sábado, diciembre 16, 2006

COMO QUE COMO NATILLA.

Llega otro diciembre y sigo dando guerra. Ya son tres las navidades que corono después del diagnóstico de un melanoma en agosto de 2004. Claro que si a cualquiera se le enfría hasta la pajarilla al recibir la noticia, es peor cuando aparece la temida metástasis; por lo tanto después de sacar el tumor de la cara, fue necesario un vaciamiento lateral de cuello y el pescuezo me quedó como el de Frankenstein, pero sin tornillo. Por fortuna la limpieza quedó como muy bien jalada, porque hasta el momento no ha retoñado la porquería ésa. De manera que contrario a lo que creíamos muchos, como que como natilla otra vez. Bueno, esto es un decir, porque me empalaga ese mazacote re-dulce que reparten en esta época por poncheradas.

El optimismo y la actitud positiva son indispensables para una buena recuperación del cáncer, pero hay otras cosas muy importantes para lograr salir incólume de la dura prueba (aunque incólume quiere decir sano, sin lesión ni menoscabo, y por bien que le vaya a uno en este parto siempre le persisten secuelas y problemillas). El apoyo de los familiares y amigos es primordial para que el enfermo soporte los diferentes tratamientos, ya que es común que la difícil situación torne al paciente impaciente y por lo tanto los allegados deben armarse de paciencia. Un médico amable, sincero, optimista y con buen humor representa medio tratamiento; muchas veces llegué a donde el doctor Juan Paulo Cardona dispuesto a tirar la toalla, pero él sutilmente me convenció de persistir.

Lo que no hay derecho es que un ciudadano deba enfrentar, aparte de la angustia que genera padecer la enfermedad, los trámites, papeleos, requisitos, inconvenientes, filas, turnos, viajes perdidos, esperas, incomodidades, malos entendidos y todo ese caos que representa la salud en Colombia. No hablo en nombre propio porque gracias a buenos amigos, a la suerte y a que mi Dios no me desamparó, la atención ha sido inmejorable y la EPS cumplió con la entrega de los medicamentos más costosos. Sin embargo hubo trabas y complicaciones, pero comparado con los casos que conocí no cabe duda de que puedo darme por muy bien servido.

Un ejemplo conciso: debido a la quimioterapia cada mes se presentaba una disminución importante de las defensas y por lo tanto debía proceder con un tratamiento consistente en 5 inyecciones, una diaria, cuyo costo unitario era de 250 mil pesos. El médico recomendaba categóricamente que la primera dosis había que aplicarla al salir de la consulta y por fortuna pude conseguirlo prestado en todas las oportunidades, porque la EPS lo entregaba un mes después de hecha la solicitud. La mayoría de la gente no tiene recursos para comprar ese medicamento (reitero que esto es cada mes), y cuando le pregunté al doctor cual es el riesgo si no es aplicado de inmediato, respondió que la posibilidad de morir es muy alta. Siempre que recibía la primera inyección, que por cierto me ponía más maluco que un “pocillao” de babas, no pensaba en lo que me subía pierna arriba sino en aquellos que en ese preciso instante estarían desesperados en busca de la plata prestada, o empeñando hasta los calzones para levantarse más de un millón de pesos que costaban las cinco diminutas ampolletas.

Lo fregado del asunto, es que igual al ejemplo anterior son muchos los males que se derivan de la enfermedad central, porque los diferentes tratamientos descuadran el funcionamiento del organismo y empiezan a aparecer achaques en seguidilla. Un remedio cualquiera produce estreñimiento y esto repercute en unas hemorroides bien espantosas; la tiroides se jode y los síntomas son muchos, por lo que toca agregar otra pastilla a la larga lista; la piel reseca hay que tratarla con cremas y pomadas; échese aquello para evitar la caída del pelo; haga buches con esto para la resequedad en la boca; tome esta pastica para que pueda dormir; ingiera potasio para combatir el desaliento; ojo con la tensión arterial; y puedo seguir con una lista interminable de medicamentos, la mayoría de los cuales no los cubre el POS o simplemente están agotados. De manera que la platica que antes destinaba a la parranda del fin de semana, se iba completica en la compra de medicinas.

En estos casos no queda sino hacer de tripas corazón y pensar que así como llegan las cosas, igual pasan. Ser muy positivo pero sin desconocer la realidad; siempre tener presente que la situación es delicada y en cualquier momento puede complicarse. Un día llegué del chequeo mensual muy contento y casualmente en la televisión el doctor Cardona participaba en un programa de opinión. Ante una pregunta del entrevistador, respondió que la estadística de éxito en tratamientos cancerológicos es del 51%. Mi mujer quiso que le explicara y le expuse que de 1000 enfermos sobreviven 510, cifra que le pareció positiva; sin embargo, agregué, de 100 se salvan 51 y lo más tenaz, de 2 solo uno salva pellis.

En cierta ocasión, mientras conversaba con unos amigos, expresé que esta experiencia cambia la vida y que en muchos casos hasta empieza uno a cumplir años otra vez. Todos se extrañaron y cuando exigieron explicación, les dije que es común que dentro de un tiempo alguien comente:
-Oíste, fue hace 2 o 3 años que se murió fulanito.
pmejiama1@une.net.co

1 comentario:

Anónimo dijo...

Valiente testimonio, de increíble buen humor. Un químico farmacéutico me contó que esos medicamentos pueden fabricarse y venderse por una quinta parte del valor actual, y aún así se obtenían ganancias. Cordial saludo.