El problema que enfrentamos con la situación de los secuestrados, la intransigencia de la guerrilla, la inoportuna intervención de la parejita que sabemos, la inamovible posición del gobierno, la desmedida divulgación por parte de la prensa, la opinadera desde todas las latitudes y el correveidile de las gentes del común, han convertido el asunto en un espectáculo que se quisieran en Broadway. Porque no debe ser fácil conseguir una obra, como el sainete que vivimos en Colombia, que mantenga la expectativa de los espectadores, dé para muchas presentaciones y además agote la boletería.
Son tantos y tan espectaculares los hechos que se presentan a diario que las noticias de ayer pierden interés, y no alcanza a analizarse un suceso cuando aparece otro que lo opaca, lo minimiza y se encarga de mandarlo al archivador. Entonces la gente opina y hace cábalas, reza, reniega y vitupera. Y así como hay unos que encaran el asunto con frialdad y tratan de ser imparciales, otros dejan aflorar su fanatismo y no aceptan opinión distinta a la propia. Las obscenidades son el lenguaje más utilizado y los odios calan en el populacho hasta convertir el asunto en una peligrosa bomba de tiempo.
Pero sin duda el argumento de este show que más contribuye a que la obra tenga aseguradas muchas presentaciones, es el asunto de la entrega de los secuestrados, a puchitos, gracias a las mágicas gestiones del chafarote vecino y su escudera de turbante. Con la consabida trinca que tienen montada con los bandoleros, donde se intercambian favores y halagos, y sabedores de la voracidad de la prensa hablada y escrita para darle seguimiento a sus montajes, aprovechan el dolor de quienes sufren en carne propia el martirio del secuestro para representar los distintos actos de tan aberrante obra de terror, dolor y martirio.
Cualquiera que tenga nociones básicas de matemáticas podrá calcular cuánto va a durar la función, si aproximadamente cada mes y medio van a liberar a tres secuestrados, y en total tienen unos setecientos cincuenta en su poder. Primero sueltan el runrún que el turno es para fulano, zutano y mengano; luego vienen las declaraciones del populachero de marras o de la negra repelente; sigue el consiguiente viaje de familiares a Caracas para que los presenten en los noticieros, programas de opinión, diferentes entrevistas y asistan al inmamable “Aló presidente”, donde el sátrapa hace chistes flojos, insulta al Presidente Uribe, denuesta contra los gringos, bravuconea, amenaza y perora durante horas mientras un ejército de áulicos aplaude y celebra sus impertinencias. Después la lora con la vaina de las coordenadas; luego el cuento que el ejercito colombiano se atravesó en la operación; la escogencia de la comitiva que acompaña la misión, la cual por cierto se les redujo a unos cuantos pelagatos porque pocos se le miden después del oso de Villavicencio; para que por fin los televidentes puedan chocoliar al ver el feliz reencuentro de quienes ante la posibilidad de recuperar a sus seres queridos, se prestan para lo que sea necesario y sin chistar.
Suerte picha la de nosotros que con tantos problemas internos nos tengamos ahora que aguantar la estupideces y locuras de semejante vecino. Y nada más peligroso que un enajenado mental con el poder que da el dinero, quien con su discurso populista y patriotero influye en las mentes ignorantes y a la vuelta de nada podemos resultar enfrentados en un conflicto bélico. Los de allá por seguir a su ídolo, todo de rojo hasta los pies vestido, y los de acá por darle escape a un odio que crece a medida que el dictadorzuelo le echa leña a la hoguera. No nos faltaba sino éso. Dos países bien jodidos y atrasados, enfrascados en una pelea que se inventó un patán con ínfulas de libertador. Lo peor es que ante la supremacía armamentista de Venezuela, nos tocará pedirle cacao a los gringos que hartas ganas le deben tener a Chávez, pero que no pueden callarle la boca y quedársele con el petróleo porque después de lo de Irak, el mundo se les viene encima. De manera que para ellos la disculpa sería perfecta.
Y como para que no le falte pimienta a nuestro diario acontecer, ahora viene el chicharrón de la segunda reelección de Uribe. Me pregunto cuál será la intención de sus promotores, porque no puedo creer que sea coincidencia que la hayan lanzado unos días después de la concurrida marcha, de la que tanto se insistió que no tenía color político. Y aunque no estoy de acuerdo con un tercer período, tampoco me extraña que les llame la atención medírsele si cuentan con el 83% de favoritismo. Más pendejos si no.
Ahora se inventaron otra marcha dizque porque quedó faltando el rechazo a los paracos y al ELN, pero me late que no tendrá los mismos resultados. Porque para muchos es un inconveniente asistir debido a sus ocupaciones, además de que quedan pendientes la del repudio a los jaladores de carros, los del paseo millonario, apartamenteros, violadores, estafadores, corruptos, los del fleteo, abigeos, ladrones de cuello blanco y tantos hijuetantas que andan sueltos. Lo más grave es que si como supongo, la marcha no convoca igual número de personas, van a decir que somos un país de paramilitares. Me parece verlos.
pmejiama1@une.net.co
1 comentario:
imperdonable Pablo que hayas omitido los piquitos que la bisturí cordoba le da a las chusmeras cuando se "reencuentran", y los nalgazos que ella reparte a diestra y siniestra para acomodar al grupito para el poncherazo de rigor. Estas muy boquimonja, dizque hijuetantas, querrás decir "malqueridos"
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