Disfruto ver en los telenoticieros
cuando entrevistan a la gente de la calle para pedirles una opinión, o debido a
que han sido testigos de algún hecho. Personajes que se expresan de una manera
auténtica y coloquial, con términos y dichos característicos de su condición, y
que además salen con unas burradas que son causa de los nervios que produce a
las personas hablar ante un micrófono. Pero así desconozcan las reglas del buen
decir, siempre tienen una opinión acerca de todo lo que sea actualidad y además
les encanta conversar con quien se topen en cualquier esquina. Por eso disfruto
el palique con el cuidandero de carros.
Dichosos los ojos, dotor. ¿Yo?, ni
pa qué le digo que bien porque me tiene agobiao este resisterio tan verriondo;
yo reniego mucho del frío y del agua, pero bueno es culantro… La chispa de
mediodía hasta las tres de la tarde me pone es a sudar ¿oiga? Claro que el
trabajito se mejora, porque con buen tiempo este centro parece en ferias; no
cabe un alma. ¿Cómo dice? Fíjese que sí, se ve mucho gringo de esos que andan
con un morral al hombro; dentran a la catedral, toman fotos, recorren el setor
y hasta tragan porquerías por ahí. Claro que tienen fama de chichipatos quisque
porque son duritos pa gastar.
¿Qué si yo qué? Nooo, dotor, nunca
le he jalao a eso porque me va mejor en este destino. Esa gente tiene que andar
pilas a toda hora pa recoger la mercancía y abrise a correr, porque aparece de pronto
la tomba y si les echan mano, pierden los cacharros y además los ponen en
vueltas. Lo pior es que tienen que respondele al patrón por el billete, porque
después que usté reciba una esistencia no hay disculpa pa no pagala. Como así…
¿acaso usté cree que los vendedores son dueños de lo que ofrecen? Bájese de la
nube y ponga cuidao: por ejemplo un cliente trae un viaje de tomate, pero de
redrojo del que no reciben en los supermercados, y se los entrega a dos docenas
de vendedores pa que trabajen.
Unos tienen carretilla, otros un
mero guacal y los más vaciaos se acomodan en el borde del andén; el patrón les
entrega además unas bolsitas de plástico pa que los empaquen y les enseña cómo
presentar los más bonitos revueltos con la viruña, y uno que otro medio
podrido. Ahí está la utilidá.
Otros produtos, como el aguacate,
se los roban de una finca por la noche y al otro día ya están en las calles pa
arreglale el almuerzo a más de un parroquiano. Todas esas mercancías pertenecen
a mayoristas que ponen a la gente a trabajar pa ellos. Lo mismo pasa con la
música y las películas; el que ofrece chancletas; fugo recién esprimido; frutas
y fritangas; el de los paraguas y demás chucherías que llenan los andenes sin
dejar por dónde caminar.
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