Existen detalles del diario vivir
que por más que les demos vueltas no podemos encontrarles una explicación,
situación incómoda que ofusca y desespera. Comenta uno esas situaciones con
amigos y contertulios y todos están de acuerdo, se hacen las mismas preguntas y
lamentan saber que a pesar del sentimiento unánime parezca imposible evitar
tanto abuso, y que aunque es de conocimiento de todos quiénes son los
responsables, no haya forma de castigarlos. Nadie dice nada, nunca pasa nada y
los pícaros seguirán montados en el potro por siempre jamás.
Quién puede entender que uno vaya
al banco a abrir un CDT con unos ahorros bien luchados y le paguen unos
intereses de miseria, que lo único que producen es rabia. Pero va a la misma
entidad financiera a solicitar un crédito y hay que ver la tajada que le sacan
desde que firma; ni hablar de los intereses por un sobregiro o por el consumo
con tarjeta de crédito. De igual manera cobran un dineral por cualquiera de los
servicios que ofrecen. Un banco funciona con el billete de los clientes y así
abusen y nos den en la cabeza, ahí seguimos todos en fila a la espera de que
nos atiendan. Si seremos bien pendejos.
Otro cuento que nos tiene con el
pelo parado es el embeleco de los dos peajes que piensan clavarnos de aquí a
Mariquita. Hasta ahora nunca se habían atrevido a gravar ese recorrido con un
peaje porque las especificaciones de la vía son arcaicas e incómodas, pero
ahora que le están metiendo mano se les abrieron las agallas y vieron ahí la
oportunidad para ponernos a pagar. Está bien que si la carretera rectificada
nos va a ahorrar tiempo, si no será necesario atravesar Padua y Fresno porque
tendrán variantes y demás mejoras significativas, instalen un peaje que ojalá
sea después de Petaqueros, para que no aísle más una rica región del oriente
del departamento.
Falta menos de un semestre para que
finalice la administración de nuestro alcalde y aprovecho para hacerle un
cuestionamiento desde ahora, porque es sabido que en las últimas semanas no
queda tiempo para nada y menos para dar explicaciones. Varias veces desde esta
columna he preguntado lo mismo y nada que recibo una respuesta satisfactoria.
Pero insisto, doctor Rojas: ¿puede decirnos qué pasa con el cable a Los
Yarumos?
Lo último que recuerdo, hace ya
mucho tiempo, es que hacía falta un repuesto, que ya estaba encargado pero que
se demoraba un poquito. Supusimos entonces que sería cosa de dos o tres meses,
pero ahí está ese elefante blanco desde hace varios años con el único fin de
sacarnos la piedra cada que lo vemos. Desde que lo inauguraron y durante el
poco tiempo que funcionó, quienes lo usaron decían que eso sonaba muy miedoso,
que parecía que fuera a caerse en cualquier momento. Pues tenían razón, porque
muy grave tuvo que ser el diagnóstico para que la única opción fuera
abandonarlo.
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