sábado, junio 30, 2007

Refranes actualizados.

Todo lo que se ha escrito o dicho sobre filosofía en la historia del hombre está sintetizado en el refranero popular. Ahí puede usted encontrar respuesta a cualquier incógnita. Los refranes resumen todo un tratado hasta dejarlo convertido en una corta frase; para cualquier situación existe un dicho que lo retrata a la perfección; y se echa mano de ellos para sustituir lo que otros aprenden en la academia después de muchos años de estudio. Un campesino analfabeto dicta cátedra de vida cuando recurre a los refranes y los acomoda a su forma de enfrentar la existencia. Los proverbios chinos resumen la filosofía de un pueblo que nos lleva mucha ventaja de supervivencia sobre este planeta, y es así como las diferentes culturas han recopilado su sabiduría con sentencias propias.

Desde pequeño uno escucha este tipo de máximas y aprende a utilizarlas en el momento preciso, pero muy pocos se han detenido a analizarlas a fondo. Y caí en cuenta de esto hace poco cuando leí algo al respecto, lo cual me hizo pensar seriamente en el asunto. Porque así como no estoy de acuerdo en cambiarle el nombre a las cosas porque sí, reconozco que la sociedad ha evolucionado y el comportamiento de las personas ya no es el mismo, y por lo tanto se podrían reconsiderar algunos refranes que ya están mandados a recoger. Voy a recordar algunos a ver si vale la pena meterles el diente.

Siempre hemos oído decir que mal de muchos consuelo de tontos. Pues fíjese que no me parece, porque cuando los males son en patota lo sacan a uno de muchos bollos y le dan cierta justificación a las embarradas. Por ejemplo si a un muchacho lo suspenden tres días del colegio por alguna causa, en la casa lo castigan y le arman tremendo escándalo. Pero si llega con el cuento que suspendieron a todo el grupo por una conducta incorrecta, es posible que la mamá interceda por él mientras aduce que a la fija fueron esos otros vándalos que perjudicaron al niño. O si llega un vendaval y arranca de cuajo el techo de su casa, con seguridad se lo traga la tierra y tiene que buscar la forma de arreglar el daño. Pero si la tragedia es general y hay cientos de casas perjudicadas, el gobierno debe poner la cara y empezar a repartir tejas, colchones, cobijas y mercados. De manera que bienvenido el mal de muchos.

Si fuera cierto que a quien madruga dios le ayuda, aquellos recicladores que empiezan a recorrer las calles en las primeras horas de la madrugada estarían en la gloria. O el campesino que abre el ojo a las 4 de la mañana para pelar el café y empezar labores; o tantos otros que nunca se han perdido la salida del sol. Francamente no entiendo por qué el Divino Hacedor va a tener preferencia por los que abandonan el nido a primera hora, si hasta donde tengo entendido el hecho de dormir hasta más tardecito no está relacionado en la lista de pecados, ni siquiera veniales. Con lo bueno que es hacer pereza a esas horas, sobre todo cuando el día amanece lluvioso y destemplado.

También aconsejan que a caballo regalado no se le mira el colmillo (porque hay quienes con solo mirarle las muelas a un táparo saben calcularle la edad). Como quien dice no se le debe sacar pero por el simple hecho de ser un obsequio, sin importar que el jumento no sirva ni para alimentar leones de circo. Qué tal esa vaina. Es como cuando estábamos chiquitos y había que recibir cualquier mecha de pantalón que nos heredaba un hermano mayor, el cual debíamos agradecer y luego usar hasta que no le cupiera un remiendo más. Ni hablar cuando recibíamos de regalo la remontada de unos pelles de zapatos que un primo ya había desechado.

Qué tal ahora como está de delicada la cosa con las feministas, de esas que en todo ven la sombra de los machos, para que insistan con el cuento que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. ¡Pamplinas!, como dicen en las tiras cómicas. Si ahora las mujeres son las que ocupan los cargos importantes y ahí sí que los maridos aparecen como unos peleles. Además, después de conocer algunas historias puede asegurarse que detrás de los grandes hombres la mayoría de las veces hay dos, y hasta más féminas. No les falta una novia, varias mozas y los levantes de ocasión. Otra cosa es que detrás de muchos lo que hay es otro hombre. O digan si no. Tampoco han faltado los personajes importantes que contrajeron con unas viejas pendejas sin ninguna gracia.

Respecto al tema del mal de muchos recordé un cuento de mi sobrina Cristina Mejía cuando estaba en la primaria. Un viernes la recogieron en el colegio y ella muy excitada empezó a contar que unas compañeras de la clase tenían que presentarse con los papás el lunes a primera hora en la rectoría; nombraba a la una, se refería a la otra, agregaba a fulanita, mientras disfrazaba con adornos la causa por la que las habían castigado. La muchachita al fin se quedó callada durante unos segundos, hasta que sin querer queriendo agregó:
- ¡Ah!, se me olvidaba. Ustedes también tienen que ir.
pmejiama1@une.net.co

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A propósito del refrán "Al que madruga, Dios le ayuda": si alguien madruga y se encuentra una billetera llena de dinero, ¿no es para pensar que más madrugó el que la perdió?
Así el refrán pierde su esencia.

Cordial saludo,

"Ogil"

* * *

Anónimo dijo...

Completamente en que todo lo que uno necesita saber de la vida está resumido en los refranes. Agregaría las rancheras y los vallenatos.

Yo pensé que iba a hablar de algunos refranes que necesitan urgentemente actualización por anacrónicos o haber perdido vigencia... por ejemplo la otra vez hablaba de "unas son de cal y otras son de arena", que la verdad uno no entiende que diablos significa eso...

Jorge Iván dijo...

Amigo Oscar, quien perdió la billetera no fue por madrugar sino por trasnochar.
Para Patton. ese refrán lo entiendo así: en la vida a veces ganamos y a veces perdemos, así la cal y la arena sean primas terceras.
Hablando de los madrugadores, concretamente los recicladores, les cuento que, al menos el de mi cuadra, aqui en Medellín, no cambia un día por menos de $40.000, o sea que ese man tiene sueldo de profesional recien salido del horno.
Pablo, saludos cordiales.