Cómo será lo que desconocemos
respecto a la tecnología de punta, si con lo que nos llega a las gentes del
común chorreamos la baba. Las agencias de inteligencia de los países más
desarrollados adelantan investigaciones en todos los campos científicos para
lograr la supremacía; muestra de ello podíamos verlo en las películas de James
Bond, cuando el famoso espía visitaba al viejo encargado del laboratorio donde
ponían a punto los últimos inventos. De ahí salió el novedoso automóvil que
cambiaba la placa, chorreaba aceite en la vía para deshacerse de sus
perseguidores y eyectaba el asiento del copiloto con el indeseado ocupante de
turno. También fue famoso el “zapatófono” del Super agente 86.
Pero sin duda aquellos
adminículos tan novedosos entonces, ahora parecen juguetes ante los avances
tecnológicos con los que equipan a los agentes secretos. Quien dude del poder
de estas potencias que averigüe con los altos mandos del vecino gobierno
venezolano, quienes dicen tener pruebas de que el terremoto que destruyó Haití
hace unos años fue causado por los gringos, quienes enterraron una bomba
atómica en un lugar estratégico para acabar hasta con el tendido de la perra en
ese pobre y olvidado territorio. Como que también saben algo acerca de la forma
como esos mismos enemigos inocularon el cáncer al camarada comandante, un
trabajo meticuloso que surtió sus efectos en el momento preciso.
Como dicen que nada queda oculto
bajo las piedras, empiezan a circular rumores sobre las nuevas incursiones de
los espías imperialistas en los círculos del poder bolivariano. Parece que
infiltraron un agente especial que se hizo pasar por camarógrafo de la
televisión estatal, para instalar en su cámara un dispositivo que pudo leer los
pensamientos de quienes estuvieron presentes durante el velorio y las honras
fúnebres del desaparecido presidente. Esa vaina me suena a ciencia ficción,
pero con las cosas que se ven hoy en día definitivamente todo parece posible;
más, después de conocer algunos apartes de lo que lograron averiguar en las
mentes de los cariacontecidos dignatarios.
Parece que no fue bien recibido
por la mayoría que los hubieran puesto a hacer guardia de honor, función que
está reservada a representantes de las diferentes fuerzas armadas. Para la muestra,
lo que pasaba por la cabeza del Príncipe de Asturias mientras cumplía con su
turno al lado del cajón: “Joder tío, siquiera mi pare no vino a esta hostia
porque los habría mandao a toos a tomar por culo. Acaso no se enteran quién soy
yo, para que me paren aquí como un bolardo. La mare que los parió”. Mientras
tanto Evo sufría: “Puuuucha madre, tengo entumidas las corvas de estar parao.
Qué jooooda pues, cómo se nos iba a morir este compadrito; ahora quién carajo
me indica lo que tengo que decir en las cumbres de presidentes; y lo piorrr,
sin los auxilios que nos mandaba el comandante cómo nos vamos a arreglar. ¡Ayúdame
pacha mama!, porque nos tragó la tierra, pues”.
En esas el camarógrafo enfocó al
preocupado Ahmadineyad: “Bor las barbas de Mahoma, cúmo se me fue a bandar esa
infiel encima, que no alcancé ni a esquivala. Ora quién abuanta bundamentalistas que me acusarán de becador bor
abrazar esa vieja. Cúmo vine a esta lejanía, en vez de bandar binistro; claro
que este muerto nos acompañó en guerra contra demonios imberialistas”. Mientras
tanto Cristina los miraba a todos por encima del hombro, con su facha de
madame: “Ché, qué boludéz. Ojalá se me piante un lagrimón, para al menos
parecer triste. Ahora cómo nos bancaremos sin el petróleo que nos donaban, aunque
siento un fresco porque me quité al tipejo este de encima. Claro que Maduro ya me clavó el ojo… ¡definitivamente soy
irresistiiiiible!”
El presidente Santos también quedó
registrado: “Ala, qué oso, la negra del turbante parece una magdalena. ¿Tendría
su enredo con Chávez? Tiene que ser, porque llora a moco tendido... En todo
caso así te quería ver, brabucón deslenguado. Imagino al libertador pagando
escondederos a peso, porque aguantarse tu verborrea por toda la eternidad…
¡Bendito!” Mientras tanto Ortega hacía esfuerzos para que no se le cerraran los
ojos: “Esto se acaba o me les duermo; mire la hora que es y nosotros sin
almorzar. Maldita sea, con este calor y semejante pelotera. No falta sino que este
se mande un discurso de varias horas, como los que acostumbraba su jefe. Pero
lo que es esta noche me desquito; que nuestro embajador consiga unas nenas y el
vivo al baile”.
Raúl Castro se veía nervioso e
inquieto: “Qué vaina, caballero. Ojalá haya quedao bien montao el cuento,
porque de no seguir el gobierno bolivariano nos fregamos. Y Fidel con esa
llamadera me va a enloquecer; como si fuera muy fácil tramar todo y comprometerlos
desde ya. Porque donde nos corten el chorro…”. Con su cara de cagalástimas Rafael
Correa hacía pucheros: “Compañero, cómo te fuiste a morir preciso cuando ambos
fuimos reelectos. Espero que le hayas dejado instrucciones a esta gente para
que se manejen bien, porque si llegan a agarrarse se nos cae la estantería”. Al
que pillaron sin querer fue al embajador gringo: “¡Shit!, que no arme trifulca
porque seguro este chusma coge contra mí. Latinos mucho lo folclóricos; hacer
fila para ver gorila este. Lo siento por family, pero buen muerto. ¡Yesssss!
pablomejiaarango.blogspot.com
1 comentario:
Y del grupo de Maduro (casi podrido) que? Y de los lambericas que aparecen detrás cada que habla, que?
Es probable que el dispositivo no pueda leer sus mentes, pero de lo que si se da uno cuenta es de que ni ellos mismos se creen el cuento, tienen una cara de pendejos poco convencidos. Lo mismo pasaba cuando salía Chavez a la palestra.
Cordial saludo pariente lejano....
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