El ramillete de candidatos para ocupar el cargo de Presidente de la república es variado y para todos los gustos, aunque es menester depurar el combo para que de una vez se perfilen los que de verdad tienen posibilidades ciertas. Da risa ver un personaje que marca el uno por ciento en las encuestas y sin inmutarse asegura que sigue hasta el final, porque como en los ascensores, los últimos serán los primeros. Y los ciudadanos opinan, defienden sus preferidos, atacan los que no gustan, pronostican, sugieren y hasta pontifican. Como lo ideal es encontrar alguien a quien le quepa el país en la cabeza, que domine cualquier tema y sobre todo que tenga la última palabra, propongo algunos candidatos que a diario nos convencen de que son los iluminados: Julito Sánchez, Félix (el tirabeques), Gossain, Arizmendi, la intensa Gurisatti, Coronel, Yamid Amat, Vicky Dávila y demás sabiondos por el estilo.
Acostumbro oír en las mañanas la emisora W radio y me aterro del conocimiento de esos personajes. Julito y Félix saben más ingeniería que el mejor profesional en esa materia; le dan sopa y seco al Canciller si de relaciones exteriores y diplomacia se trata; ni el mejor jurisconsulto los iguala en conocimientos legales; le dan mitad de partido a cualquier general en cuanto a estrategia militar se refiere; nadie conoce mejor que ellos el tema del medio ambiente; se peinan con la política económica; le dictan cátedra al ministro de Minas acerca de Ecopetrol; y dominan cualquier tema que les propongan. Con suficiencia y petulancia le hablan durito a quien sea y hasta se burlan de sus invitados. Mejor dicho, saben tanto que saben a m…
Qué tal ponerse a pontificar sobre hipopótamos sin tener idea del asunto. Llaman al ministro del Medio Ambiente y lo ridiculizan porque dijo que tales animales son muy peligrosos; según ellos, hay que tenerle más miedo a un osito de peluche que a un monstruo de esos. Parece que no son amigos de canales como el Discovery, donde insisten en que están catalogados entre los animales más peligrosos de África y los que mayores muertes de humanos producen. Entonces Julito asegura, sin ponerse colorado, que hay hipopótamos entre 1 y 45 toneladas. Yo sí quiero ver un mamotreto de ese tamaño, nueve veces más pesado que un elefante adulto; y lo peor es que nadie se atreve a corregirlo y hacerle ver que a lo mejor le faltó un punto en medio del número 45.
Está claro que los animales no deben criarse en un hábitat diferente al original. A alguien le dio alguna vez por traer unas garzas blancas del África y ahora hay que espantarlas de todas partes porque causan inconvenientes. Importaron unas ranas toro de Brasil para criarlas en la granja de la Universidad de Caldas en Santagueda, y así fomentar el consumo de ancas de rana. Se creció la quebrada, sacó los animales del corral y ahora cunden en toda la región donde han mermado diferentes especies de insectos, pequeños mamíferos, reptiles, peces, etc. O qué tal el experimento con las abejas africanizadas, que se salieron de madre y ahora causan pánico entre humanos y demás seres vivos. Con los animales hay que aplicar aquello que cada loro en su estaca.
Tengo entendido que la corporación autónoma antioqueña estudió el caso de los hipopótamos durante mucho tiempo y al final no encontraron otra solución que eliminarlos, para evitar los inconvenientes que los animales causan a la comunidad de pescadores; esos mismos pescadores que ahora salen a decir que qué pecaito de los hipopótamos. Cuando ya el daño está hecho sale todo el mundo a dar soluciones, pero me gustaría ver hace unos meses qué hubieran dicho si les piden una contribución para trasladar esos mamotretos o para construir una infraestructura donde los puedan alojar. La falla de quienes dieron la orden de cazarlos fue no haber socializado el asunto, difundir su plan al público para que si alguien tenía otra solución la expusiera. Así se habrían evitado muchos dolores de cabeza.
