Con la modalidad de periódicos y revistas en línea ya no es necesario oír noticias en radio o ver telenoticieros. Basta darle varias miradas durante el día a los medios electrónicos de preferencia para estar enterado de todo lo que sucede, con la opción de acceder a videos que muestran lo más relevante. Por romanticismo puede mantenerse la suscripción a un medio impreso y así tener el gusto de madrugar a recogerlo debajo de la puerta, ojearlo mientras disfruta de un café, untarse de tinta y sobre todo llevarlo al baño para hacer el crucigrama.
Puede suponerse que los medios impresos desaparecerán en un futuro, porque aunque en la actualidad es reducido el número de personas que tienen acceso a la red, está claro que con el avance de la tecnología y la rebaja en los precios de los equipos electrónicos, llegará el día que quienes tengan capacidad económica para adquirir periódicos y revistas, puedan acceder a esos mismos medios a través de las pantallas. Además, la situación del planeta exige reducir la tala de árboles utilizados para producir papel.
Lo cierto del caso es que con tanta información que tenemos a mano no queda tiempo sino para ojear titulares y profundizar sólo en aquellas noticias que llamen nuestra atención. Pues un vicio que he cogido en ese diario trasegar por los diferentes medios electrónicos, mientras recorro las primeras páginas, es hacerme comentarios mentales acerca de cada noticia. Por cierto, nunca se me ha ocurrido hacer una encuesta entre allegados a ver si comparten conmigo esa modalidad. Lo que sí puedo asegurar es que el ejercicio es entretenido y copio ejemplos de noticias recientes publicadas en varios medios nacionales; así aparecieron redactadas y entre paréntesis van mis comentarios.
La tercera parte de los alimentos en el mundo se desperdicia, según FAO (¡qué FEO!). El portal de internet Muchoviaje ya está en la red (ojalá salga pronto Muchavieja). Lucas Papademos es el nuevo primer ministro de Grecia (debería llamarse Papadenos). “Estoy hundida” le dice Valerie Domínguez a su ex novio en correos (y acaso quién fue el que la hundió, mamita). Mujer ha visto tres asaltos en buses, en menos de mes y medio (cualquier atracador han visto más). Piedad Córdova invitó a los estudiantes a continuar con el paro (¡negra zampada y oportunista!). Manizales y el suroccidente del país sin gas (como dicen los sardinos ¡GAS!). Demi Moore anuncia que se divorciará de Ashton Kutcher (¿y a mí qué?). Las hermanas Williams se presentan en Medellín (queda más fácil, y sale más barato, ir al zoológico de Pereira).
“No me inicié sexualmente con un joven en mi adolescencia”, Pelé (lo que nos faltaba: que Pelé sea dañao). Ecuador acusa a Uribe de querer hacer ver a Correa como “concesivo” con FARC (¿y esa vaina qué es?). Fonseca tiene un millón de amigos en Twitter (el sueño de Roberto Carlos). Cantante Adele se recupera de una cirugía en las cuerdas vocales (¿se las templarían?). Alias Timochenko nuevo comandante de las FARC (ya huele maluco). Cocinero de Gadafi reveló detalles de la vida sexual del ex dictador (conocedor de todo lo que se comía). Tecnología ayuda a descubrir mentirosos a través del rostro (eso ya existía: escupa y no se ría). Chapinero, ¿el enclave gay de Bogotá? (con decir que lo llaman Gaypinero, al supermercado Gayrulla y al gimnasio Bodygay). Españoles huyen a Argentina en busca de empleo (mientras no se vengan para acá…).
Fiesta de grado de colegio siguió a pesar de muerte de estudiante (como quien dice, el muerto al hoyo…). Hace mucho debió llegar el metro a Bogotá (¿cuándo salió?). 56 personas inscritas para ser Director Administrativo de la Cámara (y dónde se inscribe uno o qué…) Fantasma se apareció en estación de policía de Bogotá (seguro lo atracaron y fue a poner el denuncio). Elecciones de Egipto podrían ser de aquí a junio de 2012 (¡larguísimas!). Un bombero amenazó durante 7 horas con suicidarse en el norte de Bogotá (ese lo que quería era llamar la atención). Gaula rescata a defensor público que llevaba tres meses secuestrado (y ahora… ¿quién podrá defendernos?). Se cayó otro asesor de Petro por tener medida de aseguramiento (¿por esa bobada?). Asaltan a vendedor de casas (cuántas se le llevarían).
Teo Gutiérrez no mete goles, pero sí la pata en Argentina (corroncho lengüilargo). Rey de España sufrió accidente doméstico que le causó hematoma en un ojo (¿no sería más bien que la reina le dio un sopapo?). Manifestaciones en Egipto para pedir la dimisión de la Junta Militar (salieron de Guatemala…). Contraloría indagará a Mintransporte por emergencia en La Línea (no falta sino que le echen la culpa al Ministro). Congresistas sí deben tener un trato especial: Juan Manuel Corso (¡Qué pecaito!). Cubanos van a descubrir los créditos bancarios (no saben lo que les sube pierna arriba). Manizales registra los dos primeros quemados con pólvora (se les dijo, se les advirtió, se les re-co-men-dó…). “Las carreteras colombianas son un monumental retraso”: prensa inglesa (descubrieron que el agua moja). George Clooney dice que perdió la virginidad demasiado joven (dónde quedaría esa cachucha). ¿Cómo escoger frutas y verduras en el supermercado? (¡con plata!). “El ladrón me perseguía con la pistola afuera” (me late que se trataba de un exhibicionista).
pamear@telmex.net.co
miércoles, noviembre 30, 2011
lunes, noviembre 21, 2011
Festival del correveidile.
