sábado, agosto 22, 2015

Quién me explica.

Existen detalles del diario vivir que por más que les demos vueltas no podemos encontrarles una explicación, situación incómoda que ofusca y desespera. Comenta uno esas situaciones con amigos y contertulios y todos están de acuerdo, se hacen las mismas preguntas y lamentan saber que a pesar del sentimiento unánime parezca imposible evitar tanto abuso, y que aunque es de conocimiento de todos quiénes son los responsables, no haya forma de castigarlos. Nadie dice nada, nunca pasa nada y los pícaros seguirán montados en el potro por siempre jamás.

Quién puede entender que uno vaya al banco a abrir un CDT con unos ahorros bien luchados y le paguen unos intereses de miseria, que lo único que producen es rabia. Pero va a la misma entidad financiera a solicitar un crédito y hay que ver la tajada que le sacan desde que firma; ni hablar de los intereses por un sobregiro o por el consumo con tarjeta de crédito. De igual manera cobran un dineral por cualquiera de los servicios que ofrecen. Un banco funciona con el billete de los clientes y así abusen y nos den en la cabeza, ahí seguimos todos en fila a la espera de que nos atiendan. Si seremos bien pendejos. 

Otro cuento que nos tiene con el pelo parado es el embeleco de los dos peajes que piensan clavarnos de aquí a Mariquita. Hasta ahora nunca se habían atrevido a gravar ese recorrido con un peaje porque las especificaciones de la vía son arcaicas e incómodas, pero ahora que le están metiendo mano se les abrieron las agallas y vieron ahí la oportunidad para ponernos a pagar. Está bien que si la carretera rectificada nos va a ahorrar tiempo, si no será necesario atravesar Padua y Fresno porque tendrán variantes y demás mejoras significativas, instalen un peaje que ojalá sea después de Petaqueros, para que no aísle más una rica región del oriente del departamento.

Falta menos de un semestre para que finalice la administración de nuestro alcalde y aprovecho para hacerle un cuestionamiento desde ahora, porque es sabido que en las últimas semanas no queda tiempo para nada y menos para dar explicaciones. Varias veces desde esta columna he preguntado lo mismo y nada que recibo una respuesta satisfactoria. Pero insisto, doctor Rojas: ¿puede decirnos qué pasa con el cable a Los Yarumos?

Lo último que recuerdo, hace ya mucho tiempo, es que hacía falta un repuesto, que ya estaba encargado pero que se demoraba un poquito. Supusimos entonces que sería cosa de dos o tres meses, pero ahí está ese elefante blanco desde hace varios años con el único fin de sacarnos la piedra cada que lo vemos. Desde que lo inauguraron y durante el poco tiempo que funcionó, quienes lo usaron decían que eso sonaba muy miedoso, que parecía que fuera a caerse en cualquier momento. Pues tenían razón, porque muy grave tuvo que ser el diagnóstico para que la única opción fuera abandonarlo.

Sabemos que usted recibió el cable ya inaugurado, pero eso no quiere decir que su administración pueda desentenderse del problema. Vamos a completar cuatro años con ese monumento a la desidia, que costó más de 6 mil millones de pesos, y nadie volvió a decir nada al respecto. Yo al menos quiero saber en qué va ese proceso, si tenemos esperanza de verlo operar de nuevo, cuánto se demora, etc., y lo más importante: Quiénes son los directos responsables de semejante descalabro. Qué tal que alguno ande de candidato para algún cargo y la ciudadanía, olvidadiza que es, termine por premiarlo.

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