martes, septiembre 02, 2008

Un programa olímpico.

Definitivamente la realización de los Juegos Olímpicos celebrados en Pekín puso un punto difícil de superar. Imagino que en Londres estarán nerviosos porque les toca el turno de la próxima cita olímpica y el espectáculo ofrecido desde el lejano oriente quedará grabado en la mente de quienes pudimos disfrutarlo; así sea parcialmente y por televisión. No cabe duda de que los chinos querían, además de impresionar al mundo entero con un derroche de tecnología y organización, mostrarle a occidente la realidad que vive ese país en la actualidad.

Por ello no se les quedó detalle por atender y hasta lograron neutralizar el boicot que quisieron adelantar muchas organizaciones internacionales, para denunciar el conflicto que han mantenido con El Tíbet durante tantos años, además de los atropellos que cometen contra los derechos humanos. Dicen los detractores que escondieron detrás de barreras de madera los barrios más feos y pobres, pero no podemos negar que esa práctica es común en todas partes. También criticaron que la niña que entonó el himno nacional durante la inauguración doblara a la cantante original, porque la suplantada no registraba bien ante las cámaras. Pues hasta en eso se fijaron y quisieron borrar esa imagen que tenemos acerca de que todos los chinos son menuditos y feos. Qué tal las muchachas de logística o las que entregaban las medallas, que parecían muñecas de porcelana.

Las obras de ingeniería e infraestructura tuvieron unos costos a los que ninguna edición de los juegos en la historia siquiera se aproxima. Los escenarios deportivos dejan con la boca abierta a cualquiera y la organización se destacó por su orden y puntualidad. Supe por un programa de televisión que 200 millones de chinos aprendieron otro idioma para atender a los visitantes, y pude ver a un policía común y corriente que se preparó para hablar 13 lenguas diferentes; además se daba el lujo de imitar en inglés acentos y modismos de distintos países. Lo que no pudieron controlar, a pesar del cierre temporal de industrias y prohibir el tránsito de vehículos particulares, fue la contaminación ambiental. Hasta ahí no les alcanzó la plata ni la enjundia.
Lo que sí pudieron hacer, a pesar de ser un proceso que lleva muchos años, dinero y sacrificio, fue ganar los juegos en cuanto a medallas de oro se refiere. Porque ellos siempre han dominado las pesas, el pingpong, el taekwondo o el bádminton, pero verlos ganar en deportes que nunca han sido su fuerte es algo increíble. Qué preparación tan maravillosa la de la delegación china, que encontró en su público un apoyo permanente y efusivo.

Por fortuna tuvimos la oportunidad de disfrutar de unos juegos que pasarán a la historia, y todo gracias al esfuerzo del canal Señal Colombia que los trasmitió todos los días durante las 24 horas. Claro que esas transmisiones tienen sus lunares, como cuando locutores y comentaristas abusan del triunfalismo con el único fin de ganar audiencia. Por ejemplo el clavadista colombiano hace su presentación y queda de primero parcialmente, y hay que oírlos como gritan emocionados y repiten hasta el cansancio que el tipo encabeza la tabla de posiciones. Lo que no advierten es que todavía no han participado la mayoría de competidores, entre los que están los favoritos. Entonces nuestro representante queda, si mucho, entre los diez primeros. De manera que si alguien se conecta a la transmisión en determinado momento y oye la efusividad de los presentadores, alcanza a creer que nos ganamos la presea dorada.

O qué tal la torpeza de pasar en horas de la noche, cuando la mayoría de las personas pueden disfrutar del espectáculo, un partido de béisbol o de fútbol femenino. Ni hablar si un atleta colombiano gana medalla, de lo que sea, porque repiten la imagen hasta el cansancio y entrevistan a Raimundo y todo el mundo. Y la noche que llegó el medallista suspendieron la trasmisión de la final de voleibol playa, para sentarlo en el set a que oyentes de todo el país le preguntaran pendejadas; después suspendieron uno de voleibol entre las selecciones de Rusia y Estados Unidos, para trasmitir la rueda de prensa con el atleta y todos los lagartos del Comité Olímpico Nacional.

Podrían pensar en realizar los juegos por categorías, porque países como el nuestro no pueden enfrentar a los súper atletas que presentan las naciones desarrolladas. Claro que alguien dirá que entonces cómo hacen los fondistas africanos, que parecen raquíticos y desnutridos, o los velocistas jamaiquinos que semejan ráfagas de viento. En todo caso la elasticidad de los gimnastas; la perfección del nado sincronizado; la preparación de los plusmarquistas; la destreza de los clavadistas; y el pundonor y entrega de tantos participantes, hacen de los olímpicos un espectáculo maravilloso.

Y qué tal el gringo Phelps, con su cara de bobo porque debe mascar chicle desde chiquito, quien registró un record difícil de superar. La mamá contó que el muchacho se zampa 8 huevos al desayuno, aparte de tocineta, panes con mantequilla de maní, waffles, café, jugo, galletas, etc. (es más fácil llenar un escusao de tren). Y al preguntarle qué hace su hijo cuando no está entrenando, ella simplemente respondió: ¡nada!

Recuerdo una vez que charlábamos acerca del tema y un amigo aseguró:
- Todos esos atletas hacen trampa con “asteroides”.
pmejiama1@une.net.co

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pablo:
Adicionalmente cambiaron de manera temporal muchas costumbres milenarias para no molestar a sus visitantes; la noticia fue de bajo perfil, pero prohibieron el consumo de carne de perro, mientras discurrían los Juegos; imagina: deberían pensar a toda hora en un exquisito pernil de Pekinés...
JuanCé

Anónimo dijo...

Uy Pablo, un amigo que dice "asteroides"... nada, usted es muy buen tipo.

Coincidimos en lo del papel de los locutores en la transmisiones de TV. Logré documentar un par de casos.

Jorge Iván dijo...

Hombre Pablo. Cada desayuno en su lugar. Los que se manda el tal "Miguel Peláez" apenas son para 8 medallas. y los que se mandan nuestros camioneros suficientes para 12 horas de cabrilla.

Yo me conformo con una porcelana de esas, así traiga una manito quebrada, aqui hay colbón.