lunes, agosto 20, 2007

¿Será que nos toca?

Esta es sin duda la pregunta que sale a colación siempre que hay un grupo de personas reunidas, y cuyo tema de conversación son los proyectos y las obras de infraestructura que se adelantan en la región y el país. No es que los contertulios sean pesimistas, sino que en nuestro medio han sido tantas las promesas y tantos los mega proyectos que se han quedado en solo palabrería, que la duda ronda entre la gente y cada vez somos más renuentes a creer en la eficiencia de nuestros dirigentes. A lo mejor con los años uno se vuelve desconfiado y ya no le come cuento a esas promesas, ni se deja pintar pajaritos de oro.

¿Será que nos toca ver en operación el aeropuerto de Palestina? Porque el sueño de todos es que despegue desde allí un avión hacia un destino internacional, aunque por ahora la mayoría nos conformamos con tener un terminal aéreo que funcione en época de invierno y opere en horario nocturno. En el programa radial La Luciérnaga escuchamos con cierta regularidad las diatribas de Álvarez Gardeazabal en las que habla pestes de nuestra aspiración a tener un aeropuerto funcional; el cáustico comentarista insiste en que se trata de un embeleco de “unos cuantos ricos de Manizales”. Pero claro, como el personaje de marras es oriundo del Valle del Cauca, además de ex gobernador de ese departamento, insiste en que la solución para nosotros es utilizar el aeropuerto Santa Ana, de Cartago, hasta donde podemos trasladarnos en muy poco tiempo, por una, según él, “excelente” autopista.

Lo que me extraña es que Hernán Peláez, para mi gusto el periodista más ecuánime del país, permita esas opiniones amañadas en su programa. Que al menos permita a la contraparte exponer sus razones, y que le aclare al país que entre las dos ciudades no existe ninguna autopista ni nada que se le parezca. Me gustaría verlos en un embotellamiento del tráfico en la bajada a Desquebradas a ver qué tan expedito les parece el camino. Además Héctor Rincón, la cuota antioqueña del programa, mete la cucharada para decir que la idea de Aeropalestina es un asunto de puro regionalismo caldense. Qué tal un paisa que critica el regionalismo, cuando fueron ellos quienes lo inventaron. Así como no nos entrometemos en los proyectos ajenos, que nadie venga a meter las narices en nuestras justas aspiraciones de desarrollo.

¿A propósito, será que nos toca viajar entre las tres capitales del eje cafetero por una cómoda y moderna autopista? Porque esa realidad solo existe en la mente de algunos periodistas foráneos que la promocionan como una obra terminada, lo que hace suponer que ha pasado mucho tiempo sin que transiten por esa vía. Ya perdimos la cuenta de cuántos años hace que oímos hablar del anhelado proyecto, el cual sigue en pañales en un gran porcentaje. Es común enterarnos de las fechas fijadas para entregar la totalidad de las obras, pero los plazos se cumplen y solo vemos como nos dan contentillo con pañitos de agua tibia. Y como ante la necesidad el ciudadano agradece cualquier tramo que pongan en servicio, así nos caramelean mientras cumplimos con el pago de unos costosos y copiosos peajes.

¿Será que alcanzamos a conocer el cacareado puerto de Tribugá? Ese sí que lo veo remoto. A las otras obras al menos les trabajan, así sea a puchitos; o les meten el hombro e insisten en conseguir la financiación, pero de la tan anhelada carretera a las costas del océano pacífico no se sabe nada en concreto. Que ya está de un cacho, dicen un día; que el gobierno aprobó el presupuesto, dicen después; que falta muy poco tramo por abrir, aseguran luego, pero de ahí a poder viajar en carro hasta la playa hay mucho trecho. Y mucha trocha. Trocha a la que después de abierta hay que adecuar con las mejores especificaciones para que permita el tránsito de tracto camiones hacia y desde el puerto. De manera que a ese proyecto es mejor que ni le hagamos ganas.

¿Será que nos toca algún día viajar a Bogotá por una vía cómoda y segura? Amanecerá y veremos, porque a cualquiera se le gasta el optimismo al ver que ni siquiera ha sido posible un acuerdo para adelantar los estudios de la rectificación de la carretera que une a Manizales con Mariquita. Resulta que la Universidad Nacional tiene una deuda con el INVIAS por el lote que ocupa el campus de La Nubia, compromiso que puede cancelar con la realización de dicho estudio. Ambos están de acuerdo, a las dos partes les conviene el arreglo, el gobierno azuza para que se logre el convenio, pero pasa el tiempo y no hay poder humano que logre la firma. Esa vaina no la entiende ni el patas. Mientras tanto es cada vez mayor el número de viajeros que opta por utilizar la vía por Cambao, que aunque es una carretera sinuosa y muy despoblada, puede evitarse el tramo Honda - Villeta que está imposible por el tráfico pesado.

Será en una próxima reencarnación que disfrutamos del túnel de La Línea, el ferrocarril de occidente, la navegación por el río Magdalena y la transición del ISS a una nueva EPS. Mientras tanto, no queda sino ver esta vida pasar y pasar.
pmejiama1@une.net.co

1 comentario:

Jorge Iván dijo...

Me solidarizo con las aspiraciones de los manizaleños, ¿o será manizalitas? de tener un aeropuerto con todos lo juguetes y una excelente autopista que una el eje cafetero.
¿Gardeazabal? mas peligroso que un "palestino" con cólicos renales. Mas bien oigan el cocuyo, como yo. Pa´lante y sin reversa