martes, octubre 07, 2008

El malevaje.

Todos los idiomas del mundo evolucionan a diario y son sus hablantes los encargados de cambiarlos. Es así como vemos en el nuestro, el castellano, que ciertas palabras que no son castizas, y que además por chocantes o poco sonoras las rechaza la mayoría, terminan por imponerse cuando los miembros de la RAE deben reconocerlas debido a que se han convertido en vocablos comunes y muy utilizados. Por ello antes de corregir a alguien al oírle decir una palabra que suponemos no está en el diccionario, es mejor cerciorarse primero para no quedar mal. La misma lengua varía en los diferentes grupos sociales y en todos indefectiblemente sufre los cambios impuestos por el paso de las generaciones. Esto pude comprobarlo hace poco cuando estuve en la plaza de mercado y me puse a conversar con un malevo que se me arrimó mientras esperaba en el carro.

*Huy patroncito, no crea que porque se queda entre el carro no necesita que le eche gafa pa´ cuidalo. Vea, no es por metele terrorismo, pero por aquí son capaces de alzace la nave con vusté ahí metido. Con decile que cargan trapo pa´ robase un mojao. Deje yo lo acompaño un rato, porque le digo pues que desde que parquiaron aquí ya los tienen pillaos y no es sino que den papaya pa´ que la lleven. Y eso que la galemba está saniada a comparación de lo que era antes; lo que pasa es que ahora hay una guerra donde se quiebran a uno diario, y vusté sabe que de eso se entera todo mundo y así cogemos mala fama es todos.

Aquí la mayoría de la gente es sana y no lihace mal a nadies, pero hay unas mafias que manejan todo y no se puede mover un dedo sin dales tajada. Fíjese vusté por ejemplo todos esos puestos de revuelto y fruta que hay en la calle. No vaya a creer que ellos tienen principal pa´ poner su negocito, qué va. Toda esa mercancía es de algún duro que se compra por ejemplo un viaje de redrojo de tomate, porque ahí venden es las viruñas que no reciben en los supermercaos, y el tipo lo quihace es repartiles pa´ que cada uno se gane cualesquier peso cuando venda todo el realís. Entoes el vergajo se la gana es toda, porque compra el tomate a güevo, no tiene local en ningún pabellón y así se ahorra el arrendo, los impuestos, las faturas y demás gastos, y ni siquiera tiene que pagar empliaos.

Y vea por ejemplo ese pirobo que está parao en la esquina. El man vende vicio y todo mundo sabe, pero la merca tampoco es propia. Aquí hay unos clientes que dominan ese mercao y le consiguen a vusté lo que quiera metese; eso sí, cuenta con ir a sapialos o a frentialos porque de una lo mandan es a pelar. Por eso lo mejor aquí es hacese el manuel y no metese con nadies, pa´ no tener líos y poder ganase cualesquier moneda pa´ llevar pa´ la casa. Yo por ejemplo me levanto la lata es haciendo mandaos, ayudo a cargar bultos, le colaboro a otro cuidándole el puesto, llevo razones, le echo ojito a los carros y lo que haiga qué hacer. Algunos me regalan una moneda y por ejemplo un carnicero me brinda un hueso o media libra de gordo, el del granero me deja recoger frijolitos o maíz del piso, otro me da unas papas, no faltan los platanitos y el revuelto, y hasta alguna fruta pa´ hacele fugo a los pelaos.

Ojo, con disimulo póngale cuidao a ese jíbaro que viene ahí de sudadera gris. Le cuento pues que ese man es una gonorsobia, porque no respeta a nadies y además esige que todo mundo le rinda cuentas. Se cree dueño de la galemba y lo pior es que dicen que ya le ha dado balín a varios. Es ese sentido sí que está jodido esto por acá. Mire que antes un gatillero cobraba tres o cuatro palos por hacer una vuelta, y le cuento pues que hoy en día le martillan al que sea por cualesquier chichigua. No se le haga raro si un vicioso va y quiebra un parroquiano por cincuenta o cien mil pesos. Por lo mismo dicen los sicarios esperimentaos que el negocio se les perratió.

Y ni hablar de los rateros. Esas chuchas espantaron la clientela porque hace años aquí venían los ricos a mercar y ahora no aparecen ni a deshacer los pasos. Recuerdo que de jueves a sábado aquí llegaban cantidá de doñas elegantes que dejaban buena propina y el ambiente era más bacano, además que tenían onde parquiar sus carros porque no esistían todos esos puestos callejeros. Otra cosa es que esto se llenó de putas; y ni esas pueden trabajar por su cuenta. Hay unos pirobos que llaman quisque… ¿cómo dice?, eso, procenetas. Le digo pues que las pobres viejas no dan abasto de voliar caragualo y estos jediondos les quitan la mitá de la plata. Qué cosa tan verrionda.

En todo caso patrón por aquí pa´ servile cuando necesite algo. Mejor dicho, pa´ las que sean; y mire a ver si se deja venir con cualesquier peso que ando más varao que corcho en remolino.

1 comentario:

Jorge Iván dijo...

Conta Pablo cuanto le diste al malevo. Pero no por cuidar el carro, sino por instruirte en otras lenguas. Muy divertido el monólogo