Imagino la piedra que le daría a un
científico como Stephen Hawking si llegara a oírme decir sandeces y pendejadas.
Porque él, que ha dedicado su vida a la investigación y a la búsqueda de
respuestas, no podrá concebir que a un ignorante como yo le parezca que no
deberían botar tanta plata en proyectos y experimentos que supuestamente buscan
mejorar la existencia a quienes habitamos este valle de lágrimas. En cambio
siento respeto por personajes del talante de Llinás, Patarroyo o Hakim, porque
ellos consagran su esfuerzo al avance de la ciencia médica, un asunto cuyos resultados
son de suma importancia para el bienestar de la humanidad.
La verdad no es que me parezcan de
poca importancia las investigaciones que hacen de tantas vainas de interés,
sino que no puedo aceptar que se inviertan enormes presupuestos en asuntos que
no representan un beneficio inmediato para la humanidad, mientras en el mundo
entero existen tantas privaciones que requiere de intervención inmediata antes
de que sea tarde. En todos los rincones del planeta habitan personas que tienen
necesidades urgentes, sufren y sobreviven en medio del desespero y la
desolación.
Vi en televisión un programa de
cuando filmaron la película Titanic, en el que el director del filme, míster
Cameron, se ideó una expedición de científicos encargados de investigar por qué
se hundió el transatlántico. Muchas veces bajaron hasta los restos del
naufragio en pequeños submarinos especiales para tal fin, mientras en un barco
en la superficie un grupo de investigadores se encargaba de analizar lo
descubierto. Que cómo fue la grieta abierta por el choque, por qué se partió el
barco, que si el dueño se salvó de primero, que hasta qué hora tocó la
orquesta, que cuánto duró el hundimiento…
A la legua se notó que la intención
del programa era hacerle publicidad a la película y aunque costó una fortuna,
sin duda la jugada comercial fue un éxito porque la mayoría de los televidentes
quedaron antojados de conocer las respuestas. En cambio opino que para qué
carajo sirve conocer esos datos, un barco que se hundió hace más de cien años.
Que inviertan lo que sea para prevenir desastres con los cruceros actuales y
evitar que se repita lo sucedido con el Costa Concordia, que no pasó a mayores
porque fue en la costa y cerca de un pueblo, porque de haber sido en alta mar…
Hace unos años realizaron en Europa
un experimento con el que lograron reproducir, por medio de un acelerador de partículas,
la explosión del Big Bang, la misma que dio origen a nuestro planeta. Esa vaina
sucedió hace mil quinientos millones de años y entonces me pregunto qué pasa si
nos quedamos sin saber cómo sucedió; aparte de ahorrarnos un dineral, no veo
qué puede cambiar. Cómo servirían esos miles de millones de euros para darle
saneamiento básico a la gente más pobre, vivienda, salud, educación, comida…
Ahora les dio por mandar una sonda a
Saturno para conocer detalles de ese planeta, si hay agua o atmósfera. Suponga
que el descubrimiento es positivo, qué nos ganamos si eso queda en los
infiernos; nadie se le medirá a viajar hasta allá, durante varios años, para
toparse con un peladero inhabitable.
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