gobierno Bolivariano con mucha regularidad les pide grandes cantidades de mercancía y el valor de la misma debe anotarse en el libro de pérdidas.

En Caracas actualmente hay que andarse con cuidado. El gobierno envía funcionarios para que visiten residencias particulares con la disculpa que van a contar cuántas bombillas utilizan, y si tienen ahorradoras, con el único fin de ver si en los hogares sobra espacio. De ser así, son obligados a recibir personas que el gobierno destina para ser alojadas; y ante eso no hay tutía. También pueden verse muchos inmuebles expropiados, desde el emblemático hotel Hilton, hoy transformado en hotel Alba, hasta la mayoría de moteles que están convertidos en centros de refugio para damnificados del invierno. El desabastecimiento de ciertos productos también es notorio, hasta el punto que nuestra anfitriona pidió como regalo desde Colombia una buena provisión de papel higiénico y servilletas. Claro que a su vez los medicamentos son, para nosotros, a precios irrisorios.

Caracas es encantadora, cosmopolita y pintoresca. En sus amplias calles y avenidas pululan los árboles, además de muchos parques que invitan al recogimiento. Al recorrerla se entrelazan la arquitectura tradicional con la moderna y en las colinas circundantes una maraña de vías conduce al visitante a una gran diversidad de paisajes y experiencias. Sus gentes amables y alegres, de sangre Caribe, me hicieron sentir como en casa. Lástima que tantos han debido abandonar el país debido a la situación, pues el gobierno irresponsable dilapida los recursos de un territorio privilegiado. Por fortuna en nuestras ciudades muchos de ellos han encontrado un acogedor refugio donde soportar su pasajero exilio.

La comida típica de Venezuela se basa en las arepas rellenas: la reina pepiada, con pollo y aguacate; pelúa, con queso y carne desmechada; dominó, con caraota y queso; y la tradicional cachapa, arepa de chócolo rellena de pernil y queso telita o de mano. También existe una especie de bandeja paisa que llaman pabellón.

Algunas expresiones llamaron mi atención, como que al maracuyá le dicen parchita; a la granadilla, parchita colombiana; al banano, cambur; al plátano maduro, cambur amarillo; a la papaya, lechosa; y a la panela, papelón. Las camionetas son gandolas; los corotos, macundales; la encerrona, guarimba; currucutear es chismosear y echarle pichón es ponerle ganas. Allá no se soborna, se matraquea; en vez de enguayabado, enratonao; el tacaño es pichirre y el pinchado sifrino. Le dicen pana al amigo, catire al rubio y niche al ordinario.

Gracias a la generosidad de unos buenos amigos Caracas perdurará en mi recuerdo, aunque espero regresar algún día porque faltó tanto por conocer…

pamear@telmex.net.co

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con los anteriores gobiernos el pueblo no gozaba de lo que tú mencionas. ¿No has notado que los de derecha chillan y patalean cuando pierden el poder? No solo hay que mirar lo malo que hace Chávez, sino también lo bueno. Me quedo mil veces con Chávez y no con Alvaro Uribe. A este si le tengo miedo...

BERNARDO MEJIA ARANGO bernardomejiaarango@gmail.com dijo...

Con relación a quien me ganó al hacer primero un comentario:

Ambos extremos son malos. Yo no he sufrido los daños de un socialismo mal concebido, pero si he sufrido el daño que Alvaro Uribe le hizo y le quiere seguir haciendo al país. Y cuando quieran les digo cuál fue el daño, o mejor dicho los daños.

- Lástima de Venezuela, un país tan bello y tan rico como el nuestro, pero tan "llevado" en manos de un loco extremista.

- Colombia y Venezuela, dos países tan ricos pero con tanto borrego, por no citar a los especímenes porcinos en lugar de los ovinos.

- Me sostengo en lo dicho como comentario en la primer entrega de este artículo.

Cordial saludo tataratataraprimo.