Al menos ese animal murió de certeros disparos y no debió soportar lo que enfrenta un toro de lidia en la arena. Y qué tal los caballitos carretilleros que mueren en las calles reventados por el esfuerzo; o las gallinas ponedoras que ni siquiera pueden pararse por lo estrecho de las jaulas, aparte de que les mochan el pico para que no rompan los huevos. Muchos animales sufren atropellos a diario y sería más práctico que sus defensores acérrimos, esos que gritan en la calle y extienden pancartas, le paren bolas a los endémicos de Colombia.
En este continente no hay hipopótamos, leones, hienas, rinocerontes o elefantes, así como en África tampoco hay jaguares, tapires, chigüiros o colibríes; la naturaleza es muy sabia y por ello el hombre no debe meter las narices en ella. Hoy solo tenemos dos hipopótamos en libertad, la compañera de Pepe y una cría, y las quejas han sido muchas, por lo que debe actuarse a tiempo para evitar problemas futuros. Ahora proponen traer científicos extranjeros para estudiar la problemática de esos inconvenientes animales y quiero saber cuántos se meten la mano al dril para costear los exorbitantes gastos que representa solucionar el asunto. Porque solo un traqueto se le mide a semejante embeleco.
pmejiama1@une.net.co
martes, julio 28, 2009
martes, julio 21, 2009
A calzón quitado.
Vamos a quedar pasmados los ciudadanos del común el día que oigamos a cualquier personaje responder una entrevista de manera franca, sincera y explícita, en vez de utilizar las consabidas frases de cajón o las respuestas convenientes y acomodadas. Veo en el noticiero al reportero hacer una pregunta determinada a congresistas de diferentes partidos y vertientes, y aunque quite el volumen del televisor, supongo qué responde cada uno de ellos. Las entrevistas a los futbolistas son igualitas y en sus comentarios utilizan palabras y frases que no pueden faltar. Militares, dirigentes cívicos y religiosos, gobernantes y demás personajes no se salen del libreto ni una coma. Por lo anterior quiero imaginarme una entrevista hipotética con el Presidente Uribe, a calzón quitado y acomodándole las respuestas que supongo daría si pudiera hacerlo.
A ver míster President, cuente por qué aflojó en el asunto de la Negra Piedad. Hijito, responde el hombre, mire la vaina con lupa y pilla la jugada: desde hace días esos bandidos chutaron el balón y todo el mundo me tiene en la mira, y como me tocaba el turno y no pienso darles papaya para que formen un show con la entrega de cada secuestrado, entonces autorizo a la vieja esa pero con la condición que los larguen a todos. Que den la lora que quieran, pero que sea una sola vez y así me quito esa cabecera que me mantiene alto del piso. Ya ni la valeriana me vale.
¿Y cómo ve las andanzas de sus retoños? Hombre, ese asuntico también me mortifica, pero fíjese que ellos son buenos muchachos. Les he dicho mil veces que pilas, que no den de qué hablar, y que recuerden lo que dijo Cochise: que en este país se muere más gente de envidia que de infarto. Los pelaos son paisas, como el papá, y usted sabe que nosotros no podemos ver un peso por ahí pagando porque nos tiramos de cabezas. Además a veces se presentan unos papayasos que no se pueden dejar pasar; pero eso sí, ya les dije que la próxima vez me lleven ahí.
Lo que a usted todo el mundo le reconoce es esa trabajadera. Eso sí pa´ qué; podrán decir lo que quieran pero que soy locha, nunca. Mis subalternos comentan que soy mamón, que se las monto a toda hora y nos les doy respiro, pero es que un gobierno que tiene un plazo definido hay que aprovecharlo al máximo. Reniegan porque me levanto todos los días a las cuatro de la mañana a joder y a tallarlos, pero fíjese mijito que uno a esta edad abre el ojo a esa hora y qué más se pone a hacer. Si estuviera casado con Natalia París u otra muchacha de esas a lo mejor me amañaba en la cama, pero con misiá Lina que es más simple que un agua aromática, no provoca es nada.
