Al estudiar con detenimiento a la Sagrada Familia no puede dejar de notarse que a San José lo han pordebajiado con relación a las advocaciones que enaltecen al niño Jesús y a su mamá, la Virgen María. El Divino Niño en Bogotá; el Niño Jesús de Praga; Niño Jesús El Doctorcito de Lima y Niñopa de Ciudad de México son apenas algunos ejemplos, y referente a las Vírgenes basta con decir que existen once mil. Cada cultura tiene su preferida y los devotos marianos son fervientes seguidores de una imagen en particular; para un cubano la Virgen de la Caridad del Cobre es la única, mientras que en Brasil es Nuestra Señora Aparecida y en Canadá prefieren a Notre Dam du Cap.
En cambio a San José le dedican una parroquia con su barrio y un buen parque, pero de resto es poco lo que lo nombran; son escasos sus seguidores, las estampitas con su imagen no tienen buena salida y los devotos no llenan un estadio. Al hombre le tocó moler duro durante su existencia y miren las injusticias de la vida: cuando en una casa hay varios muchachitos, toca rifar los turnos para acomodar las figuras del pesebre y los dos últimos siempre son San José y el burro. Increíble, hay zambos que prefieren arrimar el buey a la cuna que poner en lugar destacado al padre putativo del recién nacido. Me parece que es hora de reconocerle al abnegado carpintero su importante papel y bien podría la iglesia organizar entre los estudiantes un concurso que reviva los momentos de la Natividad, con el ingrediente que cada quién lo haga como si los hechos ocurrieran en su región y en la actualidad. Ahí les va un ejemplo del relato que podría jalarse un bachiller con una buena imaginación, pero con el léxico y la redacción que caracterizan a los estudiantes de ahora.
*Resulta de que al catano José le dio la ventolera porque tenía que irse para su pueblo de origen, Chinchiná, para quedar registrado en el censo que estaba a punto de realizar el DANE en todo el país para saber cuántos es que somos. Y la Virgen María a tratar de convencerlo para que dejara esa enguanda porque ella ya estaba piponcha y faltaba poquito para que naciera el pelaito; además le recordó que él tenía que entregar unos encargos que le habían hecho en la carpintería y que esta era la hora en que no los tenía ni tibios. Y sale el cucho con el cuento que a un carpintero que no sea incumplido nadie le cree, y que por el viaje no se preocupara que él era muy abeja y ya tenía todo fríamente calculado.
Pero vea mijo, le decía María, fíjese que nosotros estamos muy vaciaos para ponernos a viajar y además aquí en el barrio ya le cogimos el tirito a la atención del SISBEN; qué tal que por allá sean bien complicadas esas vueltas y se llegue el momento de aquello y nosotros sin atención médica. Es que si usted hubiera buscado trabajo como empleado, como tanto le he dicho, tendríamos al menos una EPS en donde a la larga le paran a uno más bolas. Yo no sé, pero me parece que no estoy como para montarme en un bus durante horas para llegar a un pueblo donde usted ya no conoce a nadie; o es que se le olvidó que salieron de allá cuando su mercé era un mocoso chiquito.
María, mija, no se complique la vida. Además, quién le dijo a usted que nos vamos en bus. Nada de eso, nos trepamos en la moto y eso es en dos patadas que llegamos a mi pueblito que hace tanto no visito. Aguarde y verá yo le acondiciono la parrilla a la burrita, ahí acomodamos los corotos y de una vez empaco algo de herramienta por si resulta cualesquier cosa para hacer por allá. Fresca que yo me la rebusco y con seguridad tengo bastantes parientes que nos reciben con los brazos… ¡Un momentico José!, no será que habla en serio cuando dice que nos vamos en moto. ¡Míreme!, parezco una ballena y ya no doy paso. Ahí están pintados los hombres, como no se imaginan siquiera lo que es un embarazo; creen que esto es como soplar y hacer botellas. Pero le advierto una cosa y que le quede bien clarito, no me le encaramo en ese pelle ni amarrada y bien pueda lárguese solito que a lo mejor el empadronamiento queda mal hecho si usted no está en ese pueblo pichurrio.
Aguarde vieja yo cuento hasta diez para no irla a embarrar. Primero que todo, más pichurrio será el moridero donde nació usted porque ni le pinto la bacanería que es Chinchiná. El clima, la gente, el paisaje, el ambiente de la plaza principal y ni para qué le cuento más. Segundo: nos vamos en la motico porque en bus nos vale un ojo de la cara y frescolines que yo le paro las veces que quiera para que estire las piernas; mire que así puede orinar cada que le provoque, porque usted ahora parece una chicharra y qué tal en un bus que solo para cuando le da la gana al chofer. Continuará…
1 comentario:
Hablemos primero de las once mil. Lo que soy yo vivo güete con mi Jorge Iván de la Milagrosa. Complicadito por lo largo por aquello de los tales caractéres, pero cuando no cabe me ponen "de la EME". Eso si, vaya uno a saber que intrepeta el lector de turno. San José si está muy bien presentado por estos lares, porque de cada diez varones, al menos 6 llevan el José en su nombre. que luego se lo cambien por chepe.. es otro cuento.
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