martes, enero 22, 2008

Me salen letreros.

En nuestro medio se presentan sucesos de una espectacularidad que nadie puede quedarse sin opinar. Los hechos parecen sacados de una novela de ficción y son tan inusuales que todavía logran movernos el piso a los colombianos, que a estas alturas ya deberíamos tener el cuero curtido de tanto aguantar. Por fortuna aún nos queda capacidad de asombro. El novelón de la liberación de las secuestradas en las últimas semanas mantuvo al país, y a la comunidad internacional, expectante y alterada ante los diferentes bandazos que se dieron con el paso de los días. Lo cierto del caso es que la insurgencia logró enfrentar a los presidentes de dos países hermanos, y que dicho rifirrafe lo único que nos puede dejar son unas consecuencias nefastas en el ámbito económico, del que los más perjudicados somos nosotros. Porque para nadie es un secreto que en cualquier pelea el que lleva del bulto es el más pobre.

Debemos tener muy claro que en este juego político, como en cualquier encuentro deportivo, quien recibe la pelota es el que acapara toda la atención, y que en la forma como la devuelva al terreno contrario está el éxito de su desempeño en el partido. Por lo tanto cualquier cosa que hagan o digan Uribe, Chávez o la guerrilla, ha sido analizada hasta en el más mínimo detalle. Ejércitos de asesores y analistas políticos son los encargados de preparar las jugadas, después de poner en una balanza las posibilidades de éxito o de fracaso del movimiento táctico de turno. Pienso que todos sus actos tienen un trasfondo político y una segunda intención para hacer puntos a favor.

El columnista Daniel Samper Pizano comparó la pelotera entre los dos mandatarios con una pelea de boxeo, donde el presidente Uribe recibe una andanada de golpes que lo ponen al borde del nocaut en todos los asaltos, y cuando está a punto de caer en el último episodio, echa mano de la información acerca del niño Emmanuel en manos del Instituto de bienestar familiar. Entonces el que besa la lona de una manera estruendosa es el chafarote vecino, para quedar como un zapato ante sus conciudadanos y ante el mundo entero. Nadie puede negar que en este caso a Uribe lo salvó la campana, porque de haber salido exitoso el circo que montaron en Villavicencio, habría quedado como el malo de la película. Ni hablar de la piedra que deben tener el ex presidente Argentino, el oportunista director de cine y demás representantes venidos del exterior que se prestaron para semejante oso.

De lo que no cabe duda es que todo este asunto se enredó cuando entraron al tinglado Chávez y la negra Piedad, porque ambos son ególatras, camorreros, cáusticos y ávidos de protagonismo. Que ni mandado a hacer el escenario para que el atravesado comandante de a conocer al mundo su proyecto expansionista, en el que ya tiene reclutados a varios seguidores de países paupérrimos que ven en él la solución a sus problemas económicos. Así como el genial Donoso, también venezolano, habla por intermedio de sus personajes de marionetas, el ventrílocuo Chávez dice lo que toca a través de Evo Morales, Correa y Ortega.

El Bienestar familiar quedó muy bien con el asunto del niño, porque sin saber de quien se trataba le dieron a su caso el trámite correspondiente y cuando descubrieron su identidad ya le habían practicado 3 cirugías en el brazo lesionado. Pero como Chávez no podía quedarse con su orgullo herido, pactó con las FARC para que hicieran la liberación prometida a cambio de recomendarle al mundo que los reconozca como fuerza beligerante. Dicho y hecho. Al otro día, sin hacer uso de sus marionetas, se puso la banda presidencial, se chantó medallas, escudos y colgandejos, y canceló la deuda cuando ante la asamblea nacional despachó la absurda propuesta.

Emotivo fue ver el reencuentro de Clara con su hijo, y a la señora Consuelo cargar a la pequeña nieta que no conocía; por cierto, dos mujeres ejemplares por su estoicismo y serenidad. Pero no podemos caer en el síndrome de Estocolmo y agradecer a la guerrilla por su gesto bondadoso y humanitario. Dos liberaciones de un grupo de casi 750 rehenes representan un porcentaje insignificante, y peor si tenemos en cuenta que siguen los secuestros de civiles inocentes.

La realidad es triste pero hay que enfrentarla. Las FARC no van a desprenderse del único instrumento que tienen para hacerse notar de la comunidad internacional, además que los prisioneros les sirven de escudos humanos para evitar bombardeos. Crea intriga el hecho que permitan a sus prisioneros relatar la manera infrahumana como los tienen en su cautiverio; porque sin duda el correo es controlado, pero todos los testimonios coinciden en querer mostrar una realidad escalofriante y aterradora. La tristeza que genera oír esos relatos alimenta a la vez un odio visceral en contra de la fuerza insurgente, y aunque pienso que ellos lo que buscan es apretar clavijas, están obteniendo el efecto contrario.

Muchos acusan al Presidente de insensible por no aflojar, y de seguir así va a tocar recurrir a un referéndum para que seamos los más de 40 millones de colombianos quienes digamos si estamos dispuestos a entregarles el país a cambio de los secuestrados.
pmejiama1@une.net.co

1 comentario:

Jorge Iván dijo...

Estas en lo cierto Pablo. el unico patrimonio que tienen las farc son los secuestrados, de ahí que no esperemos cánjes o acuerdos con nombres rimbombantes. Son unos farc..santes de siete suelas