A muchos manizaleños les dio por decir que nos cayó una maldición y se preguntan si nos poposió un pajarito, nos levantamos con el pie izquierdo o fue que matamos un cura, dizque porque la tragedia se ensañó con nuestra ciudad. Dicha situación la aprovechan medios de comunicación y lengüilargos de todo el país para darle rienda suelta a su amarillismo desbordado, y no es sino ver la lista de “tragedias” que mencionan para demostrar que esta ciudad está a punto de colapsar.
Lo sucedido en el tubo en San Francisco fue un accidente fatal ocurrido a los empleados de una empresa contratista que realizaba trabajos para la CHEC; por más señas fue en Chinchiná, no en Manizales. El incendio del barrio El Aguacate es un hecho lamentable que sucede con cierta frecuencia en cualquier lugar donde existan improvisadas viviendas construidas con madera. Otro incendio destruyó dos bodegas de la Industria Licorera y allí se consumieron toneladas de alcohol, pero si la aseguradora responde no es mucho lo que hay que lamentar. El problema del agua fue una emergencia, una dificultad, un problema mayor, una calamidad, pero de tragedia no tuvo nada. Tragedia la del barrio Cervantes, funesto episodio que gracias a programas de prevención desde hace mucho tiempo no se presentaba en Manizales.
Por una confusión al momento de informarse, el Presidente Santos dijo a todo el país que las muertes del Cervantes pudieron evitarse porque el barrio debió ser evacuado. Si la cosa es así, pienso que el 80% de la ciudad tiene que desalojarse de inmediato para evitar otra tragedia, porque con esta forma de llover en cualquier momento se viene otro derrumbe. Parece que los manizaleños no tuviéramos memoria: busco en internet y encuentro un informe presentado por la Alcaldía de Manizales y la Universidad Nacional, relacionado con la ola invernal de 1993. Sólo en mayo hubo 20 deslizamientos, para seguir con una racha trágica entre septiembre y diciembre, mes que se recuerda especialmente por el deslizamiento del barrio La Carolita.
Durante la crisis del agua es entendible que la gente se enfurezca y que mientras hacen la fila para llenar sus baldes se dediquen a renegar de los supuestos responsables, pero con cabeza fría debemos reconocer que durante muchos años hemos tenido un excelente servicio de acueducto y alcantarillado. Un problema coyuntural causó el inmenso traumatismo, y ojalá aparezcan los responsables y paguen por ello, pero eso no puede borrar de un plumazo el trabajo de anteriores gerentes y de tantos manizaleños que laboran con responsabilidad y entrega en Aguas de Manizales. Reflexionemos y tratemos de recordad cuántas veces nos hemos quedado sin el servicio de agua en la última década.
Por culpa de nosotros mismos nos convertimos en la comidilla de todo el mundo y en el centro de burlas, puyas y señalamientos. Lo que empezó con el cruce por los medios electrónicos de algunos montajes fotográficos, caricaturas y chistes, terminó en un grotesco espectáculo de sevicia y maledicencia. Que fulano me dijo, que si supiste, que cómo te parece, que se rumora… Pero nadie tiene pruebas concretas, nadie hace denuncias puntuales, no existen movimientos de protesta serios y comprometidos; tiramos la piedra y escondemos la mano. Las redes sociales se convirtieron en herramienta para desfogar ansiedades, para que los resentidos vomiten todo su veneno, para personalizar odios y rencores.
Estamos ante un linchamiento moral contra el alcalde y el gerente de la empresa del acueducto, sin pruebas y sin darles derecho a defenderse. Ahora quieren endilgarles también la responsabilidad por lo sucedido en el barrio Cervantes, cuando los organismos de control apenas investigan los hechos; llama la atención además que todo el mundo resultó experto en ingeniería hidráulica, en geología, en manejo de taludes y demás ciencias afines. Esperemos siquiera a tener los veredictos definitivos para entrar a juzgar, porque de seguir a este paso vamos a terminar comportándonos como miembros de la Inquisición o del Ku Kux Klan.
Me duele ver al alcalde y al gerente de Aguas de Manizales convertidos en blanco de habladurías procedentes de todas partes. Si las investigaciones demuestran que tienen responsabilidad en los hechos, ambos deberán responder por sus actos y seré el primero en juzgar su proceder. Es más, dije en una columna anterior que debieron arreglar el problema de la planta de Niza con mayor celeridad, pero ahora reconozco que ignoro sus argumentos para obrar como lo hicieron y por lo tanto no tengo elementos de juicio para dar un veredicto.
Al gerente del acueducto no lo conozco, mientras que del alcalde soy amigo desde que tengo uso de razón. Nuestros padres fueron los mejores camaradas y durante mi existencia he compartido con Juan momentos inolvidables, por lo que ahora no voy a salir a negarlo como el apóstol aquel. Nunca he tenido con él tratos comerciales o contractuales y puedo decir que en los últimos 10 años nos hemos visto en muy pocas ocasiones, pero los buenos amigos no necesitan juntarse para conservar su relación. Seguramente Juan Manuel enfrentará procesos y pesquisas en el futuro próximo, y de resultar responsable reprocharé su comportamiento, pero nunca le daré la espalda. Porque los amigos son hermanos escogidos por uno y a un hermano se le apoya en las buenas y en las malas.
pamear@telmex.net.co
Lo sucedido en el tubo en San Francisco fue un accidente fatal ocurrido a los empleados de una empresa contratista que realizaba trabajos para la CHEC; por más señas fue en Chinchiná, no en Manizales. El incendio del barrio El Aguacate es un hecho lamentable que sucede con cierta frecuencia en cualquier lugar donde existan improvisadas viviendas construidas con madera. Otro incendio destruyó dos bodegas de la Industria Licorera y allí se consumieron toneladas de alcohol, pero si la aseguradora responde no es mucho lo que hay que lamentar. El problema del agua fue una emergencia, una dificultad, un problema mayor, una calamidad, pero de tragedia no tuvo nada. Tragedia la del barrio Cervantes, funesto episodio que gracias a programas de prevención desde hace mucho tiempo no se presentaba en Manizales.
