martes, abril 20, 2010

La ley del embudo.

La ciencia de la economía es complicada de entender para la gente del común y no todos los columnistas que tratan el tema en los medios escritos son fáciles de leer, porque exponen sus opiniones en un léxico que con seguridad es muy claro para ellos, pero que al resto de los mortales nos deja groguis. Por ello disfruto una columna que publica este diario, escrita por el doctor Luis Alfonso Arias, porque es didáctica, clara y utiliza un lenguaje coloquial y sencillo; además, presenta unos ejemplos que son entendibles para cualquiera que haya terminado el bachillerato. Porque son muchas las inquietudes que tenemos acerca del tema.

El asunto del dólar es algo bien complicado. Uno crece convencido de que si la divisa americana se iguala a nuestro peso es porque somos una economía fuerte, a diferencia de otras que tienen un cambio mucho más disparejo, pero cuando los “verdes” empiezan a bajar ponen el grito en el cielo porque al país se lo va a llevar el patas. Que los exportadores se friegan, es la queja principal, pero no dicen nada de los que se benefician porque importan materia prima u otros productos. La verdad es que el ciudadano del común hace fuerza para que bajen de precio a ver si puede mercarse unos cuantos para salir de paseo al exterior, porque mientras estén caros, olvídese. Claro que yo tengo la fórmula infalible para que el dólar pierda valor y arranque para abajo: no es sino que a mi poder lleguen unos cuantos, así sean poquitos, y eso es como con la mano.

El cuento de la tal inflación sí que menos lo entendemos. Hace varios años, cuando la cifra que marcaba este fenómeno era de dos dígitos, no se oía hablar sino de las medidas para reducirla a como diera lugar. Y arrancó para abajo, y todos igual de jodidos, con la diferencia que los salarios aumentan en la misma proporción que marque la inflación, que cada vez es más baja, mientras todos los demás gastos suben como espuma en mayores porcentajes.

Tampoco es fácil concebir cómo es que funciona el negocio de las entidades financieras en nuestro país, porque en ninguna otra situación se presenta la ley del embudo con mayor precisión como en este caso. Aquí la boca del embudo, que corresponde a las entidades financieras, tiene un ancho mayor al del Cañón del Chicamocha, mientras el tubito angosto nos representa a los millones de marranos que depositamos nuestra confianza en ellos. Y así hagan campañas para que todo el mundo retire sus ahorritos del banco, no haga ningún tipo de transacción, nadie tome dinero prestado, devuelvan las tarjetas de crédito y ni siquiera se utilicen los cajeros automáticos, en una sociedad moderna es muy complicado sobrevivir sin hacer uso del mercado financiero.

Es como dicen, un mal necesario, pero hay que ver lo que reniega la gente de los bancos porque se la quieren ganar toda y en una sucursal bancaria cobran hasta por estornudar. Piensa uno que la mayoría de sus servicios deberían ser gratuitos, para que el cliente utilice su portafolio que a la larga es lo que les interesa, pero por el contrario escurren al usuario con sevicia y fruición. Cómo es posible que consigne usted en Manizales un cheque girado en Pereira y por el canje le cobren un mundo de plata; ni porque mandaran un mensajero en bus a hacer el trámite. Ahora con oprimir la tecla de una computadora esa vaina pasa como por arte de magia, en milésimas de segundo, y nadie tiene desgaste alguno. Y vaya compre una chequera para que se entere de lo que cuesta; como si al girar cheques no se moviera el banco y acrecentara sus ganancias.

Oí al Presidente Uribe justificar las utilidades que reportan los bancos dizque porque ellos generan empleo, pagan impuestos y activan la economía, razones que estarían muy bien si las ganancias fueran razonables. Pero cuando deben utilizar cifras en billones, con B de billete, para cuantificar los montos, los agobiados cuentahabientes quedamos estupefactos. ¡Qué estupefactos!, quedamos es verracos, picados, envenenados y aterrados ante semejante despropósito. Hasta nos aguantamos que tengan unas utilidades mayores a la de cualquier negocio, el doble si quieren, porque nadie trabaja para que lo vean, pero las cifras que presentan son exorbitantes.