Ahora que habla de plazos, parece que usted lo quiere alargar indefinidamente. Qué va hombre. Lo que pasa es que póngase en mis zapatos: si de cada diez ciudadanos entre seis y ocho quieren que me quede, cómo me largo así no más. Esto del poder es encoñador, a pesar de los peligros y los chicharrones que hay que torear a diario, y después de estar montado en el potro no es fácil bajarse. Lo malo es que ya les dio a todos por echarme indirectas para que desocupe; fíjese que Obama me soltó tremendo vainazo, y Monseñor Rubiano quiere que dizque me vaya de vacaciones. Qué tal yo cuatro años en la finca, joda y ponga pereque; renuncia todo el personal y la mujer me abandona. En todo caso voy a esperar hasta que los plazos lo permitan para resolver qué camino cojo.
Aquí entre nos, ese asunto de las notarías está como feo. ¡Bendito sea mi dios!, aquí no saben qué más inventar para empapelarme. No entiendo por qué se rasgan las vestiduras con semejante pendejada. Acaso creen que cómo funciona el congreso, o qué. ¿No se imaginan cómo fue la repartición cuando declararon a Samper inocente, a pesar de tener todas las pruebas en contra? ¿Y creen que cuando hay que votar una reforma tributaria, los congresistas meten el dedo por convicción y defensa de sus electores? Que se bajen de la nube que aquí nadie da puntada sin dedal.
Bueno, y de las chuzadas del DAS qué. Pura estrategia de los periodistas para vender revistas y periódicos. Lo mismo pasa en todas partes y creo que ni el Papa se libra de que le oigan sus llamadas; mire que unos periodistas, creo que de Londres donde dizque son tal lores, tienen que pagar una millonada en multas porque los pillaron chuzando hasta al gato. Qué dejen la zalamería que por esa bobada nadie se ha muerto; además, cómo más se entera uno en qué andan esos vergajos de la oposición.
Pero usted parece tolerante con sus opositores. Porque toca, y eso de dientes para afuera, porque la verdad es que por ejemplo Petro, Borja, Robledo, Piedad, el profesor Moncayo, Daniel Coronel, Félix de Bedout, y tantos columnistas y periodistas que me dan garrote a diario, todos me saben a rila. A Chávez y su combo me provoca darles en la jeta: ¡partida de hijue…!
pmejiama1@une.net.co
A ver míster President, cuente por qué aflojó en el asunto de la Negra Piedad. Hijito, responde el hombre, mire la vaina con lupa y pilla la jugada: desde hace días esos bandidos chutaron el balón y todo el mundo me tiene en la mira, y como me tocaba el turno y no pienso darles papaya para que formen un show con la entrega de cada secuestrado, entonces autorizo a la vieja esa pero con la condición que los larguen a todos. Que den la lora que quieran, pero que sea una sola vez y así me quito esa cabecera que me mantiene alto del piso. Ya ni la valeriana me vale.
¿Y cómo ve las andanzas de sus retoños? Hombre, ese asuntico también me mortifica, pero fíjese que ellos son buenos muchachos. Les he dicho mil veces que pilas, que no den de qué hablar, y que recuerden lo que dijo Cochise: que en este país se muere más gente de envidia que de infarto. Los pelaos son paisas, como el papá, y usted sabe que nosotros no podemos ver un peso por ahí pagando porque nos tiramos de cabezas. Además a veces se presentan unos papayasos que no se pueden dejar pasar; pero eso sí, ya les dije que la próxima vez me lleven ahí.
Lo que a usted todo el mundo le reconoce es esa trabajadera. Eso sí pa´ qué; podrán decir lo que quieran pero que soy locha, nunca. Mis subalternos comentan que soy mamón, que se las monto a toda hora y nos les doy respiro, pero es que un gobierno que tiene un plazo definido hay que aprovecharlo al máximo. Reniegan porque me levanto todos los días a las cuatro de la mañana a joder y a tallarlos, pero fíjese mijito que uno a esta edad abre el ojo a esa hora y qué más se pone a hacer. Si estuviera casado con Natalia París u otra muchacha de esas a lo mejor me amañaba en la cama, pero con misiá Lina que es más simple que un agua aromática, no provoca es nada.
