…y échate a dormir, dice el
adagio popular y como todos los refranes resume en pocas palabras una verdad
irrebatible. Claro que la fama que más se arraiga entre la gente es la mala, la
que hace daño o denigra, porque cuando se trata de algo positivo no es fácil
que trascienda. Un ejemplo puede verse en nuestro país donde la mayoría de sus
habitantes tildan a los pastusos de brutos, ignorantes y caídos del zarzo, pero
realice una encuesta a ver cuántos conocen siquiera a un nativo de la capital
de Nariño que cumpla con esas características. Seguro habrá casos aislados,
porque como reza otro refrán tradicional, en todas partes se cuecen habas.
La mala fama, de cualquier tipo,
es conocida también como estigma. Son varias las acepciones del vocablo y entre
ellas la que se refiere a las marcas de los clavos de Cristo en la cruz, las
cuales aparecen en ciertas personas muy comprometidas con su fe católica (yo,
tan escéptico que ni siquiera creo en los clavos, ahora para tragarme semejante
cuento). Estigma se refiere además, entre otras definiciones, a una marca hecha
con hierro candente como signo de deshonra o esclavitud. Que lo estigmaticen a
uno sin causa justa es algo que duele y ofende, como sucede a quienes nos
ufanamos de ser personas honestas, rectas y decentes, y sin embargo por el solo
hecho de haber nacido en Colombia nos tildan en el mundo entero de delincuentes
y mafiosos. ¡Qué injusticia!
Otro ejemplo claro de
estigmatización es la mariguana. La mayoría de la gente se escandaliza al
enterarse de que alguien la fuma, y ni hablar cuando los padres de un
adolescente le descubren un “moño” olvidado en el bolsillo, porque ponen el
grito en el cielo. En ese caso podría decirse que de los males el menor, porque
al compararlo con otros vicios puede llegar a ser preferible. Estoy seguro de
que la adicción al tabaco causa muchísimas más víctimas que la yerba en
cuestión, y que los efectos del alcohol llevan al ser humano a innumerables
actos de irresponsabilidad que en muchos casos terminan en tragedia.
La Cannabis sativa fue permitida
en la mayoría de países hasta principios del siglo XX. En muchos casos su
prohibición se debió a causas políticas y económicas, como en Estados Unidos
donde poderosos conglomerados (ej. las familias Hearst y Du Pont) le hicieron
la guerra al cultivo de la planta porque competía con la explotación maderera y
la producción de papel, y la fibra de cáñamo con su resistencia se interponía
al éxito logrado por las fibras sintéticas lanzadas al mercado por el sello Du
Pont. Durante la prohibición del alcohol en la década de 1920 fue muy
perseguida porque muchos optaron por fumarla para compensar en algo la
necesidad de ingerir sustancias estimulantes.
La mariguana ha sido utilizada
por el ser humano desde tiempos remotos y existen pruebas arqueológicas que datan
de hace cinco mil años; en diferentes culturas se usó como estimulante, para
combatir enfermedades y en muchos casos para rendir tributo a los dioses. Desde
que el hombre habita el planeta ha buscado la forma de embotar sus sentidos con
drogas y bebidas fermentadas. Siempre ha sido común que los artistas ingieran
sustancias estimulantes para inspirarse y la mariguana ha sido una de las más
usadas; para la muestra, en algunas pipas pertenecientes a Shakespeare
encontraron residuos de la yerba y algunos de sus escritos hacen alusión a ella
(Soneto #27, Viaje en mi cabeza).
No tengo bases científicas de las
bondades o perjuicios de la yerba en el organismo humano, pero después de leer
al respecto me queda la percepción que son varios los beneficios farmacéuticos que
la planta aporta a la ciencia. En muchos países es permitido su uso para fines terapéuticos
y está comprobada su eficacia en tratamientos del SIDA, ayuda a soportar la
quimioterapia, mitiga los síntomas de la esclerosis múltiple, combate dolores
neurológicos y reduce la presión ocular relacionada al glaucoma, entre otros.
Tampoco digo que sea beneficioso consumirla, pero mientras la persona no abuse
de ella los síntomas se limitan al comportamiento: abulia, apatía e
indiferencia; el mayor riesgo es que el consumidor sea proclive a las
adicciones y después busque sustancias más fuertes.
Mi adolescencia transcurrió en la
década de 1970 y entonces mucha juventud fumaba mariguana. En su momento la
probé, pero no me aficioné a ella porque me hacía un efecto contrario y
terminaba con dolor de cabeza, mareo y malestar general; lo que llamábamos “la
malpa”. Pero conozco muchas personas que desde entonces consumen mariguana con
regularidad y todos presentan un comportamiento normal, son buenos padres de
familia, ciudadanos responsables, artistas geniales y algunos de una
inteligencia superior.
Como en mi casa éramos tantos
hermanos en las primeras comuniones nos regalaron infinidad de biblias y
misales, que venían en ediciones de lujo y un papel de arroz muy fino, ideal
para utilizar como “sábana”, el papelito con el que se arma el varillo. Cuando
crecimos mi mamá resolvió regalar esos libros sagrados, pero al revisarlos para
confirmar su estado no podía entender por qué estaban todos picados con tijera.
Hasta que alguno se apiadó de ella y le explicó la razón, a lo que exclamó
mirando al cielo: “estos muchachitos me van a purificar”.
@pamear55
2 comentarios:
Buenas noches pariente lejano: conmigo el asunto es así de sencillo: no la he probado, nunca me ha interesado y sencillamente no me arriesgo.
Al el centro de investigaciones donde trabajé en Bogotá durante diez años, llevaban a quemar toneladas debido a la disponibilidad del horno crematorio de nuestra institución. A veces el viento arrastraba el humo hacia los potreros de la Universidad Nacional. Imagino que mas de uno se debe haber "trabado".
Siempre recuerdo el desfile de funcionarios, una mesa portatil, una máquina de escribir, la policía, el acta, los testigos y muchas cosas y personas más que hacían parte de la procesión y la ceremonia de eliminación de la yerba.
Tengo una amiga médica especializada en epidemiología y para los ojos de esta especialidad, este es el orden con que el gobierno (desde el punto de vista de la salud) ataca los vicios nombrados:
1. (Más grave) Tabaco.
2. (Intermedio) Alcohol.
3. (Menos grave) Marihuana.
Por otro lado aunque para mi el Tegretol (medicamento contra las convulsiones) me ha dado buen resultado, sé de personas en estados unidos que después de tratar varios medicamentos anti convulsivos terminan en la mariguana por los efectos relajantes de esta planta a nivel muscular y sus efectos anti pasmódicos que reducen las probabilidades de tener convulsiones.
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