miércoles, marzo 21, 2007

CARROS DE PLAZA (I)

El concepto del taxi debe haber nacido cuando alguien resolvió utilizar la carretilla para llevar gente o cargar mercados. Hoy en día, aparte de la cantidad de automóviles que ofrecen ese servicio en ciudades y carreteras, hay muchos pueblos donde existen bicicletas adaptadas para llevar pasajeros y los famosos moto – taxis, que se han generalizado en todo el país. Coger un taxi es una opción muy buena, aún para quienes tienen carro particular, para trasladarse de una forma rápida y segura; al menos en una ciudad como Manizales, donde la mayoría de los conductores de este servicio público son personas decentes y amigables. Por fortuna mucha gente ya aprendió que para salir de rumba lo mejor es utilizar esta modalidad, y hasta para hacer diligencias optan por lo mismo porque se evitan demoras, la parqueada del carro y el riesgo de que un chinche le raye el pichirilo en la calle. Hace unos días conversé con un taxista y me enteré de algunas cosas referentes a ese trabajo.

*No vaya a creer usté dotor que esto de voliar cabrilla todo el día es muy fácil. Yo llevo toda la vida en este oficio y me lo conozco de pe a pa, y le cuento pues que cada día la cosa se pone más berrionda. Fíjese que las calles están plagadas de amarillos, como les dice la gente, y hay que ver el camello p’a levantase una carrera. Y es que ha sido costumbre entre nosotros que cada que a un cliente lo jubilan en una empresa, o lo arreglan p’a salir de él, lo primero que hace el tipo es comprase un taci y largarse a recorrer pavimento. Como si esta vaina juera tan sencilla. Además, los políticos y los mandamases se pasan la ley por la galleta y reparten cupos como en una piñata.

Vea yo le esplico. En cada municipio hay normas que controlan los cupos de tacis y cuando el mercao está saturao, cierran la dentrada de más carros; pero esas bellezas que manejan el poder hacen lo que les da la gana y basta con untales la mano p’a que consigan los cupos que usté necesite. Lo que llaman la corrución, patrón. Entoes según las cuentas se supone que en una ciudá hay cierta cantidá de carros, pero va uno a ver y esisten por lo menos el doble. Y entoes lógico, el negocio se va al piso.

Por ejemplo yo trabajo este carro que es de un dotor que tiene varios tacis. Es un yundai modelo 95 y siempre está amasao, pero toca tratarlo con maña porque usté sabe que si la navecita saca la mano, no veo ni un peso p’a llevar p’a la casa. Claro que están en peor estado los chevetes. Esos sí son unas llagas, ¿oiga? Ya no les ajustan las puertas, botan los cambios, les suena hasta la pintura y queman aceite por galones. Lo que pasa es que ya tienen muchos años voliando cachucha y esa vaina no la aguanta es nadies.

Lo ideal es manejar uno su propio carrito; y yo tuve uno hace años, pero me tocó salir de él porque tuve un problema de billete. Es que cuando usté maneja el carro con cuidao y le pone harta curia al asunto, y si además no tiene que entregáselo a nadie p’a que lo trasnoche, con seguridá le da mejor rendimiento y no le pide tanta plata. No es por nada pero la mayoría de choferes le tiran al carro como a violín prestao. Otra cosa es que los patrones cambian de chofer todos los días y no hay nada pior p’a un carro que lo alpargatén varias patas.

Yo trabajo este carro de 5 de la mañana a 5 de la tarde. Cuando voy a cuadrar con el patrón tengo que llevalo lavao y tanquiao; éso sí, hay que echale gasolina hasta que no le quepa ni una gota. Por éso es que usté ve en las bombas a los tacistas maquiando el carro mientras lo tanquean. Luego otro chofer coge el taci y lo trasnocha; el hombre camella mientras haya clientela, porque de lo contrario se va a dormir. El caso es que a las 5 me lo tiene que entregar en las mismas condiciones como yo lo dejé.

Además estos carros modernos son muy cómodos y aparentadores, pero nada como esos tacis de antes que aguantaban zapato sin joder p’a nada. Por ejemplo el Doche Dar, que llamábamos tres patadas o carebola. O qué tal el Volga, un carro ruso que duraba más que un lote en Cartago. También había unas lanchas marca Ford, a los que se le podían acomodar cuatro pasajeros atrás y hasta tres adelante, si viajaba un muchachito; claro que el chofer tenía que manejar con el brazo izquierdo afuera p’a que cupieran todos. Así sí rendía la vaina, porque a estos carritos de ahora con trabajo le caben cuatro pasajeros en total.

Otro problema… ¡Huy!, dotor, usté me perdona un minuto yo me orillo p’a contestar este celular. Debe ser el patrón a joder, o mi mujer a encargame algo p’al almuerzo. Y no contesto mientras manejo porque fijo me clavan un parte y pierdo el trabajo de toda la semana. Aguarde y seguimos la conversa.
pmejiama1@une.net.co

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