Ahora que habla de plazos, parece que usted lo quiere alargar indefinidamente. Qué va hombre. Lo que pasa es que póngase en mis zapatos: si de cada diez ciudadanos entre seis y ocho quieren que me quede, cómo me largo así no más. Esto del poder es encoñador, a pesar de los peligros y los chicharrones que hay que torear a diario, y después de estar montado en el potro no es fácil bajarse. Lo malo es que ya les dio a todos por echarme indirectas para que desocupe; fíjese que Obama me soltó tremendo vainazo, y Monseñor Rubiano quiere que dizque me vaya de vacaciones. Qué tal yo cuatro años en la finca, joda y ponga pereque; renuncia todo el personal y la mujer me abandona. En todo caso voy a esperar hasta que los plazos lo permitan para resolver qué camino cojo.
Aquí entre nos, ese asunto de las notarías está como feo. ¡Bendito sea mi dios!, aquí no saben qué más inventar para empapelarme. No entiendo por qué se rasgan las vestiduras con semejante pendejada. Acaso creen que cómo funciona el congreso, o qué. ¿No se imaginan cómo fue la repartición cuando declararon a Samper inocente, a pesar de tener todas las pruebas en contra? ¿Y creen que cuando hay que votar una reforma tributaria, los congresistas meten el dedo por convicción y defensa de sus electores? Que se bajen de la nube que aquí nadie da puntada sin dedal.
Bueno, y de las chuzadas del DAS qué. Pura estrategia de los periodistas para vender revistas y periódicos. Lo mismo pasa en todas partes y creo que ni el Papa se libra de que le oigan sus llamadas; mire que unos periodistas, creo que de Londres donde dizque son tal lores, tienen que pagar una millonada en multas porque los pillaron chuzando hasta al gato. Qué dejen la zalamería que por esa bobada nadie se ha muerto; además, cómo más se entera uno en qué andan esos vergajos de la oposición.
Pero usted parece tolerante con sus opositores. Porque toca, y eso de dientes para afuera, porque la verdad es que por ejemplo Petro, Borja, Robledo, Piedad, el profesor Moncayo, Daniel Coronel, Félix de Bedout, y tantos columnistas y periodistas que me dan garrote a diario, todos me saben a rila. A Chávez y su combo me provoca darles en la jeta: ¡partida de hijue…!
pmejiama1@une.net.co
lunes, julio 13, 2009
Nos tienen fregados.
Ana Mercedes Gómez Martínez, importante dama antioqueña directora del periódico El Colombiano, dice que ella no acostumbra aprovechar su posición para hacer denuncias particulares, pero que el caso sucedido en la embajada de España, donde la trataron como a un paria y le pusieron todas las trabas posibles, la obligó a compartir con los lectores una experiencia digna de olvidar. Si a una persona influyente como ella la tratan de esa manera, qué puede esperar el ciudadano del común. Opino que quienes tenemos la oportunidad de divulgar estos casos debemos hacerlo, porque es la mejor forma de denunciar anomalías que perjudican a los ciudadanos.
He sufrido en carne propia los atropellos que comete la empresa de comunicaciones UNE, cuando procede de mala fe con tal de mantener a los clientes cautivos. Mientras existió EMTELSA siempre recibí una atención adecuada y un trato justo, contrario a lo que sucede con los nuevos dueños que solo piensan en exprimir al usuario. Después de que se ganaron la animadversión de la ciudadanía por la forma como descabezaron a muchos trabajadores, empleos manizaleños que nunca recuperaremos al menos mientras la empresa siga en esas manos, todos supusimos que se querrían reivindicar con políticas y tarifas beneficiosas. Moriremos engañados, porque cada vez nos abrochan con mayor sevicia.
Cómo es posible que un cliente nuevo deba pagar $113.680 por el mismo combo que tengo en la actualidad, mientras que yo, que siempre he utilizado los servicios de esa empresa, antes y después del cambio de dueño, que nunca me he pasado un solo día para cancelar la factura mensual y modestia aparte me considero un excelente usuario, deba cancelar algo más de $143.000 por idéntico servicio. Ante la imposibilidad de las empleadas que contestan en la línea de atención al cliente de solucionar mi petición, ahora que cambiamos de domicilio, les digo que simplemente cancelo el actual y hago un nuevo contrato, con la tarifa reducida que reciben como premio quienes son engrampados por primera vez.
