miércoles, noviembre 27, 2013

Información amañada.


En qué momento el periodismo radial en Colombia dejó de informar y de investigar, para dedicarse a manipular la audiencia. Comunicadores amañados a quienes se les nota a la legua sus preferencias, disputan la sintonía en las mañanas cuando los oyentes aprovechan su compañía mientras se alistan para iniciar la jornada; otro momento ideal para entretenerse con la radio es durante los eternos recorridos diarios, debido al caos vehicular. La imparcialidad es cosa del pasado y produce rabia ver cómo estos artistas mediáticos linchan desde sus trincheras a quienes no son de sus afectos, mientras acomodan las entrevistas con aquellos cercanos a los intereses del grupo económico que los respalda.

Todos los días reniego al oír a Julito Sánchez y su noticiero farandulero, pero francamente no encuentro una mejor opción. Desde de que Juan Gossaín dejó las noticias de la cadena básica de RCN perdí interés por esa emisora, porque francamente Pachito Santos no dio la medida. La emisión de esa cadena en FM se convirtió en el fortín de Vicky Dávila, una zamba que saltó al estrellato sin tocar aro y ahora se cree la vaca que más pasto tapa. Otra descartada es la cadena básica de Caracol, pues un chupamedias como Arizmendi repele y empalaga. Muchos alaban el programa dirigido por Fernando Londoño, pero definitivamente no le jalo a una visión tan cargada para una sola causa, como el apoyo absoluto del ex ministro al Uribismo y su crítica acérrima contra el gobierno; lo considero de un extremismo extremo.

De manera que me toca optar por La W, aunque debo reconocer que es entretenida y a ratos el humor hace presencia, pero la parcialidad de sus periodistas es francamente chocante; por fortuna Alberto Casas, y ahora el español Rafael Manzano, son hombres racionales y ecuánimes que participan oportunamente cuando sus compañeros acorralan como hienas hambrientas al invitado de turno. Claro que destapan ollas, desenmascaran corruptos y malandrines, cuestionan políticos y denuncian irregularidades, pero no enfrentan a todos los invitados con el mismo criterio.

Por ejemplo llaman a uno de los implicados en el caso Interbolsa, quien se mueve en el mismo círculo social de Julito, y desde el saludo puede notarse que son amigos de toda la vida. Entonces el director acepta sus explicaciones sin rechistar, lo deja hablar a sus anchas y además se encarga de que la charla sea relajada; y como es lógico, los lacayos de la mesa tratan al invitado con igual consideración. Por el contrario si se trata del alcalde de Soacha, un funcionario del montón, el policía investigado o cualquier ciudadano de a pie, le caen todos en gavilla y ni siquiera le permiten defenderse. Para finalizar la entrevista Julio le mete un regaño, lo ridiculiza y procede a condenarlo de manera perentoria.

El asunto de la pauta publicitaria es otro escollo para que la información sea imparcial, porque sin duda es la que sostiene a los medios de comunicación. De esa misma pauta se valen los grandes grupos económicos para acallar contradictores, direccionar conciencias, apoyar candidaturas, presionar decisiones y demás formas de imponer sus conveniencias. El que tiene plata marranea y en este caso se cumple el dicho al pie de la letra.

Ante cualquier tragedia sucedida en nuestro país los periodistas rasos salen en desbandada a buscar un culpable para ponerle el sambenito, sin indagar primero las causas del desastre, el historial, cómo sucedieron los hechos y sobre todo sin enterarse de las conclusiones de los investigadores. Una información apresurada y fuera de contexto puede acabar con la reputación de personas o empresas, algo imposible de recuperar porque está claro que a la gente le cala es el amarillismo y la sevicia. La maledicencia es dañina, injusta y repudiable.

Se cae un edificio en Medellín y de inmediato señalan al constructor, al calculista, al curador, que fue por la calidad del concreto, la saturación de edificios en la zona y otras tantas causas posibles, pero al no poder señalar a ninguno con seguridad, enfilaron baterías contra el alcalde dizque porque andaba muy orondo de vacaciones en Europa. Como si el tipo, igual que cualquier empleado, no tuviera derecho a tomarse su período de descanso. Seguro planeó las vacaciones, organizó los horarios de su familia para poder viajar juntos, dejó a una excelente funcionaria encargada de remplazarlo y se fue tranquilo. Por casualidad ocurre la tragedia y vienen a señalarlo de irresponsable, porque no madrugó al oro día para solidarizarse con los damnificados. Creerán que basta con dirigirse al aeropuerto y subirse al primer avión que aparezca.

Importante el control que ejerce la prensa, además de eficaz, y ello puede comprobarse al ver el respeto que le tienen corruptos, politiqueros, funcionarios ineficientes, militares torcidos y demás personajes por el estilo. Pero que no abusen de esa herramienta, porque muchos periodistas creen estar por encima de los demás y a donde llegan presentan la credencial convencidos de que eso los exime de hacer fila y pagar por el ingreso; y que nadie ose controvertirlos o quiera ponerlos en su sitio porque se lo traga la tierra.

En nuestro medio el oficio de comunicador es mal remunerado y ello se presta para que algunos vendan su conciencia, mientras afortunadamente muchos otros honestos y comprometidos se encargan de engrandecer nuestra radio.
pablomejiaarango.blogspot.com

1 comentario:

BERNARDO MEJIA ARANGO bernardomejiaarango@gmail.com dijo...

Buenos días pariente tataratataraprimo: leyendo su artículo, rápidamente hice un resumesn así.

1. Me mamé de la emisora de "Julito"
2. El tal Pachito Santos nunca ha sido nada, aparte de sapo. Periodista? nunca. Político? menos. Es un pobre lambericas.
3. En la mañana, mientras me preparo para salir a trabajar, escucho la 88.5 que es una emisora de Carvajal. Tiene un programa bueno que se llama "Panorama musical colombiano". Cero noticias.
4. Cuando llego a mi sede de trabajo, me entero (Sin querer) de todos los bochinches nacionales e internacionales, incluyendo los del turismo en la Habana pagado por el bolsillo nuestro.
5. Cuando me pierdo los bochinches, en la noche prendo la T.V., veo los titulares de las noticias y pare de contar.
6. Nunca, jamás, veo u oigo a Carlos Antonio Vélez, es un vomitivo.
7. Cuando quiero algo interesante, espero su columna los viernes, aparte de los regalos visuales que de vez en cuando usted gentilmente me envía.
8. No necesito más. Con las preocupaciones cuotidianas tengo la dosis de estres que mi cuerpo habitualmente me pide.