miércoles, agosto 04, 2010

Todo es posible.

Me pregunto cómo serán las cosas de las que uno nunca se entera. Cuántas conspiraciones y triquiñuelas sucederán a diario, en nuestras narices, las mismas que sólo conocen unos pocos que además se benefician de ellas. El ciudadano del común se pone al corriente de lo que sucede y como se lo dicen debe aceptarlo, así malicie y haga suposiciones que van mucho más allá de lo que informan. No cabe duda de que son los grandes conglomerados económicos, y sus mafias, los que manejan los hilos de la humanidad y que líderes políticos, religiosos y demás mandamases fungen de títeres y marionetas. Pero sin olvidar que la palabra mafia se refiere a cualquier organización ilícita clandestina, y no sólo a los tradicionales padrinos italianos, a traficantes de drogas y armas, a bandidos emergentes de la Rusia moderna, sino a quienes se mueven en los más altos círculos del poder en todo el planeta.

Esos poderosos que direccionan los acontecimientos que sacuden a la humanidad, son los mismos que ordenan tapar rapidito las posibles filtraciones que existan de su delictivo proceder. Recordemos cuando murió el Papa Juan Pablo I, quien apenas iniciaba su pontificado, y los rumores sobre un posible asesinato empezaron a difundirse, hasta que de un momento a otro no se habló más del asunto y el caso quedó archivado. Igual ha sucedido con infinidad de casos. Los autores materiales de los más sonados magnicidios casi siempre son atrapados, pero de quienes planean y ordenan nunca se sabe nada. Así como las grandes conspiraciones, las guerras y demás conflictos.

Durante la década de 1930, en Alemania, Adolfo Hitler maquinó e intrigó en la política hasta llevar a ese país a una guerra que marcó la historia de la humanidad. En el año 33, unas pocas semanas antes de las elecciones parlamentarias, un comunista holandés ingresó al Reichstag, el edificio del congreso, y le prendió fuego. El hecho fue aprovechado por los nazis para convencer al electorado de que el comunismo buscaba apoderarse del poder y que ellos eran la solución; y aunque algunos sospecharon que había sido un montaje, nunca hubo pruebas y al final el resultado fue el esperado. En 1939, cuando todo estaba dado para iniciar la invasión a los países vecinos, la pantomima se realizó en un puesto fronterizo donde miembros de la SS disfrazados con uniformes de los guardias vecinos, atacaron un destacamento alemán y así encendieron la chispa del abominable conflicto.

Sin duda los gringos han sido los campeones en eso de inventar guerras. Un conflicto armado es una de las formas más expeditas para activar la economía de un país, y durante la Segunda guerra mundial los estadounidenses no sabían cómo hacer para que los metieran al baile. Una flota de sus barcos abastecía a los ingleses, escudados en un supuesto contrato de arrendamiento, pero eso no bastaba para ellos y entonces decidieron puchar la flota del pacífico en Pearl Harbor para tentar al imperio del sol naciente. Aseguran los australianos que informaron a Estados Unidos sobre la armada japonesa, cuando esta se dirigía a Hawái a destruir la flota, y que nadie movió un dedo para repeler el ataque. Un entierro de héroes para los caídos, unos cuantos buques que se pierden y todo un pueblo que recibe con angustia la noticia del ingreso a la guerra.

A principios de los años 90 Sadam Husein dio papaya al invadir Kuwait, lo que bastó para que los gringos comprometieran a sus aliados y procedieran de inmediato a fungir de pacificadores, su papel preferido; aunque nadie entiende por qué en esa ocasión no dieron el golpe final a los iraquíes y dejaron pendiente el asunto. Años después, con la disculpa que Husein escondía armas químicas en su territorio, inventaron una novela para tener patente de corso y rematar la faena. Muchos expertos visitaron el país oriental, comisiones de la ONU, de la Unión Europea y la OTAN, pero nunca encontraron pruebas. Los gringos, con el pretexto que tenían esos arsenales muy bien escondidos, encabezaron una nueva invasión a Irak para evitar que esos demonios musulmanes acabaran con la humanidad.

No faltan quienes dudan de los ataques terroristas de Septiembre 11. Hay un documental que genera muchas dudas y aunque cuesta creer tanta maldad, vale la pena verlo porque presenta unas pruebas muy convincentes (lo encuentran en http://www.vimeo.com/8853580). Lo cierto es que los estadounidenses hacen lo que sea para apoderarse de los territorios ricos en reservas naturales, sobre todo en petróleo. Ahora, sigue Venezuela y el primer paso fue instalarse en territorio colombiano para tenerlos ahí, a tiro de escupa; el vencimiento del contrato para utilizar territorio ecuatoriano para su base de Manta, fue la disculpa perfecta para firmar un tratado con Colombia que les permita un mejor accionar en nuestro territorio.

Se reafirman mis dudas cuando oigo a un dirigente venezolano esgrimir la misma teoría, con el argumento extra que como ahora todo lo que huela a terrorismo es enemigo del imperio, después de que un juez español denunció los vínculos de ETA con Venezuela ya tienen disculpa para invadir ese nido de extremistas. Siempre he sido enemigo del intervencionismo, pero en este caso debo confesar que si de paso le callan la boca al troglodita vecino, ¡p´antier es tarde!
pmejiama1@une.net.co

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué buenas influencias ha traído el Zeitgeist no?

Jorge Iván dijo...

Pablo, pasaste por alto la sacada de las mechas que le pegó Estados Unidos a Manuel Antonio Noriega, en ese entonces, octubre de 1989, comandante de la defensa panameña. Es que ese, y otros canales, siguen siendo muy apetecidos.