Ahí me dice la muchacha que entonces me clavan una multa de casi $200.000 por retirarme antes de que se cumpla el año al que me comprometí cuando hicimos el contrato, por lo que de inmediato reviro pues estaba seguro de que ya había pasado mucho más tiempo. Pues resulta que en septiembre del año pasado me llaman de UNE para ofrecerme la duplicación de la velocidad de la banda ancha por la módica suma de $3.000 mensuales, a lo que accedí de inmediato porque me pareció una ganga. Se repite la parafernalia de grabar el contrato, para lo que hay que aportar algunos datos, pero la verdad no le paré bolas a las condiciones que expuso quien llamó y nunca se me pasó por la cabeza que se trataba de un anzuelo para dejarme, como a los bueyes, agarrado de la ternilla. Y no me perdono el hecho de haberme dejado meter semejante golazo; por pendejo y por confiado.
Las empresas de telefonía fija andan desesperadas porque sin duda son una especie en extinción, ya que mucha gente ha renunciado a ese tipo de línea porque cada miembro de la familia tiene su número de telefonía móvil. Es el problema cuando uno es de la pucha vieja y no logra acostumbrarse a hablar por esos aparatejos, porque no me puedo concentrar cuando la señal es entrecortada o débil; además mi hijo se burla porque definitivamente, si no es con un audífono en la oreja, no puedo comunicarme por celular. Por lo tanto me toca depender de quien presta el servicio del teléfono fijo, aunque ahora espero estar más pendiente cuando me quieran meter el dedo. Con razón estas empresas ofrecen ahora una gran variedad de productos, que incluyen hasta servicio de plomero o electricista.
Cuando hablé con la primera muchacha para tantear el asunto, y ante su negativa a atender mi solicitud de rebaja de tarifa, le dije que me obligaban a optar por otra empresa que me diera un trato más justo. Ella respondió que nadie tenía la calidad de servicio que ellos ofrecen y que para la muestra, ahora regalan a la clientela la trasmisión los sábados en la noche de una película colombiana. Por no estar en sintonía con semejantes promociones, a lo mejor me perdí la repetición de El taxista millonario, con el gordo Benjumea, o El niño y el Papa, con esa actriz digna de un premio oscar: Claudia de Colombia.
Después de mucho discutir con esas muchachas, que por cierto se percibe que están de acuerdo con el usuario por sus silencios y risas cómplices, lo único que conseguí fue una chichigua de rebaja. Me enteré entonces de que el jefe de servicio al cliente fue compañero de trabajo de mi mujer durante muchos años, además de buenos amigos, y quise llamarlo para sentar mi voz de protesta por las absurdas políticas que sigue esa empresa. Después de llamar muchas veces a su secretaria, al conmutador de la empresa y a un teléfono directo, no fue posible hablar con el directivo. Si el tipo no pasa al teléfono, cómo será si uno va a su oficina; ahí manece y no lo prueba. Es más fácil enjabonar a Jennifer López o conseguir una audiencia con el Papa, no les digo más.
pmejiama1@une.net.co
He sufrido en carne propia los atropellos que comete la empresa de comunicaciones UNE, cuando procede de mala fe con tal de mantener a los clientes cautivos. Mientras existió EMTELSA siempre recibí una atención adecuada y un trato justo, contrario a lo que sucede con los nuevos dueños que solo piensan en exprimir al usuario. Después de que se ganaron la animadversión de la ciudadanía por la forma como descabezaron a muchos trabajadores, empleos manizaleños que nunca recuperaremos al menos mientras la empresa siga en esas manos, todos supusimos que se querrían reivindicar con políticas y tarifas beneficiosas. Moriremos engañados, porque cada vez nos abrochan con mayor sevicia.
Cómo es posible que un cliente nuevo deba pagar $113.680 por el mismo combo que tengo en la actualidad, mientras que yo, que siempre he utilizado los servicios de esa empresa, antes y después del cambio de dueño, que nunca me he pasado un solo día para cancelar la factura mensual y modestia aparte me considero un excelente usuario, deba cancelar algo más de $143.000 por idéntico servicio. Ante la imposibilidad de las empleadas que contestan en la línea de atención al cliente de solucionar mi petición, ahora que cambiamos de domicilio, les digo que simplemente cancelo el actual y hago un nuevo contrato, con la tarifa reducida que reciben como premio quienes son engrampados por primera vez.