Por una confusión al momento de informarse, el Presidente Santos dijo a todo el país que las muertes del Cervantes pudieron evitarse porque el barrio debió ser evacuado. Si la cosa es así, pienso que el 80% de la ciudad tiene que desalojarse de inmediato para evitar otra tragedia, porque con esta forma de llover en cualquier momento se viene otro derrumbe. Parece que los manizaleños no tuviéramos memoria: busco en internet y encuentro un informe presentado por la Alcaldía de Manizales y la Universidad Nacional, relacionado con la ola invernal de 1993. Sólo en mayo hubo 20 deslizamientos, para seguir con una racha trágica entre septiembre y diciembre, mes que se recuerda especialmente por el deslizamiento del barrio La Carolita.
Durante la crisis del agua es entendible que la gente se enfurezca y que mientras hacen la fila para llenar sus baldes se dediquen a renegar de los supuestos responsables, pero con cabeza fría debemos reconocer que durante muchos años hemos tenido un excelente servicio de acueducto y alcantarillado. Un problema coyuntural causó el inmenso traumatismo, y ojalá aparezcan los responsables y paguen por ello, pero eso no puede borrar de un plumazo el trabajo de anteriores gerentes y de tantos manizaleños que laboran con responsabilidad y entrega en Aguas de Manizales. Reflexionemos y tratemos de recordad cuántas veces nos hemos quedado sin el servicio de agua en la última década.
Por culpa de nosotros mismos nos convertimos en la comidilla de todo el mundo y en el centro de burlas, puyas y señalamientos. Lo que empezó con el cruce por los medios electrónicos de algunos montajes fotográficos, caricaturas y chistes, terminó en un grotesco espectáculo de sevicia y maledicencia. Que fulano me dijo, que si supiste, que cómo te parece, que se rumora… Pero nadie tiene pruebas concretas, nadie hace denuncias puntuales, no existen movimientos de protesta serios y comprometidos; tiramos la piedra y escondemos la mano. Las redes sociales se convirtieron en herramienta para desfogar ansiedades, para que los resentidos vomiten todo su veneno, para personalizar odios y rencores.
Estamos ante un linchamiento moral contra el alcalde y el gerente de la empresa del acueducto, sin pruebas y sin darles derecho a defenderse. Ahora quieren endilgarles también la responsabilidad por lo sucedido en el barrio Cervantes, cuando los organismos de control apenas investigan los hechos; llama la atención además que todo el mundo resultó experto en ingeniería hidráulica, en geología, en manejo de taludes y demás ciencias afines. Esperemos siquiera a tener los veredictos definitivos para entrar a juzgar, porque de seguir a este paso vamos a terminar comportándonos como miembros de la Inquisición o del Ku Kux Klan.
Me duele ver al alcalde y al gerente de Aguas de Manizales convertidos en blanco de habladurías procedentes de todas partes. Si las investigaciones demuestran que tienen responsabilidad en los hechos, ambos deberán responder por sus actos y seré el primero en juzgar su proceder. Es más, dije en una columna anterior que debieron arreglar el problema de la planta de Niza con mayor celeridad, pero ahora reconozco que ignoro sus argumentos para obrar como lo hicieron y por lo tanto no tengo elementos de juicio para dar un veredicto.
Al gerente del acueducto no lo conozco, mientras que del alcalde soy amigo desde que tengo uso de razón. Nuestros padres fueron los mejores camaradas y durante mi existencia he compartido con Juan momentos inolvidables, por lo que ahora no voy a salir a negarlo como el apóstol aquel. Nunca he tenido con él tratos comerciales o contractuales y puedo decir que en los últimos 10 años nos hemos visto en muy pocas ocasiones, pero los buenos amigos no necesitan juntarse para conservar su relación. Seguramente Juan Manuel enfrentará procesos y pesquisas en el futuro próximo, y de resultar responsable reprocharé su comportamiento, pero nunca le daré la espalda. Porque los amigos son hermanos escogidos por uno y a un hermano se le apoya en las buenas y en las malas.
pamear@telmex.net.co
viernes, noviembre 18, 2011
¿Qué no hace nada?
Una mujer debe tener un empleo formal para que los demás no digan en forma despectiva que no hace nada, ya que nadie reconoce la labor que significa administrar un hogar, con todas sus arandelas y sacrificios. Basta comparar las tareas que realiza una ejecutiva durante su jornada laboral, con las que adelanta un ama de casa después de que el marido y los hijos salen a cumplir con sus deberes. Ni hablar de aquellas que además de desempeñar un trabajo externo, deben encargarse de administrar la casa.
