Curioso lo que sucede con los
fenómenos siderales, que con cierta frecuencia se presentan y siempre nos incitan
a observarlos con la advertencia que no tendremos otra oportunidad debido a que
se repetirán dentro de varios miles de años. Al poco tiempo están con la misma
cantaleta y como pocos acostumbran anotar las fechas de acontecimientos
pasados, nos quedamos sin saber si el evento de turno coincide con alguno
anterior. Dichos anuncios se prestan para especulaciones y consejas, la prensa
sensacionalista hace su agosto, los astrólogos se forran de dinero y la gente
se encarga de difundir y exagerar las noticias. La noche señalada para observar
el evento astral muchos se trasnochan expectantes, pero la Ley de Murphy se
encarga de que el cielo esté completamente toldado.
Pues ahora salieron con un cuento bien
rebuscado, que se refiere a un fenómeno conocido como eclipse galáctico y que
ocurre cada 26 mil años. Se produce porque nuestro sistema solar cruza frente a
la brecha oscura de la galaxia y pronostican los científicos que eso podría
absorber todos los fotones, ya que en la fecha señalada estará el sol entre la
tierra y la brecha oscura, lo que evitará que la luz del sol llegue a nuestro
planeta. El vaticinio señala que la oscuridad puede suceder entre el 21 y el 23
de diciembre próximo y aunque con esto del internet no sabe uno qué creer,
porque las redes sociales son alarmistas, es mejor prepararse para lo que pueda
suceder.
Seguro los astrólogos y vividores
de toda laya dedicarán su consulta a tratar el tema, mientras el populacho hace
fila en busca de una respuesta que les dé luces ante el oscuro panorama. En las
iglesias de garaje los pastores aprovecharán para amenazar a la grey con el
castigo eterno, hablarán de Sodoma y Gomorra, de la llegada del anticristo, del
Apocalipsis. El fanatismo religioso dará rienda suelta a sus miedos y serán
muchos los que preferirán dar fin a su existencia antes que enfrentar la
horrible noche que se avecina.
A los sindicalistas hay que
advertirles desde ya que no les pagarán recargo nocturno en esos tres días, así
sea noche cerrada a las tres de la tarde, porque de nadie es la culpa que el
normal discurrir de la naturaleza se haya enloquecido de un momento a otro. Los
taxistas tampoco podrán cobrar más por sus servicios así parezca media noche y
los usuarios deben estar espabilados para que aparte de la prima navideña, no
les quieran cargar otro cobro. Un gremio que va a echar senas es el de bares y
rumbeaderos, porque los borrachitos no querrán irse para la casa mientras
todavía esté oscuro y muchos decidirán extender la parranda por tres días con
sus noches. Cacos, malandros y fufurufas querrán declarar jornada continua
porque la noche es su cómplice y compañera.
Ni hablar de la enloquecida que sufriría
la madre naturaleza. Así no más, por encimita, imagino el desubique de los
gallos cuando empiecen a anunciar el amanecer desde bien temprano y a eso del
medio día estén desgañitados mientras se preguntan qué carajo pasa. A las
gallinas se les congestionará la huevera porque ellas están acostumbradas a
poner después del desayuno; y la angustia de los pajaritos será mayor debido a que
ellos no pueden volar de noche.
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