Alguna vez mientras esperaba a que hicieran una diligencia me entretuve al observar una perrita revejida e insignificante que recorría las calles, perseguida por una pandilla de canes que chorreaban la baba y buscaban la forma de encaramársele a la desinteresada chandosa. Había perros clasudos, garosos, grandes, pequeños y de variadas pintas, pero todos seguían el cortejo con la misma obsesiva intención. Ella husmeaba las basuras, miraba en los negocios a ver si le tiraban cualquier bocado y pasaba de un andén a otro, mientras los machos ansiosos solo se interesaban en olerle el trasero y saborear el anhelado desenlace.
Entonces pensé que el Creador se encargó de que aunque el organismo de los animales es muy similar en sus funciones, el hombre por racional se diferencia del resto de seres vivos. Nuestro comportamiento se caracteriza porque tenemos emociones y sentimientos, mientras los demás animales actúan por instinto. Pero como toda regla tiene su excepción, se le fueron las luces en su magnífica obra al diseñar la conducta sexual de los humanos. Y digo esto porque los varones nos comportamos muy parecido a las bestias cuando la libido interviene, ya que muchos echan por la borda todo su pasado por irse detrás de una mujer.
La palabra encoñarse, que por cierto es castiza, resume de la mejor forma esa atracción fatal que empuja a las personas detrás de un capricho sentimental, así no les convenga y sin importar las consecuencias que ello pueda acarrear. Claro que es peor obligar al enamorado a actuar contra su voluntad, porque además de que hará la vida imposible a quienes lo rodean, nunca encontrará sosiego y satisfacción. Muchos son los que siguen ese instinto, abandonan todo y cuando les pasa la calentura, quieren regresar a recuperar lo suyo cuando ya es tarde. Entonces la tusa y el remordimiento los carcome y mortifica.
Insisto en que mucha parte del problema está en la diferencia tan marcada que existe entre hombres y mujeres en cuanto a sexo se refiere. Mientras a ellas se les baja la intensidad del deseo por su pareja con el paso de los años, ellos siguen entucando a toda hora y no desaprovechan oportunidad para desfogar sus instintos. Por ello son comunes las infidelidades, por buscar por fuera lo que no encuentran en la casa. En épocas pasadas era casi cultural el hecho de que los señores tuvieran su querida, o moza, mientras en el hogar solo cumplían con su deber marital y de una vez llenaban a la mujer de hijos. En cambio la otra se encargaba de calmarles la gana y con ella ponían en práctica todo tipo de posiciones, se revolcaban por el piso, rodaban por las escaleras, ejercían en el poyo de la cocina y cuanta ociosidad se les ocurriera. Las costumbres culturales también marcan diferencias y en nuestro país los habitantes de la costa Caribe son amigos de tener varias mujeres, todo con la anuencia de las esposas que lo aceptan como algo natural.
Muchos prefieren no enredarse con otra mujer sino que optan por aventurillas pasajeras. Contratan una prepago y disfrutan de una noche de lujuria, para regresar a casa plácidos y relajados. Mujeres ambiciosas o muy necesitadas que entregan su virginidad a cualquiera que pague por ella, y otras que buscan riqueza y comodidades al convivir con mafiosos y bandidos de toda laya, y que son reconocidas por sus extravagancias y voluptuosidad.
Pero vaya que sea un personaje famoso el que se sale de la línea y sin falta le forman un tierrero. El presidente francés, consiente del escándalo y el costo político que podría enfrentar, disolvió un matrimonio de muchos años y rearmó su vida con la mujer que le movió el piso. Ahora los mojigatos quisieron armar un lío porque el presidente Obama, en una cumbre reciente en Italia, miró con ojos ávidos el trasero de una muchacha muy sensual que pasó cerca. Nos olvidamos que son seres humanos con idénticos gustos y necesidades.
Pero sin duda el que más comentarios genera es el premier italiano Silvio Berlusconi. Mientras sus andanzas sean patrocinadas de su peculio, creo que nadie debe meterse en su vida privada. Hay hombres más ardientes y ganosos que otros, y don Silvio es uno de estos últimos. Que le place hacer reuniones en su villa de Cerdeña, donde todos los invitados andan viringos, es problema de él. Además, como preguntó don Alberto Casas en su programa radial: ¿En qué estatutos dice que un seminario político no puede hacerse en pelota? Que le gustan las prostitutas, las mujeres fáciles y de ambiente, no cabe duda. Que las orgias son antológicas y monumentales, puede ser cierto, pero para eso mi dios lo castigó con plata y con presencia. Todas esas nenas que salen a dar declaraciones escandalosas acerca de su comportamiento lo hacen por algún interés personal, porque el día que quisieron participar en las bacanales nadie las obligó a estar presentes. No le busque: lo que ofende es no estar en la lista de invitados.
Vi un correo electrónico donde aparece Carla Bruni espectacular, con fotos desde todos los ángulos y sin escatimar en mostrar sus atributos, y al final la ex mujer de Sarkozy pregunta indignada: ¿y qué tiene esa vieja que no tenga yo?
¡Hágame el favor!
pmejiama1@une.net.co
2 comentarios:
Jejejejeje ya leyó los comentarios que le hicieron en la Patria jejejeje
Que a las mujeres se les baja la intensidad del deseo con el aumento de la edad?? ay parce, a bueno presentarte algunas maduras o catanas, que llamamos, para que corras a dedicarles columna aparte.
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