Al hablar de nuestro Paisaje cultural cafetero salta a relucir el duro trabajo que realizan esos campesinos que se encargan de hacer productivas las parcelas, aunque a veces ni mencionan a las mujeres, quienes cumplen una jornada laboral que pocas personas podrían resistir. Mejor dejo que una de ellas relate cómo transcurre su día, y para ello le pico la lengua al preguntarle si después de que el marido sale para el corte a sudarla y a espantar mosquitos, ella se queda en la casa dándose la gran vida. Entonces responde con algo de rabia contenida:
¡Oín a este! ¿Dándome la gran vida?, no se le dé nada pa eso. Si aquí lo que toca es camellar o sino aquel se consigue otra que le marche. Fíjese que yo tengo que abrir el ojo de primeras, antes que los piones y que´l esposo, que debe madrugar a pelar café. Lo primero que hago, después de desperezame y limpiame las lagañas, es soplar las brazas del fogón a ver si puedo revivirlas sin tener que voliar china otra vez. Entoes monto la olla con el café pa despachales los tragos a todos, antes de que peguen pal corte, y muelo el maíz pa ir armando arepas y poniéndolas en la parrilla. Después dispierto a los niños pa que se arreglen mientras les preparo el desayuno, pa luego dales la bendición y mandalos pa la escuela.
En tiempo frío, como en los julios por ejemplo, debo defendeme sola, pero en cosecha sí me toca contratar a mi amá, a una hermana o cualesquier familiar que venga a dame una mano, porque yo sí le digo lo que es despachale los tres golpes a ese mundo de piones. Y eso no es todo, aguarde le cuento. Entoes apenitas se van los pelaos, córrale a preparar desayuno pa los trabajadores; con decile que en plena cosecha pueden venir hasta cincuenta cogedores, y con lo que traga esa gente trabada. Porque la mayoría se sopla su cacho antes de arrancar la jornada, quisque pa aguantar el voltaje, pero esa porquería lo que les da es un hambre la verrionda. Por eso al contratar la lata con ellos hay que dejales claro qué se les va a ofrecer, porque después empiezan a regatiar que porque les sirvieron bajita la taza de chocolate, que la carne está ñervuda, que los huevos son de paloma y mil jodas por el estilo.
Ahí pongo a mantequiar a la ayudante, pa poder dedicame un rato a tener todo bien arreglao en la casa; porque aquel parece muy buena papa, pero ni le cuento lo fregao que es. Con decile que apenas amanece dentra a fuagarse al servicio, después de pelar café, y como me toca encerrar pollos, gallinas y piscos todas las noches ahí pa que no se los roben ni se los coma el animal, ay de que se tope ese hombre con una rila porque se sale de los chiros. Por eso entre un oficio y otro toca limpiar el escusao hasta dejalo reluciente y así evitame esa cantaleta tan hijuemadre.
A las ocho de la mañana está el desayuno despachao, entoes dígase a pelar revuelto pa´l sancocho del almuerzo. Mientras tanto toca echale cuido a los marranos, desgranale unas mazorcas a las gallinas y a los perros les doy cualesquier bocao que sobre del desayuno. Por fortuna en cosecha el patrón contrata un muchacho al que llaman patiero, pa que colabore con los destinos que se ocurran cerca a la casa y lleve la bogadera al corte. A medio día toco una campana y se viene toda esa tropa a mandase la segunda curva, como dicen ellos.
Después de arreglar cocina dejo a la ayudante adelantando lo de la comida y me voy pa´l lavadero. Ahí restrego primero la ropa de la familia y después la de algunos piones a los que les cobro por pieza lavada y planchada; claro que eso es otra peliadera, porque los jediondos quieren que les queden esos trapos como recién compraos. Luego recojo la ropa que esté seca en las cuerdas, la plancho y me voy a despachar comida. Después ellos se quedan por ahí recochando, aunque debo abrir el ojo porque tengo dos niñas y en cualquier descuido un vergajo de esos es capaz de perjudicalas.
Antes de metese al cuartel algunos me compran gaseosa, tajada de torta, arepa con queso o plátano maduro y leche. Cuando por fin puedo acostame toca atender a aquel, que como buen pobre, no le faltan el hambre ni la gana de pegarse su culumpiada todas las noches. Y al otro día vuelve y juega, pa que venga usté a decir que yo me quedo aquí rascándome la barriga. ¡Va la madre!
pamear@telmex.net.co
Al hablar de nuestro Paisaje cultural cafetero salta a relucir el duro trabajo que realizan esos campesinos que se encargan de hacer productivas las parcelas, aunque a veces ni mencionan a las mujeres, quienes cumplen una jornada laboral que pocas personas podrían resistir. Mejor dejo que una de ellas relate cómo transcurre su día, y para ello le pico la lengua al preguntarle si después de que el marido sale para el corte a sudarla y a espantar mosquitos, ella se queda en la casa dándose la gran vida. Entonces responde con algo de rabia contenida:
¡Oín a este! ¿Dándome la gran vida?, no se le dé nada pa eso. Si aquí lo que toca es camellar o sino aquel se consigue otra que le marche. Fíjese que yo tengo que abrir el ojo de primeras, antes que los piones y que´l esposo, que debe madrugar a pelar café. Lo primero que hago, después de desperezame y limpiame las lagañas, es soplar las brazas del fogón a ver si puedo revivirlas sin tener que voliar china otra vez. Entoes monto la olla con el café pa despachales los tragos a todos, antes de que peguen pal corte, y muelo el maíz pa ir armando arepas y poniéndolas en la parrilla. Después dispierto a los niños pa que se arreglen mientras les preparo el desayuno, pa luego dales la bendición y mandalos pa la escuela.
