martes, octubre 06, 2009

Recorrido urbano.

Un programa bien agradable es dedicar una tarde a visitar las diferentes obras que se adelantan en la ciudad, para constatar en qué van. Desde los tiempos de Germán Cardona en cabeza de la administración municipal hemos visto crecer la ciudad en cuanto a infraestructura se trata; por fortuna nos ha ido bien, en términos generales, con los mandatarios que lo han sucedido en el primer cargo del municipio. Queda sobre el tapete la discusión de si debe atenderse primero las necesidades sociales, antes que las obras de cemento, aunque no queda duda de que todas las ciudades crecen en desarrollo vial y estructural, y que dichas obras también mejoran la calidad de vida de sus habitantes. Otra cosa es que en la memoria colectiva nunca quedan grabados los programas adelantados en los barrios marginales, campañas sociales y demás tareas que beneficien a los más necesitados.

En este diario nos presentan cada cierto tiempo un reporte completo de los proyectos que se adelantan, donde informan en forma detallada qué porcentaje lleva la construcción de la obra, cuál es la fecha programada para entregarla, cómo van los gastos comparados con el presupuesto inicial y demás datos de interés. Así pudimos enterarnos, por ejemplo, de que la intersección vial del estadio se entregó a satisfacción y que para sorpresa de la ciudadanía, terminaron los trabajos con dos meses de anticipación al plazo estipulado y además costó menos de lo presupuestado. Esa información debería llegar a todos los rincones del país: que en la construcción de una obra pública se demoraron menos de lo planeado y que además sobró plata. Una noticia como para Ripley.

Ojalá no haya trabas para que la administración pueda destinar los recursos que sobraron de la mencionada obra para construir un paseo peatonal desde ese sector hasta la iglesia de Fátima, tramo que es recorrido por gran cantidad de personas. En todo caso el repartidor vial quedó muy bonito, práctico, cómodo y agiliza el tráfico de manera considerable, además de que le da al entorno un aspecto moderno y desarrollado. Así da gusto pagar la contribución por valorización que aportamos los habitantes de los sectores aledaños a la obra.

El cable vía es otra realidad que podemos celebrar los manizaleños. Qué maravilla de obra, qué belleza, qué solución para el transporte, pero sobre todo qué atracción turística tan importante para la ciudad. Y aunque el costo final será mayor al presupuestado, esperemos que sus directivos den las explicaciones pertinentes para justificar dichas inconsistencias. Porque ya quisieron compararlo con el que funciona en Santander, pero el estudio correspondiente dejó muy claras las causas por las que no pueden confrontarse ambas obras. Esperamos que el proyecto de comunicar el sector de El Cable y el Parque Los Yarumos con un sistema similar se desarrolle con la misma diligencia, para que en poco tiempo tengamos ese importante encanto turístico, y que en un futuro la ciudad cuente con una red de cables que comunique sectores apartados como Villamaría, los barrios del norte, La Enea, Morrogacho, Maltería, La Linda y el Bajo Tablazo.

Me parece que al proyecto del sector de San José le ha faltado socialización. Nos enteramos a diario de las opiniones de la oposición, pero poco ha hecho la administración municipal para explicarnos de una manera clara y concisa en qué consiste la reestructuración que están por iniciar. Y me parece que lo mismo sucedió con los habitantes de los barrios involucrados: que ante la falta de información, escucharon las diatribas de quienes se oponen al proyecto, que con seguridad lo hacen por motivos políticos, y así terminaron en una manifestación para tratar de frenar la iniciativa.

Yo, así por encimita, no le veo sino cosas buenas al proyecto. Porque desde la carretera que va hacia Neira puedo observar los tugurios donde viven esos ciudadanos, los peligros que enfrentan en temporada de lluvias y las pésimas condiciones de vías e infraestructura que presenta la zona. Si en un rancho de esos habitan tres o cuatro familias, apiñadas y en condiciones infrahumanas, y a cada una de esas familias le van a entregar un apartamento para instalarse, la cosa suena muy bien. Los subsidios son generosos y seguramente la cuota que deberán cancelar asequible. Claro que serán viviendas estrechas y que tendrán que aprender a vivir en edificios, pero aspirar a que los acomoden a todos en apartamentos de lujo en sectores exclusivos, es utópico.

Hace varios años, en esta misma columna, propuse que trasladen el Batallón Ayacucho a una zona rural y que la administración municipal compre las instalaciones para destinarlas a la cultura y el esparcimiento. Pues para los vecinos de los militares, sobre todo en el sector cercano al morro Sancancio, la situación se ha vuelto invivible por la presencia en esa zona del polígono de tiro. Qué balacera tan impresionante. No se puede ni hablar por teléfono porque la bulla es ensordecedora y aunque somos animales de costumbres, hay momentos en que los estampidos de ametralladoras y armas pesadas desesperan al vecindario. Con la avalancha de violencia que nos llega por la televisión, la prensa escrita, la radio y hasta por la computadora personal, para tener de telón de fondo una sinfonía de disparos y “garrafas” de fusil, como dijo alguna vez un montañero mientras lo entrevistaban.
pmejiama1@une.net.co

1 comentario:

Jorge Iván dijo...

Una excelente solucion para el transporte son los cables aereos. El ultimo hecho en Medellin por la empresa del metro va desde la estacion San Javier hasta la Aurora, con una distancia de 2.780 metros y consta de 119 gondolas para 10 pasajeros cada una. En la actualidad, el metro cable de Santo Domingo se esta extendiendo hasta el parque Arvi, una reserva forestal, para fomentar el turismo en esta area. Felicitaciones a los manizalenos por esos logros. Obras son amores, donde y como sean