Ahí me dice la muchacha que entonces me clavan una multa de casi $200.000 por retirarme antes de que se cumpla el año al que me comprometí cuando hicimos el contrato, por lo que de inmediato reviro pues estaba seguro de que ya había pasado mucho más tiempo. Pues resulta que en septiembre del año pasado me llaman de UNE para ofrecerme la duplicación de la velocidad de la banda ancha por la módica suma de $3.000 mensuales, a lo que accedí de inmediato porque me pareció una ganga. Se repite la parafernalia de grabar el contrato, para lo que hay que aportar algunos datos, pero la verdad no le paré bolas a las condiciones que expuso quien llamó y nunca se me pasó por la cabeza que se trataba de un anzuelo para dejarme, como a los bueyes, agarrado de la ternilla. Y no me perdono el hecho de haberme dejado meter semejante golazo; por pendejo y por confiado.
Las empresas de telefonía fija andan desesperadas porque sin duda son una especie en extinción, ya que mucha gente ha renunciado a ese tipo de línea porque cada miembro de la familia tiene su número de telefonía móvil. Es el problema cuando uno es de la pucha vieja y no logra acostumbrarse a hablar por esos aparatejos, porque no me puedo concentrar cuando la señal es entrecortada o débil; además mi hijo se burla porque definitivamente, si no es con un audífono en la oreja, no puedo comunicarme por celular. Por lo tanto me toca depender de quien presta el servicio del teléfono fijo, aunque ahora espero estar más pendiente cuando me quieran meter el dedo. Con razón estas empresas ofrecen ahora una gran variedad de productos, que incluyen hasta servicio de plomero o electricista.
Cuando hablé con la primera muchacha para tantear el asunto, y ante su negativa a atender mi solicitud de rebaja de tarifa, le dije que me obligaban a optar por otra empresa que me diera un trato más justo. Ella respondió que nadie tenía la calidad de servicio que ellos ofrecen y que para la muestra, ahora regalan a la clientela la trasmisión los sábados en la noche de una película colombiana. Por no estar en sintonía con semejantes promociones, a lo mejor me perdí la repetición de El taxista millonario, con el gordo Benjumea, o El niño y el Papa, con esa actriz digna de un premio oscar: Claudia de Colombia.
Después de mucho discutir con esas muchachas, que por cierto se percibe que están de acuerdo con el usuario por sus silencios y risas cómplices, lo único que conseguí fue una chichigua de rebaja. Me enteré entonces de que el jefe de servicio al cliente fue compañero de trabajo de mi mujer durante muchos años, además de buenos amigos, y quise llamarlo para sentar mi voz de protesta por las absurdas políticas que sigue esa empresa. Después de llamar muchas veces a su secretaria, al conmutador de la empresa y a un teléfono directo, no fue posible hablar con el directivo. Si el tipo no pasa al teléfono, cómo será si uno va a su oficina; ahí manece y no lo prueba. Es más fácil enjabonar a Jennifer López o conseguir una audiencia con el Papa, no les digo más.
pmejiama1@une.net.co
lunes, julio 06, 2009
No hay muerto malo.
Qué manía la que tenemos los humanos de no llamar las cosas por su nombre. Es como si fuera mala educación, ignorancia o grosería utilizar los vocablos que existen desde siempre. No puedo entender por qué con el paso del tiempo debemos variar la manera de referirnos a algo, que no es otra cosa que cambiar la forma coloquial como hemos hablado toda la vida. Todo debe evolucionar, pero palabras que durante siglos han servido para nombrar las cosas no pueden dejar de existir de un momento a otro porque a algún académico le dio la culequera. A cuenta de qué están relegadas palabras como manicomio, poner, viejo, chofer, limosnero o maricón, para reemplazarlas por clínica siquiátrica, colocar, adulto mayor, conductor, habitante de la calle y gay. Enguandas que se inventan para complicarnos la vida.