En tiempo frío, como en los julios por ejemplo, debo defendeme sola, pero en cosecha sí me toca contratar a mi amá, a una hermana o cualesquier familiar que venga a dame una mano, porque yo sí le digo lo que es despachale los tres golpes a ese mundo de piones. Y eso no es todo, aguarde le cuento. Entoes apenitas se van los pelaos, córrale a preparar desayuno pa los trabajadores; con decile que en plena cosecha pueden venir hasta cincuenta cogedores, y con lo que traga esa gente trabada. Porque la mayoría se sopla su cacho antes de arrancar la jornada, quisque pa aguantar el voltaje, pero esa porquería lo que les da es un hambre la verrionda. Por eso al contratar la lata con ellos hay que dejales claro qué se les va a ofrecer, porque después empiezan a regatiar que porque les sirvieron bajita la taza de chocolate, que la carne está ñervuda, que los huevos son de paloma y mil jodas por el estilo.
Ahí pongo a mantequiar a la ayudante, pa poder dedicame un rato a tener todo bien arreglao en la casa; porque aquel parece muy buena papa, pero ni le cuento lo fregao que es. Con decile que apenas amanece dentra a fuagarse al servicio, después de pelar café, y como me toca encerrar pollos, gallinas y piscos todas las noches ahí pa que no se los roben ni se los coma el animal, ay de que se tope ese hombre con una rila porque se sale de los chiros. Por eso entre un oficio y otro toca limpiar el escusao hasta dejalo reluciente y así evitame esa cantaleta tan hijuemadre.
A las ocho de la mañana está el desayuno despachao, entoes dígase a pelar revuelto pa´l sancocho del almuerzo. Mientras tanto toca echale cuido a los marranos, desgranale unas mazorcas a las gallinas y a los perros les doy cualesquier bocao que sobre del desayuno. Por fortuna en cosecha el patrón contrata un muchacho al que llaman patiero, pa que colabore con los destinos que se ocurran cerca a la casa y lleve la bogadera al corte. A medio día toco una campana y se viene toda esa tropa a mandase la segunda curva, como dicen ellos.
Después de arreglar cocina dejo a la ayudante adelantando lo de la comida y me voy pa´l lavadero. Ahí restrego primero la ropa de la familia y después la de algunos piones a los que les cobro por pieza lavada y planchada; claro que eso es otra peliadera, porque los jediondos quieren que les queden esos trapos como recién compraos. Luego recojo la ropa que esté seca en las cuerdas, la plancho y me voy a despachar comida. Después ellos se quedan por ahí recochando, aunque debo abrir el ojo porque tengo dos niñas y en cualquier descuido un vergajo de esos es capaz de perjudicalas.
Antes de metese al cuartel algunos me compran gaseosa, tajada de torta, arepa con queso o plátano maduro y leche. Cuando por fin puedo acostame toca atender a aquel, que como buen pobre, no le faltan el hambre ni la gana de pegarse su culumpiada todas las noches. Y al otro día vuelve y juega, pa que venga usté a decir que yo me quedo aquí rascándome la barriga. ¡Va la madre!
pamear@telmex.net.co
miércoles, noviembre 09, 2011
Baño tipo traqueto.
Es de no creerse que en pleno siglo XXI una ciudad de casi 400 mil habitantes se quede sin suministro de agua durante tanto tiempo. Lo vemos a diario en barrios marginados del sur de Bogotá o en municipios alejados, pero que suceda en la capital de un departamento, una ciudad activa, próspera y pujante, es inaudito. Y lo paradójico es que siempre nos hemos ufanado de contar con una de las aguas más puras del mundo. Pero el problema no radica en la calidad de nuestro recurso hídrico, sino en el manejo que debe dársele para que llegue a todos los usuarios del municipio, incluidas veredas y viviendas rurales.
Ahora pienso que hemos tenido mucha suerte, porque desde hace varios años las temporadas invernales son cada vez más intensas y los “chorriaderos” se ven por todas partes. Y como los tubos que conducen el agua desde la planta de tratamiento de Gallinazo recorren varios kilómetros a través de potreros, laderas y bosques, además de atravesar ríos y quebradas, es casi un milagro que un tramo tan extenso no se haya visto afectado por ninguno de los tantos derrumbes o las avalanchas que han bajado por esos cauces.
Empiezan a aparecer documentos que demuestran las advertencias hechas por expertos sobre el peligro que amenazaba al acueducto, pruebas que ahora deberán investigar las autoridades para señalar responsables. Lo cierto es que el derrumbe ocurrió, la avalancha bajó por el río y destruyó los tubos, pero lo imperdonable es que la planta alterna estuviera fuera de servicio desde hace un año. Porque por más que quieran justificar la demora para realizar esa reparación, para el ciudadano del común es claro que debieron hacerla de inmediato con plata de la empresa, del municipio, del gobierno central o de donde fuera necesario conseguirla. Así nos hubiera tocado empeñar la catedral. Uno supone que pueden hacer un remiendo provisional, aunque sea con babas, para después proceder con tiempo a solucionar el problema de forma definitiva. Es de simple sentido común.
El caso es que la indignación de los manizaleños va “in crescendo” a medida que pasan los días y el agua no fluye por los grifos. Ni qué decir de la piedra que sentimos todos cuando, preciso en medio del corte, llegó la factura del agua. Cierto que los carros tanque recorren la ciudad, que la solidaridad de los bomberos de municipios y departamentos vecinos es oportuna, que las diferentes autoridades nacionales están pendientes y dispuestas, pero ese tipo de ayuda soluciona el problema apenas por encimita. Basta pensar qué soluciona una madre de familia que logra llenar un par de baldes con agua, después de perder medio día por hacer una fila interminable al sol y al agua, para que al llegar a su casa con el cargamento note que después de tanto esfuerzo, los recipientes perdieron buena parte de su contenido. Mayor será su desencanto al percatarse de que el remanente le alcanza para vaciar el inodoro, preparar una sopa y después lavarse los dientes.
