miércoles, julio 21, 2010

Preguntas sueltas.

Qué oportuno sería que los canales privados de televisión, RCN y Caracol, le explicaran a la teleaudiencia cómo carajo fue que programaron las transmisiones del Mundial de fútbol que acaba de pasar. Porque hasta ahora lo único que veo en la gente es desconcierto y rabia debido a la omisión de ciertos encuentros, que aunque sobre el papel no representaban mucho interés, el sólo hecho que estén programados en semejante torneo ya los convierte en novedad. En este caso sucede lo mismo que en una temporada de toros, que para ver la corrida buena hay que ir todas las tardes a la plaza. Hasta donde tengo entendido nadie posee la bola de cristal que predice la calidad y el resultado de un partido de fútbol.

Cómo es posible que durante la semana transmitieran 3 partidos, cuando la mayoría de las personas no podían verlos porque estaban en el trabajo u ocupados en otro menester, y apenas llegaban los sábados y todo el mundo disponía del tiempo, armaban programa con los amigos para reunirse y se frotaban las manos de la felicidad, resulta que estos mercachifles resolvían trasmitir un solo partido; e igual dosis repetían los domingos. Pero más inaudito aún es que en plena semifinal, cuando todos los encuentros tienen una importancia capital, ellos decidieran que un partido como el de Uruguay contra Ghana, que además se jugó un sábado por la tarde cuando los televidentes podían verlo, no tenía mucha importancia. Sabrá el diablo por qué. Por fortuna la tecnología nos lo permitió ver por internet, porque además resultó ser uno de los mejores partidos del mundial.

El ciudadano del común supone que si entre las dos empresas se ponen de acuerdo para repartirse los partidos, cada una debe trasmitir sólo la mitad y así les sale más económico; porque la única explicación que le vemos a semejante despropósito es que los derechos de transmisión fueran muy costosos, y con recargo los fines de semana. Pero yo creo saber por qué obraron de esa manera: porque ninguno de los dos canales se arriesga a que los partidos del otro resulten mejores que los propios. Esa competencia enfermiza por acaparar la audiencia los tiene ciegos y maniatados.

Claro que si de invertir millonadas en producciones estúpidas, telenovelas y concursos repetitivos se trata, ahí sí el billete brota como por arte de birlibirloque. Sólo en las manos de los dueños de esas empresas está la potestad de cambiar de manera radical una programación infame y dañina, con la que hipnotizan todo un pueblo y le llenan la cabeza de cucarachas. Por favor señores cacaos, ustedes y sus proles no alcanzan a gastarse la plata que tienen en lo que les resta de vida, por lo que pueden darse la pela de contribuir de forma importante en la culturización de este país. Porque de los dueños para abajo todos los empleados tienen que mostrar resultados, y como lo que más vende son las telenovelas, se quedará la televisión colombiana condenada al oscurantismo y la majadería.

Nunca había sucedido, hasta donde la memoria me alcanza, que nos quedáramos sin la transmisión por televisión abierta de varios partidos de un mundial de fútbol. Yo tenía la esperanza que sucediera como con los juegos olímpicos, que si los canales privados no los transmite el gobierno lo hace por el canal institucional porque se trata de un evento de interés nacional. El caso es que con el proceder de los canales privados se crean suspicacias y la pregunta general es qué hay detrás del asunto. Al menos yo estoy seguro de que esos vergajos algo traman, porque bien es sabido que no dan puntada sin dedal. Alguna maturranga tienen entre manos; a lo mejor existen nexos entre ellos y las empresas que venden televisión satelital, y de esa manera empiezan a ablandarnos para que en el futuro pensemos en anotarnos en un plan de esos. Y se mete usted en el embeleco y entonces le ofrecen señal en alta definición, televisión en 3D y otras arandelas que sumadas cuestan un mundo de plata.

Terminó el mundial y los amantes del torneo quedamos como huérfanos, desubicados, más desprogramados que un poste. Recuerdo que en el 2005, cuando era más probable que Costa Rica ganara el mundial de Alemania que yo alcanzara a verlo por televisión, porque los tratamientos para combatir el cáncer me tenían como sobrado de tigre, le dije al oncólogo que me trató, doctor Juan Paulo Cardona, que ante lo grave de la situación bregara al menos que yo alcanzara a disfrutar del mundial programado para el año siguiente. Ahora puedo decir que este de Sudáfrica también queda grabado en mi disco duro y aprovecho para agradecerle de nuevo al doctor Cardona, porque aparte de su especialidad fue mucha la sicología que utilizó para no dejarme tirar la toalla.

Muchos planean viajar al próximo mundial para aprovechar que el torneo se va a jugar en el vecindario, mientras yo pienso que ahora voy a tener que apelar a mi tocayo el pulpo alemán para que diga cómo la ve para el 2014; y que si el pronóstico de que también voy a disfrutarlo es positivo, que de una vez me adelante algunos datos para empezar a trabajarle al borrador de la polla.
pmejiama1@une.net.co

2 comentarios:

JuanCé dijo...

Pablo:
Ya que mencionas al animalito ese, que tal si propones que lo nombren el encargado de decir, cada año, quien podría ser el campeón del mundo. Así, se haría un torneo cada año, que por lo que entiendo, es mejor que cada cuatro; además, el país escogido como sede, sólo tendría que pagar los gastos de transporte del pulpo y se economiza un infierno de plata y de loquitos sin trabajar.
No lo eches en saco roto: ¡imagínate un campeón anual!

Jorge Iván dijo...

Recomendación para el 2014.Te consigues un vecino de apartamento que tenga Directv (ahí perdonas la cuña)tal como yo hice para éste. Eso si, puedes dormir tranquilo porque tampoco es como para decir: !bruto lo que me perdí!