martes, octubre 30, 2012

Señal Colombia.


Una espina que me mortifica a diario es el giro que ha dado la televisión en las últimas décadas. Tal vez el medio de comunicación más importante porque le llega a la mayoría de la población, y aunque la radio también es popular, casi todos sus oyentes la mantienen sintonizada en emisoras que muelen música durante las veinticuatro horas. La prensa escrita es privilegio de unos pocos que tienen capacidad de adquirirla y es así como el pueblo raso sobrevive sin enterarse de lo que sucede a su alrededor, excepto por las noticias que trasmiten los pésimos, amarillistas y manipuladores noticieros de televisión. Si hacen el esfuerzo de comprar un periódico, optan por un tabloide de esos sensacionalistas que tanto éxito tienen entre el vulgo.

Parece increíble que en el barrio más deprimido, en la inaccesible montaña, en la selva inhóspita o en una vereda lejana y olvidada, el común denominador sean las antenas de televisión. Tradicionales o improvisadas por el ingenio criollo, las vemos en todos los techos y muchas veces engarzadas en largas guaduas que las remontan en las alturas donde buscan capturar algo de señal. El pueblo raso no tiene otra distracción diferente a la televisión y por ello se convierte en un instrumento tan importante para culturizar, educar, fomentar buenas costumbres, dar a conocer la realidad del país, promover campañas institucionales y demás mensajes que cumplan labor social.

En los centros urbanos muchos tienen acceso a la señal por cable, pero el grueso público sólo ve los canales nacionales que ofrece la televisión abierta; los estratos bajos y todos aquellos que habitan veredas y viviendas campesinas. Esa oferta nacional está representada en varios canales regionales, las dos cadenas nacionales, el canal institucional y los dos canales privados, los cuales con su programación farandulera y superficial arrasan con la teleaudiencia, porque bien es sabido que el ser humano es afín al morbo, el amarillismo y la futilidad. La ignorancia y la estulticia del pueblo son campo abonado para difundir una programación carente de toda ética, que sólo se interesa en entretener sin tener en cuenta el contenido ni el mensaje.

Entiendo que los directivos de dichos canales, ejecutivos jóvenes cuya única preocupación es el éxito económico, procedan a difundir esa basura que ofrecen al público televidente porque sin duda les da resultados. Lo inconcebible es que un magnate como Carlos Ardila Lulle, de quien tenemos las mejores referencias por ser un hombre íntegro e inteligente, permita que en un canal que pertenece a su grupo económico se difunda un mensaje tan pobre y decadente. Porque el canal RCN es una vergüenza, una afrenta a la inteligencia, un bodrio que no merece cinco segundos de nuestro tiempo. Igual que el canal Caracol.

Da grima ver que con los presupuestos que manejan y la tecnología en equipos con la que cuentan produzcan una programación tan deplorable, mientras en otros tiempos nuestra televisión se caracterizó por una oferta maravillosa que entretenía a la gente mientras difundía valores y exponía nuestra idiosincrasia. Hacían un programa como Yo y Tu con las uñas, donde actores improvisados al lado de figuras con experiencia convocaban a la familia colombiana todos los domingos a las siete de la noche, para disfrutar de una comedia maravillosa. Tiempo después aparecieron otros como Romeo y Buseta, Don Chinche y NN; series como La mujer del presidente, Tiempos difíciles o La otra mitad del sol; además musicales, programas periodísticos, de concurso, culturales, de historia o variedades. Era, sin duda, una programación para todos los gustos.

Durante mucho tiempo quienes tenemos la televisión por cable pudimos recurrir a opciones culturales que hacían agradable sentarse frente a la pantalla, pero infortunadamente eso también tiende a desaparecer. Canales como Discovery, National geographic, History o Animal planet, cambiaron radicalmente su estilo y ahora son repetitivos con temas insulsos y vacíos. Mientras el uno se dedica a cárceles y presos, asesinos de toda laya, mafiosos, secuestradores y cuanto criminal exista, el otro presenta a diario a pacientes con malformaciones monstruosas que dejan al televidente traumatizado. El canal de historia, otrora interesante y cultural, hoy se dedica a unos tipos que compran chatarra por todo el país, mientras el de animales cambió aquellos documentales en las sabanas africanas por unos pendejos terapeutas de perros y gatos.

Por fortuna me topé con Señal Colombia y descubrí un canal que colma mis expectativas. Una estupenda programación, alejada de cualquier interés comercial, recorre todos los rincones del país para mostrarnos las diferentes comunidades y sus costumbres. Conciertos de música clásica; programas periodísticos; y uno llamado Los puros criollos, en el cual Santiago Rivas, el presentador, con mucho humor escoge un tema tradicional de nuestra idiosincrasia y lo muestra con todas sus facetas: la chicha, las fiestas de quince, el Renault 4, los reinados de belleza, el chance, la empanada, los afrodisíacos, etc.        

El canal además transmite en directo eventos como El Tour de Francia o la Vuelta a España; valiosos documentales internacionales; programas con personajes reconocidos como Jota Mario Arbeláez o Jorge Veloza, el carranguero mayor; entrevistas de interés; espacios culturales; arte; festivales de música de diferentes regiones del país. Cada noche presenta cine independiente y quien no pueda ver a Don Chinche durante la semana, disfruta de la maratón el domingo por la noche. ¡Qué maravilla de programa!
pamear@telmex.net.co

1 comentario:

BERNARDO MEJIA ARANGO bernardomejiaarango@gmail.com dijo...

Otra vez yo, pariente lejano. Lamentablemente usted tiene razón en todo lo que dice, la televisión es una porquería y la radio está por el mismo tono.

Por la calidad de la programación y de la corrupción que introduce en nuestros hogares, yo la llamo "La caja diabólica", en resumen es un montón de Materia fecal (Léase "mierda"), perdone usted, tal culto como es, por el término.

Además de Señal Colombia, yo me he refugiado en TCM (Clásicos del cine) y De Película (En blanco y negro, solo mejicanas, aunque se cuelan muchas malitas, veo lo de los años 40´s, 50´s y 6o´s.

Y ahí estamos; cada que veo a mi nieta, quien tiene 8 mesesitos me pregunto: "Qué nos espera en la formación de esta criatura?"