Otra vaina bien jarta es tener que recurrir a diario al ahora famoso baño tipo traqueto: a punta de coca. Debido al clima de Manizales toca poner a calentar un poquito de agua, para después mezclarla con fría en un recipiente más grande. Sale uno bien despacio hacia el baño, para no regarla, y mientras busca la toalla y se empelota, el agua ya está destemplada. Entonces procede a echarse de a poquitos con una coca, por partes, para jabonarse cara, sobacos y horqueta; ahí empieza a tantear con los ojos cerrados a ver dónde está el recipiente para dosificar el agua y quitarse por completo el jabón, labor que siempre requiere más cantidad de la disponible. Mientras tirita de frío coge la toalla y al secarse, repara que le quedó espuma en una oreja, en las corvas y la espalda. Aquí la diferencia con la ducha es que mientras en ella uno canta y tararea, en este caso echa madres, reniega y despotrica.
Ahora debemos hacer fuerza para que el invierno no arrecie, porque pasaremos las noches en vela preocupados por la posibilidad que amanezcamos sin agua. Que el alcalde electo se comprometa a blindarnos contra semejante amenaza, porque aunque tenemos un agua excelente, no contamos con reservas. Para ello podría revivir el proyecto de represar la quebrada Olivares, en cercanías a la bocatoma de Río Blanco, y contar con un reservorio que además puede aprovecharse como sitio de recreo para la ciudadanía. Y que los dos conductos que traen el agua de Gallinazo recorran rutas diferentes para reducir el riesgo. Así, cuando el derrumbe se lleve un tubo, queda el otro.
De los tantos líos que deberá enfrentar Aguas de Manizales después de esta emergencia, hay uno que me intriga. Resulta que muchos edificios y conjuntos residenciales han gestionado el trasporte de agua para surtir sus tanques de reserva, líquido que es destinado a suplir las necesidades básicas. Pero como al ingresar el agua a las viviendas marca en los contadores, ¿cómo van a calcular ese consumo para descontarlo en las facturas? Porque si dicho servicio es sufragado con recursos particulares, no faltaría sino que además la empresa se lucrara al cobrar lo que se consiguió por otros medios. Ahí les dejo ese trompo en l´uña.
pamear@telmex.net.co
Ahora pienso que hemos tenido mucha suerte, porque desde hace varios años las temporadas invernales son cada vez más intensas y los “chorriaderos” se ven por todas partes. Y como los tubos que conducen el agua desde la planta de tratamiento de Gallinazo recorren varios kilómetros a través de potreros, laderas y bosques, además de atravesar ríos y quebradas, es casi un milagro que un tramo tan extenso no se haya visto afectado por ninguno de los tantos derrumbes o las avalanchas que han bajado por esos cauces.
Empiezan a aparecer documentos que demuestran las advertencias hechas por expertos sobre el peligro que amenazaba al acueducto, pruebas que ahora deberán investigar las autoridades para señalar responsables. Lo cierto es que el derrumbe ocurrió, la avalancha bajó por el río y destruyó los tubos, pero lo imperdonable es que la planta alterna estuviera fuera de servicio desde hace un año. Porque por más que quieran justificar la demora para realizar esa reparación, para el ciudadano del común es claro que debieron hacerla de inmediato con plata de la empresa, del municipio, del gobierno central o de donde fuera necesario conseguirla. Así nos hubiera tocado empeñar la catedral. Uno supone que pueden hacer un remiendo provisional, aunque sea con babas, para después proceder con tiempo a solucionar el problema de forma definitiva. Es de simple sentido común.
El caso es que la indignación de los manizaleños va “in crescendo” a medida que pasan los días y el agua no fluye por los grifos. Ni qué decir de la piedra que sentimos todos cuando, preciso en medio del corte, llegó la factura del agua. Cierto que los carros tanque recorren la ciudad, que la solidaridad de los bomberos de municipios y departamentos vecinos es oportuna, que las diferentes autoridades nacionales están pendientes y dispuestas, pero ese tipo de ayuda soluciona el problema apenas por encimita. Basta pensar qué soluciona una madre de familia que logra llenar un par de baldes con agua, después de perder medio día por hacer una fila interminable al sol y al agua, para que al llegar a su casa con el cargamento note que después de tanto esfuerzo, los recipientes perdieron buena parte de su contenido. Mayor será su desencanto al percatarse de que el remanente le alcanza para vaciar el inodoro, preparar una sopa y después lavarse los dientes.
Otra vaina bien jarta es tener que recurrir a diario al ahora famoso baño tipo traqueto: a punta de coca. Debido al clima de Manizales toca poner a calentar un poquito de agua, para después mezclarla con fría en un recipiente más grande. Sale uno bien despacio hacia el baño, para no regarla, y mientras busca la toalla y se empelota, el agua ya está destemplada. Entonces procede a echarse de a poquitos con una coca, por partes, para jabonarse cara, sobacos y horqueta; ahí empieza a tantear con los ojos cerrados a ver dónde está el recipiente para dosificar el agua y quitarse por completo el jabón, labor que siempre requiere más cantidad de la disponible. Mientras tirita de frío coge la toalla y al secarse, repara que le quedó espuma en una oreja, en las corvas y la espalda. Aquí la diferencia con la ducha es que mientras en ella uno canta y tararea, en este caso echa madres, reniega y despotrica.