Que alguien explique por qué si un cliente lleva al banco 30 millones de pesos y abre un CDT le pagan unos intereses irrisorios, mientras que a quien solicite un crédito de consumo le clavan un interés que supera con creces el que pagan por lo que ellos captan. Y por un sobregiro o el uso de la tarjeta de crédito cobran hasta el 25%; ni hablar de los créditos de vivienda y demás “servicios”. La gente siempre dependerá de los préstamos, así la expriman, porque bien es sabido que la necesidad tiene cara de perro. Otra cosa es que gracias al 4 x mil la mayoría únicamente recurre al banco cuando es estrictamente necesario; de resto, puro “Bancolchón”.

La cifra de utilidades solo es superada por los madrazos que reciben las entidades financieras, expresiones que se generan cuando el sufrido deudor recibe una llamada el domingo a primera hora para recordarle el inminente vencimiento de una obligación.
pmejiama1@une.net.co

3 comentarios:

JuanCé dijo...

Si Pablo se siente asco de conocer las cifras de utilidades; y salen con el cuento de la labor social que llevan a cabo, cuando la verdad es que sólo le dan limosna al pobre tullido que está en la puerta del banco; esa es la labor social más importante. Las otras son financiar políticos que les sirvan de apoyo por si acaso...

www.ogil.info dijo...

“Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que la banca privada controle su moneda, ésta y todas las instituciones que florecieren a su alrededor, privarán a la gente de toda posesión; primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
Thomas Jefferson, 1802
Principal precursor de la Independencia de los Estados Unidos)

Cultura del centavo, robo “hormiga” o pirámide
Permisividad del Estado
Por Óscar Gil
(Periodista independiente)

Sistema bancario/financiero:
No está lejano el día en que cobrarán por entrar al banco o a los cajeros automáticos: cobran por depositarles dinero <¡!> desde otras plazas (¡al remitente y al destinatario!); uso de cada tarjeta plástica (7 mil pesos mensuales); costosísimas chequeras (en promedio 4 mil pesos cada cheque); retiros y avances en cajeros automáticos o por ventanilla; consultas de saldo en los cajeros y en los teléfonos “inteligentes” o audiorrespuestas; transacciones invalidadas (fondos, o cupos insuficientes y errores al digitar la clave); reposición de tarjetas deterioradas o extraviadas; transferencias en la internet; expedición de certificados, extractos y cheques de gerencia; “penalización” <¿?> por cancelarles préstamos antes de su vencimiento (el 10.% de la deuda recogida). Los intereses que pagan son irrisorios, mientras que los cobrados son usurarios. Y de los préstamos de vivienda y sus consecuentes remates… ¡ni hablar! Por cheques girados, retiros y trasferencias siguen cobrando el 4 X 1.000 con el que el Estado subsanó una supuesta crisis del sector financiero. El gerente de una oficina bancaria en Cali le confió al autor de este artículo que por ese concepto recauda –sólo en su puesto de trabajo¬¬– un promedio de 50 millones de pesos diarios.

Conclusión:
Políticas y procedimientos como los descritos son los que hacen que los clientes pierdan la confianza en el sector financiero, y que sus artimañas se conviertan en arbitrariedades que fomentan el sistema piramidal del que tanto se habla en Colombia y el que inmenso daño les hizo a millones de ciudadanos.

Pero, ¿qué dicen y hacen el gobierno y las autoridades competentes? ¡Nada, absolutamente nada...!

Si tiene comentarios, o conoce otras argucias piramidales, escriba a
ogil@emcali.net.co
www.ogil.info
*

Y si está de acuerdo con los planteamientos aquí expuestos, reenvíe este mensaje a sus familiares, amigos y relacionados.
Todos los colombianos y las autoridades competentes, deben conocer estas anomalías de carácter financiero.
*

El sistema financiero en Colombia percibió –en los primeros ocho meses del 2008– 8.8 billones de pesos (¡36.666 millones 666.666 pesos diarios!). No es justo que unos pocos se enriquezcan con nuestro dinero.
* Retiremos nuestro dinero de los bancos.
* Paguemos los saldos que adeudemos por préstamos.
* Recojamos nuestros CDT, y no abramos ni uno más.

Para que no se genere una lista interminable de direcciones, reenvíelo con copias ocultas (CCO). Así protegemos la identidad de nuestros destinatarios.

¡Unidos sí podemos…!

* * *

Jorge Iván dijo...

Yo más bien paso para que no me cobren el 4%o por el comentario.