O qué tal la hipocresía cuando fallece un sujeto que durante su existencia dio mucho de qué hablar y en el funeral el cura se dedica a alabar las virtudes del difunto. Todos los presentes, que lo conocieron de cerca, deben morderse la lengua y aguantar la risa cuando oyen decir que fulanito fue un dechado de virtudes, padre y esposo ejemplar, ciudadano emérito y reconocido por su generosidad y filantropía, cuando el tipo mantenía dos mozas y solo entraba a la casa a joder, fue manilargo en los negocios, mala leche y más amarrado que un tamal. Después aparece en el periódico el obituario y allí sigue la sarta de falsedades y alabanzas infundadas.
No cabe duda de que la mayoría de las muertes son lamentables, excepto cuando la persona ya cumplió con su misión en la tierra, y que todos tenemos derecho a una despedida digna, pero no por ello debe tergiversarse la realidad. Que digan que lamentan la desaparición del fulano, que su familia lo extrañará (aunque hay unos vergajos cuya muerte solo causa satisfacción entre sus allegados), que le quedaba mucho por hacer en la vida y desearle que disfrute del descanso eterno, así todos piensen que a esa hora ya lo deben tener a fuego lento en los profundos infiernos. Ojalá algún día la sinceridad y la franqueza dejen de verse como defectos, aunque debo reconocer que esas cualidades hay que saberlas manejar. Porque el tonito, las palabras utilizadas y el momento escogido, permiten que cualquier crítica u opinión negativa se escuchen de manera diferente.
Entre gustos no hay disgustos y por ello hay muchísimas personas en el mundo entero de luto porque murió Michael Jackson; mientras que a mí la noticia no me impactó, vi gente en los diferentes continentes jalándose al pelo y revolcándose en el piso por el dolor de la pérdida. Conocí al artista cuando interpretó la canción de la película Ben, la rata asesina (que todavía me produce escalofríos), y lo recuerdo como un negrito simpático y con mucho futuro. Después descolló su carrera artística y alcanzó un éxito impresionante, hasta que la fama le hizo daño y empezó a causar escándalos con sus extravagancias y desafueros. Abusó del quirófano y logró cambiar su fisonomía por la de un mamarracho repelente, además de renunciar a su color natural, por lo que su presencia causaba animadversión en el común de la gente. Cómo es que un tipo que vive en Los Ángeles, una de las ciudades más contaminadas del planeta, llega a Berlín con un tapabocas para evitar respirar malos efluvios; la misma protección utilizaban sus hijos, familiares y el séquito de tirabeques que siempre lo acompañaba.
Pero entre los tantos escándalos que acompañaron su existencia, el más repugnante fue el de su afición a los chiquitos… digo, a los niños chiquitos. En su extravagante mansión llamada Neverland construyó un parque con atracciones mecánicas para cebar los mocosos, y tuvo la desfachatez de reconocer que le gustaba irse a la cama acompañado de un infante. Negro cochino. Para mi gusto un individuo puede ser el mejor artista, un deportista fuera de serie, un personaje de la farándula destacado o el chacho para cualquier disciplina, pero si es mala persona pierde todo su encanto. A quienes rinden culto a Maradona les digo que un tipo que se comporta de esa manera no es digno de admiración, y que lo veo como un gordo periquero, fantoche y repugnante. Por ello me cuesta aceptar que rindan pleitesía y profesen adoración por personajes como éstos.
Dicen que la fama, el dinero y el poder obnubilan, y que es muy difícil manejar esos cambios en la vida, pero cuántos personajes conocemos que a pesar de su éxito se comportan como personas civilizadas y decentes. Un genio para la música como Jackson, que desde sus primeros años hizo pronosticar una carrera llena de triunfos y satisfacciones, desapareció temprano por una vida desordenada y díscola. Aseguran que sus finanzas estaban muy disminuidas y que con su reaparición buscaba llenar su faltriquera, pero el destino es el que decide y en este caso resolvió que no va más. Reconozco que su música es maravillosa y que como bailarín y hombre show pocos lo igualan, aunque muchos le criticaron que durante sus presentaciones tenía la manía de mandarse seguido la mano a la bragueta. Hasta llegaron a decir que se trataba de un complejo de inseguridad y por ello buscaba agarrarse del bejuco.
pmejiama1@une.net.co
O qué tal la hipocresía cuando fallece un sujeto que durante su existencia dio mucho de qué hablar y en el funeral el cura se dedica a alabar las virtudes del difunto. Todos los presentes, que lo conocieron de cerca, deben morderse la lengua y aguantar la risa cuando oyen decir que fulanito fue un dechado de virtudes, padre y esposo ejemplar, ciudadano emérito y reconocido por su generosidad y filantropía, cuando el tipo mantenía dos mozas y solo entraba a la casa a joder, fue manilargo en los negocios, mala leche y más amarrado que un tamal. Después aparece en el periódico el obituario y allí sigue la sarta de falsedades y alabanzas infundadas.