Ahora debemos hacer fuerza para que el invierno no arrecie, porque pasaremos las noches en vela preocupados por la posibilidad que amanezcamos sin agua. Que el alcalde electo se comprometa a blindarnos contra semejante amenaza, porque aunque tenemos un agua excelente, no contamos con reservas. Para ello podría revivir el proyecto de represar la quebrada Olivares, en cercanías a la bocatoma de Río Blanco, y contar con un reservorio que además puede aprovecharse como sitio de recreo para la ciudadanía. Y que los dos conductos que traen el agua de Gallinazo recorran rutas diferentes para reducir el riesgo. Así, cuando el derrumbe se lleve un tubo, queda el otro.
De los tantos líos que deberá enfrentar Aguas de Manizales después de esta emergencia, hay uno que me intriga. Resulta que muchos edificios y conjuntos residenciales han gestionado el trasporte de agua para surtir sus tanques de reserva, líquido que es destinado a suplir las necesidades básicas. Pero como al ingresar el agua a las viviendas marca en los contadores, ¿cómo van a calcular ese consumo para descontarlo en las facturas? Porque si dicho servicio es sufragado con recursos particulares, no faltaría sino que además la empresa se lucrara al cobrar lo que se consiguió por otros medios. Ahí les dejo ese trompo en l´uña.
pamear@telmex.net.co
miércoles, noviembre 02, 2011
Palabras, dichos y expresiones.
El idioma evoluciona y cada generación aporta nuevas palabras, las cuales en un principio aparecen en boca de unos pocos pero con el paso del tiempo se generalizan en los diferentes estratos de la población. Un ejemplo claro en la actualidad es “parce”, que viene de “parcero”, vocablo utilizado inicialmente entre sicarios y jíbaros de las comunas de Medellín, pero que por alguna razón le gustó a la juventud y llegó a convertirse en una manera común de trato entre ellos. Ahora los muchachos, e incluso muchas niñas, no se dirigen al amigo con el apelativo de compa, llave, pana, socio, pinta o amistad, sino que utilizan la mencionada palabreja. Algunas de esas expresiones tienen su cuarto de hora y después desaparecen en el olvido, mientras otras hacen carrera y al cabo del tiempo encuentran cabida en el diccionario de la academia.
Lo que produce tristeza es ver cómo muchas de las palabras, dichos y expresiones que utilizaban nuestros mayores son desconocidas para los jóvenes y niños actuales, quienes muchas veces ponen cara de extrañeza al oírnos pronunciarlas. Vocablos agradables, sonoros y expresivos que se pierden en la bruma del tiempo, son una herencia cultural que no debemos abandonar; basta con utilizarlos en casa, explicarlos a quienes los desconozcan, repetirlos e inculcarlos entre nuestra descendencia, porque de esa manera fue como los conocimos nosotros. En nuestras manos está evitar que muchas de esas expresiones mueran con nuestra generación. Van algunos ejemplos:
Tengo entendido que Mirús fue un personaje que asaltaba a los viajeros en los antiguos caminos de herradura, y quien debido a su audacia se convirtió en una leyenda de su época. Durante mucho tiempo, cuando alguien se enfrentaba con algo difícil de realizar, decía: ¡lo hará Mirús!; o al desconocer una respuesta: ¡sabrá Mirús! El diablo también era muy recurrido para este tipo de comparaciones, pero con el apelativo de “el patas”: ¡sabrá el patas! En cambio ahora le cambiaron una letra a este último y “el putas” desplazó a todos los anteriores. Para referirnos a un lugar apartado decíamos queda en la porra, y si la distancia era mucha lo aumentábamos a la quinta porra. Al hablar de algo que causaba extrañeza o curiosidad decíamos que nos daba golpe; y al preguntar por el camino que había tomado alguien preferíamos decir ¿para dónde pegó? Nuestros mayores, para referirse a una joven que no fuera bonita pero que se destacara por su distinción, inteligencia y carisma, decían que era una muchacha muy célebre.
No me tocó la época en que usaban las palabras flux o encapillado para referirse al vestido elegante, y en cambio acostumbrábamos decirle a quien estaba muy cachaco que se había puesto el baúl y la tapa. Cuando un mocoso tenía mal semblante por enfermedad, nuestras madres decían que estaba traspillao; si tenían una preocupación la llamaban entripao o capilla; no sentían nervios sino pensión; y si uno hablaba mal de alguien o se burlaba de algo, ellas simplemente rogaban: muchachitos, ¡tengan caridad! Observar o mirar era atisbar y a los púberes les decían pollos y pollas; ñurido a lo insignificante, pelle a lo muy gastado o de mal gusto, atembao o temba al muy pendejo, cargazón a la mercancía ordinaria y cagalástimas a quien se quejaba mucho.
Los gamines de ahora se llamaban chinches; los indigentes, que también nombran despectivamente desechables, eran limosneros; al celador le decíamos guachimán; a los policías polochos, la patrulla en la que hacían redadas la bola y los detenidos iban a parar al permanente o permanencia. Algo muy fácil era mamey o pilao; lo que producía cualquier negocio en un día se llamaba realíz; la cuelga era el regalo de cumpleaños; las señoras se patoniaban cuando caminaban mucho; se ponían güetes de la felicidad; no les daba rabia sino soberbia; y a un tipo bien plantado le decían pispo. Lo que ahora llaman un viejo gagá era un chuchumeco y los amigos se reunían a raniar en sus tertulias.
