Mucho cuidado deben tener los aspirantes a ser elegidos en las próximas elecciones, porque la necesidad de dinero para financiar sus campañas puede llevarlos a recurrir a personas de mala conducta, y ya sabemos cómo terminan quienes así actúan. Si apenas ahora procesan penalmente a los inculpados de las elecciones pasadas, podemos suponer que en el futuro próximo no oiremos hablar de otra cosa cuando empiecen a acumularse los casos de las diferentes votaciones.
Otra cosa es que en época pre electoral son muchos los actos públicos que atienden los candidatos, situación que se presta para compartir tarima con personas de dudosa reputación. Y luego a explicar por qué la foto con fulanito, que cómo así que tuvo pactos con perano, y que a cuenta de qué le dio el aval a perencejo. Ahí es cuando personajes de reconocida idoneidad y hoja de vida transparente se ven salpicados por unos hechos bochornosos que los dejan muy mal parados, porque quienes los conocen de cerca saben de sus valores éticos y morales, pero para el común de la gente quedan señalados como un bandido más.
De manera que a escoger muy bien los candidatos, lo que va a ser fácil porque hay nutrida y variada oferta. Listas interminables de aspirantes de distintos movimientos saturan los medios de comunicación y el espacio público de las ciudades. Por fortuna en esta ocasión no tengo que echarle cabeza al asunto, porque da la casualidad que para casi todos los cargos a elegir tengo un allegado o amigo que aspira a ocuparlo.
Entre los candidatos a la gobernación del departamento encuentro a mi amigo de juventud Mario Aristizabal. Nos conocimos en el colegio e hicimos parte del mismo grupo de amigos; lo que llamábamos la barra. Fue mucho lo que disfrutamos una adolescencia que dejó huellas imborrables y que vivimos intensamente; amigas, novias, paseos, rumbas, pilatunas, sustos, embarradas y experiencias compartimos con Mario y su hermano Luís Alonso, quien también hacía parte del combo.
Claro que además de ser un buen amigo, reconozco en Mario a una persona honesta y trabajadora, quien heredó de su padre el gusto por la política y la vocación de servicio. Desde muy joven ha militado en diferentes actividades proselitistas y cabe resaltar su paso por la gerencia de la hidroeléctrica de La Miel, donde se distinguió por ser un ejecutivo de grandes ligas. Otro punto a su favor es el conocimiento del café, porque entre cafetales se crió y de su padre aprendió todo lo referente al cultivo y comercialización del grano.
Miro los candidatos a la alcaldía y me topo con Juan Manuel Llano, con quien puedo decir textualmente que me crié. Debido a la gran amistad entre nuestros padres, desde muy chiquitos anduvimos juntos cuando coincidíamos en los diferentes programas de los mayores, además de que fuimos al mismo colegio. Casualmente Juan también hacía parte de la barra juvenil y siempre está presente en los recuerdos de aquellas andanzas.
De Juan Manuel puedo decir que es un tipo inteligente, emprendedor, amable, alegre, leal y generoso como el que más. Cuando estábamos en tercero de bachillerato alguien lo acusó de no bañarse porque llegaba al colegio con el pelo seco, mientras todos íbamos muy peinados, y ahí nos enteramos de que él se levantaba a las 3 de la mañana a repartir panes en una de las camionetas de La Colmena. Porque fue de ver a sus padres al pie del cañón en ese tradicional almacén que Juan Manuel heredó su vena de comerciante y esa habilidad innata para los negocios. Y los fines de semana, mientras los demás nos dedicábamos a descansar, él arrancaba a recorrer los pueblos para vender galones de un blanqueador que producía en la que fue su primera industria. Claro que el tiempo también le alcanzaba para disfrutar y divertirse con familiares y amigos.
Puedo imaginar el progreso de Manizales con un alcalde como Juan Manuel Llano. Porque es ejecutivo y ejecutor; emprendedor, hábil, visionario, trabajador incansable y lo más importante: una buena persona. Las empresas y entidades que han estado bajo su batuta pueden corroborar que con él la vaina es diciendo y haciendo. Nunca deja nada para mañana; cuando hay que hacer algo lo hace, ¡pero ya!
No necesité estudiar la lista de aspirantes al concejo de Manizales, porque de antemano escogí a Juana Carolina Londoño para endosarle mi voto. Casada con mi primo Rafael, desde que la conozco la oigo hablar de política. El tema le apasiona y por ello en la actualidad adelanta un pos grado en administración pública en una universidad de Bogotá. Desde sus primeros años acudió a la plaza pública cuando acompañaba a los abuelos a hacer sus respectivas campañas en Supía, población de la que fueron alcaldes; y ambos militaban en diferente partido político. La bella candidata me explicó cómo puedo escogerla cuando me enfrente al monumental tarjetón que contiene más de doscientas opciones, sin fotos porque no caben. Basta con marcar el arco iris, logo del Movimiento de Salvación Nacional, y el número 44.
De manera que mi voto nada tiene que ver con programas de gobierno, respaldos políticos, experiencia pública, avales, partidismos ni nada por el estilo. Es simplemente un voto de lealtad, de solidaridad y amistad. Porque si uno no respalda a los amigos, ¿entonces a quién?
pmejiama1@une.net.co
2 comentarios:
Que envidia Pablo que en cada puesto tengas a un amigo. En cambio nosotros acá en Medellín tenemos en Luis Pérez (alias Luis XV%)al peor enemigo.
Leo con mucho interes todos los comentarios que los amables lectores hacen a mis escritos. Espero seguir recibiendolos y les agradezco su interes.
Saludo cordial,
PabloM
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