No cabe duda de que la mayoría de las muertes son lamentables, excepto cuando la persona ya cumplió con su misión en la tierra, y que todos tenemos derecho a una despedida digna, pero no por ello debe tergiversarse la realidad. Que digan que lamentan la desaparición del fulano, que su familia lo extrañará (aunque hay unos vergajos cuya muerte solo causa satisfacción entre sus allegados), que le quedaba mucho por hacer en la vida y desearle que disfrute del descanso eterno, así todos piensen que a esa hora ya lo deben tener a fuego lento en los profundos infiernos. Ojalá algún día la sinceridad y la franqueza dejen de verse como defectos, aunque debo reconocer que esas cualidades hay que saberlas manejar. Porque el tonito, las palabras utilizadas y el momento escogido, permiten que cualquier crítica u opinión negativa se escuchen de manera diferente.
Entre gustos no hay disgustos y por ello hay muchísimas personas en el mundo entero de luto porque murió Michael Jackson; mientras que a mí la noticia no me impactó, vi gente en los diferentes continentes jalándose al pelo y revolcándose en el piso por el dolor de la pérdida. Conocí al artista cuando interpretó la canción de la película Ben, la rata asesina (que todavía me produce escalofríos), y lo recuerdo como un negrito simpático y con mucho futuro. Después descolló su carrera artística y alcanzó un éxito impresionante, hasta que la fama le hizo daño y empezó a causar escándalos con sus extravagancias y desafueros. Abusó del quirófano y logró cambiar su fisonomía por la de un mamarracho repelente, además de renunciar a su color natural, por lo que su presencia causaba animadversión en el común de la gente. Cómo es que un tipo que vive en Los Ángeles, una de las ciudades más contaminadas del planeta, llega a Berlín con un tapabocas para evitar respirar malos efluvios; la misma protección utilizaban sus hijos, familiares y el séquito de tirabeques que siempre lo acompañaba.
Pero entre los tantos escándalos que acompañaron su existencia, el más repugnante fue el de su afición a los chiquitos… digo, a los niños chiquitos. En su extravagante mansión llamada Neverland construyó un parque con atracciones mecánicas para cebar los mocosos, y tuvo la desfachatez de reconocer que le gustaba irse a la cama acompañado de un infante. Negro cochino. Para mi gusto un individuo puede ser el mejor artista, un deportista fuera de serie, un personaje de la farándula destacado o el chacho para cualquier disciplina, pero si es mala persona pierde todo su encanto. A quienes rinden culto a Maradona les digo que un tipo que se comporta de esa manera no es digno de admiración, y que lo veo como un gordo periquero, fantoche y repugnante. Por ello me cuesta aceptar que rindan pleitesía y profesen adoración por personajes como éstos.
Dicen que la fama, el dinero y el poder obnubilan, y que es muy difícil manejar esos cambios en la vida, pero cuántos personajes conocemos que a pesar de su éxito se comportan como personas civilizadas y decentes. Un genio para la música como Jackson, que desde sus primeros años hizo pronosticar una carrera llena de triunfos y satisfacciones, desapareció temprano por una vida desordenada y díscola. Aseguran que sus finanzas estaban muy disminuidas y que con su reaparición buscaba llenar su faltriquera, pero el destino es el que decide y en este caso resolvió que no va más. Reconozco que su música es maravillosa y que como bailarín y hombre show pocos lo igualan, aunque muchos le criticaron que durante sus presentaciones tenía la manía de mandarse seguido la mano a la bragueta. Hasta llegaron a decir que se trataba de un complejo de inseguridad y por ello buscaba agarrarse del bejuco.
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