Al muchachito que estaba flaco y enclenque le decían langaruto o entelerido, y lo ponían a dieta de engorde a ver si embarnecía. Al introvertido lo llamaban cusumbosolo, a hurgarse la nariz colmeniar, a las pataletas berrinche, al muy mimado tata, a la guachafita patanería, enguanda era algo complicado y de mucho trabajo, a estar muy atareadas le decían julepe, a los calores de la menopausia resisterio, a los órganos sexuales “las partes”, y otra forma de referirse a ellos era decir por ejemplo: a fulanita la operaron de “por allá”. Cuando alguien quedaba muy bien retratado en una pintura decían: ¡está que habla!; y cuando la mamá requería que uno le pasara alguna cosa y se le olvidaba el nombre del objeto, después de tratar de acordarse y en medio del ofusque, pedía el cocianfirulo o el chuflí.
Recuerdo que mi mamá, siempre que iba a salir, se miraba en el espejo para retocarse el maquillaje, observar el estado de su vestimenta y mientras se daba la vuelta, le preguntaba a alguno de los hijos que estuviera a mano: mijo, ¿se me ve la combinación? Y como en aquella época al dinero necesario para emprender cualquier aventura comercial se le llamaba principal, ella decía con malicia: El matrimonio es un negocio donde el marido pone “el principal”.
pamear@telmex.net.co
Lo que produce tristeza es ver cómo muchas de las palabras, dichos y expresiones que utilizaban nuestros mayores son desconocidas para los jóvenes y niños actuales, quienes muchas veces ponen cara de extrañeza al oírnos pronunciarlas. Vocablos agradables, sonoros y expresivos que se pierden en la bruma del tiempo, son una herencia cultural que no debemos abandonar; basta con utilizarlos en casa, explicarlos a quienes los desconozcan, repetirlos e inculcarlos entre nuestra descendencia, porque de esa manera fue como los conocimos nosotros. En nuestras manos está evitar que muchas de esas expresiones mueran con nuestra generación. Van algunos ejemplos:
Tengo entendido que Mirús fue un personaje que asaltaba a los viajeros en los antiguos caminos de herradura, y quien debido a su audacia se convirtió en una leyenda de su época. Durante mucho tiempo, cuando alguien se enfrentaba con algo difícil de realizar, decía: ¡lo hará Mirús!; o al desconocer una respuesta: ¡sabrá Mirús! El diablo también era muy recurrido para este tipo de comparaciones, pero con el apelativo de “el patas”: ¡sabrá el patas! En cambio ahora le cambiaron una letra a este último y “el putas” desplazó a todos los anteriores. Para referirnos a un lugar apartado decíamos queda en la porra, y si la distancia era mucha lo aumentábamos a la quinta porra. Al hablar de algo que causaba extrañeza o curiosidad decíamos que nos daba golpe; y al preguntar por el camino que había tomado alguien preferíamos decir ¿para dónde pegó? Nuestros mayores, para referirse a una joven que no fuera bonita pero que se destacara por su distinción, inteligencia y carisma, decían que era una muchacha muy célebre.
No me tocó la época en que usaban las palabras flux o encapillado para referirse al vestido elegante, y en cambio acostumbrábamos decirle a quien estaba muy cachaco que se había puesto el baúl y la tapa. Cuando un mocoso tenía mal semblante por enfermedad, nuestras madres decían que estaba traspillao; si tenían una preocupación la llamaban entripao o capilla; no sentían nervios sino pensión; y si uno hablaba mal de alguien o se burlaba de algo, ellas simplemente rogaban: muchachitos, ¡tengan caridad! Observar o mirar era atisbar y a los púberes les decían pollos y pollas; ñurido a lo insignificante, pelle a lo muy gastado o de mal gusto, atembao o temba al muy pendejo, cargazón a la mercancía ordinaria y cagalástimas a quien se quejaba mucho.
Los gamines de ahora se llamaban chinches; los indigentes, que también nombran despectivamente desechables, eran limosneros; al celador le decíamos guachimán; a los policías polochos, la patrulla en la que hacían redadas la bola y los detenidos iban a parar al permanente o permanencia. Algo muy fácil era mamey o pilao; lo que producía cualquier negocio en un día se llamaba realíz; la cuelga era el regalo de cumpleaños; las señoras se patoniaban cuando caminaban mucho; se ponían güetes de la felicidad; no les daba rabia sino soberbia; y a un tipo bien plantado le decían pispo. Lo que ahora llaman un viejo gagá era un chuchumeco y los amigos se reunían a raniar en sus tertulias.
Al muchachito que estaba flaco y enclenque le decían langaruto o entelerido, y lo ponían a dieta de engorde a ver si embarnecía. Al introvertido lo llamaban cusumbosolo, a hurgarse la nariz colmeniar, a las pataletas berrinche, al muy mimado tata, a la guachafita patanería, enguanda era algo complicado y de mucho trabajo, a estar muy atareadas le decían julepe, a los calores de la menopausia resisterio, a los órganos sexuales “las partes”, y otra forma de referirse a ellos era decir por ejemplo: a fulanita la operaron de “por allá”. Cuando alguien quedaba muy bien retratado en una pintura decían: ¡está que habla!; y cuando la mamá requería que uno le pasara alguna cosa y se le olvidaba el nombre del objeto, después de tratar de acordarse y en medio del ofusque, pedía el cocianfirulo o el chuflí.
Recuerdo que mi mamá, siempre que iba a salir, se miraba en el espejo para retocarse el maquillaje, observar el estado de su vestimenta y mientras se daba la vuelta, le preguntaba a alguno de los hijos que estuviera a mano: mijo, ¿se me ve la combinación? Y como en aquella época al dinero necesario para emprender cualquier aventura comercial se le llamaba principal, ella decía con malicia: El matrimonio es un negocio donde el marido pone “el principal”.
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