Está comprobado que los gobernantes que perduran en la memoria del pueblo son los que dejan grandes obras de infraestructura. En Bogotá recuerdan perfectamente cuál alcalde levantó los puentes de la 26; los pereiranos siempre tendrán presente quién era el Presidente cuando se construyó el imponente viaducto; en nuestra ciudad agradecemos al alcalde que dejó su firma en el cómodo y moderno estadio de fútbol; y a Rojas Pinilla, a pesar de la represión y los momentos difíciles que vivió nuestro país bajo su régimen militar, lo relacionan de inmediato con la construcción del Aeropuerto Eldorado. Pensar que en ese entonces lo criticaron porque el terminal aéreo quedaba en los mismísimos infiernos, en un pueblito llamado Fontibón, y ahora no saben cómo manejar el problema de estar metidos en medio de barrios y urbanizaciones.
Sin duda es un gran error desconocer el trabajo social de nuestros gobernantes. Ojalá todos pensaran primero en saneamiento básico, infraestructura hospitalaria y atención en salud, educación, y que con lo que sobre miren a ver para qué alcanza. Por eso los gobernadores son tan poco recordados, porque pavimentan vías veredales, construyen escuelas en pueblos olvidados y dotan de puestos de salud a remotos corregimientos. Cada una de esas comunidades, muy reducidas por cierto, se lo agradecerán eternamente pero de resto nadie se entera.
Hace poco le pregunté a nuestro alcalde Juan Manuel su opinión acerca de las críticas que le hacen porque viaja mucho al exterior y a otras ciudades del país. Respondió que si nos sentamos a esperar a que dirigentes cívicos, empresarios y políticos vengan a Manizales a ver qué necesitamos, se nos va a borrar la raya. En el exterior hay organizaciones no gubernamentales con billete para invertir en el tercer mundo; gobiernos de ciudades y países del hemisferio norte que buscan comunidades subdesarrolladas donde puedan desarrollar proyectos; e inversionistas de toda índole que se interesan por encontrar una buena plaza dónde afincar sus empresas.
Un gobernante de provincia debe viajar siquiera una vez a Bogotá durante la semana, porque Congresistas, Ministros y altos funcionarios no van a venir aquí a preguntarnos qué se nos ofrece. También debe visitar otras capitales para formalizar alianzas con sus colegas, intercambiar conocimientos y buscar beneficios para su comunidad. Y más ahora con las facilidades de las comunicaciones y la maravilla del internet, que parece lo mismo estar sentado en su oficina que encontrarse en la Patagonia. Con los adelantos tecnológicos en este campo las distancias desaparecieron.
Lo que nadie puede desconocer es el liderazgo, capacidad de trabajo y organización que demostró Juan Manuel Llano al momento de enfrentar la crisis que soporta nuestra ciudad a causa de un invierno que no da tregua. En estos casos no es necesario estar en todas partes y dominar los diferentes temas, sino saberse rodear de expertos y coordinar un equipo que atienda las emergencias. Trajo ministros, congresistas y al mismo Presidente Uribe para obtener los recursos necesarios, con la salvedad que en todo el país sufren las inclemencias del clima y también requieren de ayudas económicas.
Tal cual vemos al alcalde compartir con los damnificados, metido entre el barro e interesado por las necesidades de cada ciudadano, así es él. No ha cambiado un ápice, porque Juan siempre ha sido amable, sencillo, des complicado, frentero, ejecutivo y metelón. Tiene don de mando y poder de convocatoria. Ni hablar de los informes que ha presentado por el canal UNE televisión, donde en forma concisa y detallada notifica a la ciudadanía sobre la manera como han enfrentado la emergencia.
Imagino la cantidad de peticiones que recibe a diario el señor alcalde, y los problemas que debe solucionar con semejante arremetida de la naturaleza contra nuestra ciudad, pero no dejo pasar la oportunidad para decirle algo al oído. Resulta que siempre me he vanagloriado ante quienes visitan la ciudad, cuando me dispongo a acompañarlos para recorrerla, por el magnífico estado de nuestras vías. En casi todas las ciudades del país transitar por calles y avenidas es una odisea, porque los huecos son la constante y si no conducen con cuidado acaban con el carro o se quedan atascados en medio del fango. En Bogotá por ejemplo nunca podrán ponerse al día en ese sentido, porque mientras arreglan unas calles las otras se vuelven intransitables.
Pues yo no veo la hora de que sea la semana de ferias para mostrarle a los visitantes la Plaza Alfonso López y su anillo vial, el túnel de la calle 52, los bulevares y los paseos, el desarrollo de la Avenida Kevin Ángel, las obras del Cable vía, el Terminal de transportes y tantas otras novedades que da gusto enseñar, pero no podré evitar transitar con esos invitados por las avenidas Santander y Paralela. Y entonces me quedaré sin argumentos para ofrecer que le doy un premio al que me muestre un hueco en la calle, porque el piso de esas dos importantes arterias está en muy malas condiciones. No son huecos grandes, pero son muchos, y si no les meten la mano rápido con una nueva capa asfáltica, nos cogen ventaja y se nos acaba el reinado.
El caso es que Juan Manuel ya dejó ver la casta y estoy seguro de que al terminar el mandato los manizaleños estaremos muy satisfechos con su desempeño.
3 comentarios:
Semercé, que envidía de los manizalitas. Aquí en cambio en Bogotá nada de nada. Como me dijo un taxista hoy por la tarde... En Bogotá nadie sabe dónde está el alcalde. No hay inversión ni social ni en infraestructura, a este ritmo Bogotá va de culo pal estanco.
Saludes
Estoy de acuerdo con Sebastián, la verdad lo que lleva de Alcalde no he visto NADA NADITA NADA.
El empuje que traía la administración de Sergio Fajardo duró el 2008 completico. Así que Alonso Salazar se autorecetó un año sábatico para programar su ejecutoria, por eso todos los proyectos dizque arrancan el 1 de enero de 2009. ¿Y con ese guayabo quien trabaja?
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