En nuestro medio padecer una enfermedad, aparte del
malestar físico y mental que significa para el enfermo, representa un verdadero
viacrucis que lo pone a voltear por clínicas, consultorios, oficinas,
laboratorios y demás dependencias relacionadas con la salud. Son tantas las
talanqueras que ponen al usuario que este llega a pensar que lo quieren
aburrir, para que desista, y muchos se mueren mientras esperan a que les
autoricen un examen. Pues en esas andaban los papás de Jesus unos días antes
del tan esperado alumbramiento.
Después de varias horas de esperar turno, por fin José
llega a la ventanilla. Figúrese su mercé que necesito autorizar este esamen,
porque mi mujer está a punto de coger la cama y... Mire bebé –le dice una zamba
repelente-, no me eche todo ese cuento que yo solo recibo los papeles; eso va a
un comité médico y en unos días le avisan si está autorizado. Si no lo llaman, comuníquese
usted con el cero uno ocho mil que aparece aquí abajo. Por lo que más quiera
señorita –insiste él mientras le dice en tono confidente-, mire que ese niño va
a ser alguien muy importante pa la humanidá y… Oigan a este con las que sale
–comenta la vieja con una compañera-, qué viejito tan cacharro.
De camino a casa el ebanista decide averiguar los
datos de la partera que le recomendó el farmaceuta del barrio, porque a ese
paso no hay riesgos de tener los exámenes antes de que nazca el muchachito. Por
encimita le cuenta a su mujer cómo le fue y sin querer, se le chispotió haber
hablado acerca de la importancia del retoño que esperaban. Pero cuántas veces
le he alvertido –dice María bastante molesta-, que eso no se habla con nadies;
mire que nos comprometimos a guardar el secreto. En todo caso si se aparece de
nuevo el arcángel a hacenos el reclamo, usté habla con él porque al fin y al
cabo fue el que metió las patas.
José se acuerda de contar hasta diez antes de
responder, para evitar decir algo de lo que después se arrepintiera, y más
tranquilo pone los puntos sobre la íes. Vea mija, quiero decile que si la cosa
es así, entoes busquen quién se preste para este cuento porque yo tal vez no le
jalo. De manera que después de voltiar como un trompo, derrengao como estoy; de
tener que aguantame unas jedionditas que me tratan de bebé porque soy mayorcito;
de las burlas cuando digo que el muchachito es mío; y de que me bananién en
todas partes; ¿ahora voy a salir a debeles? Pues si viene el ángel ese lo mando
pa... Ya viejo, calmate que así no arreglamos nada –dice la mujer- lo que pasa
es que una también se ofusca.
Pasan la siguiente semana pendientes del teléfono, a
la espera de la dichosa llamada, y salen por turnos para no dejar de contestarlo.
Todos los días José reniega por la demora y es hasta que no se aguanta y resuelve
llamar. Y empieza con el julepe del centro de llamadas, brinque de tecla en
tecla y cuando llega a la extensión correspondiente, preciso en esa no
contestan. Entonces escoge la opción de quejas y reclamos, donde le informan
que su diligencia es en el número que ha marcado cien veces sin obtener
respuesta. Ahí se sale de la ropa ese hombre y le dice a la vieja hasta de qué
se va a morir, mientras María se da bendiciones y le hace señas para que se
calme.
Al fin puede comunicarse con la encargada y esta le
informa que la solicitud tiene una inconsistencia, porque el medicamento no puede
autorizarse sin que se le practique a la paciente un examen del líquido
amniótico; y que la cita para la ecografía es para dentro de tres meses. José
cambia de colores, de la piedra, y no le queda sino colgar porque le va a dar un
patatús. María trata de tranquilizarlo: Viejo, no se despeluque con esas niñas
que ellas no saben ni de lo que hablan. Mejor tómese esta agüita de toronjil y
olvídese de todo; no jeringuiemos más que ya estoy mejorcita y el niño es pa
esta semana.
Dicho y hecho, porque esa misma noche salen a las volandas
para el hospital. Ríase el trabajo pa conseguir carro –comentan al taxista-,
por fortuna pasó usté. De buenas que cogí la carrera –responde el tipo-, porque
salí a hacer un mandao; y los llevo porque van p´allí no más, pues estaba a
punto de tomame un guaro y después pailas. Por poquito les toca pedile cacao a
algún vecino pa que los lleve, porque les cuento pues que hoy no trabaja es
nadie; ojalá en el hospital encuentren quién los atienda, y más ustedes que deben
tener Sisben.
2 comentarios:
Excelente radiografía de ese sistema loco, inhumano e hijueputamente irresponsable de prestar dizque servicios de salud por medio de las mal llamadas EPS.
Mire usted: una de mis hermanas se hizo el autoexamen de senos y descubrió una masa de alrededor de 1 cm de diámetro.Eso fué en octubre de 2013. Fue por consulta general y el concepto del médico era que debía ir donde un mastólogo: allí comenzó el calvario porque pasadas varias semanas no le había autorizado la cita. Pagamos todos los exámes en forma particular al igual que la cita con el mastólogo quien opinó que tenía cáncer de mama y que debía ser operada lo antes posible para extirparle el tumor. Pues la EPS, pasadas otras semanas no había autorizado el segundo proceso, la cirugía. Que pasó? Pagamos la cirugía y todo el servicio de hospitalización al mismo médico y la clínica que hace las intervenciones para la EPS donde está afiliada. Nuestras averiguaciones no llevaron a determinar que hasta 2014 no había citas con especialistas ni menos cirugías porque la EPS no le había cancelado a la clínica los servicios prestados desde tiempo atrás.
QUE TAL ESTO? PARA QUÉ PROMUEVEN LA DETECCIÓN TEMPRANA DE CANCER DE SENO SI LAS EPS NO HACEN LO QUE LES CORRESPONDE? QUE PASA CON QUIENES NO TIENEN COMO ACCEDER A LOS SERVICIOS EN FORMA PARTICULAR Y QUIENES NO TIENEN UN FAMILIAR PATÓLOGO QUIEN ENTIENDA LA GRAVEDAD DE UN PROCESO SE ESTOS?
DESDE LUEGO QUE ESTAMOS EN PROCESO DE DEMANDA A LA EPS Y ACUSACIÓN ANTE LA SUPERSALUD. NO HAY DERECHO.
Pabloprimo:
Ay, Pablo. Todo esto que narras parece un chiste y bastante bueno por cierto; pero llora uno sabiendo que todo eso es correcto en este país que como decíamos, dizque sigue siendo feliz.
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