Nada más entretenido que conversar con uno mismo; sobre todo porque siempre se está de acuerdo en todo. Por ejemplo al meterse por la mañana al baño, acompañado de un transistor que lo entretenga con las noticias frescas, y a cada momento se le va la lengua para meter la cucharada en el programa de turno. Llama la gente a la emisora para opinar sobre un tema propuesto y uno se pregunta por qué a nadie se le ocurre plantear la idea que tenemos en la punta de la lengua. O la rabia que produce oír a un vergajo que a todas luces es culpable del hecho que le imputan y que con todo el descaro se declara inocente, mientras le echa la culpa a un tercero. Entonces no queda sino renegar y hablar sólo, mientras insulta al cínico desgraciado y se pregunta en voz alta para dónde carajo va este país.
En esos ratos de intimidad es cuando surgen tantas preguntas, cuyas respuestas podrían despejar esas dudas que mortifican e incomodan. Algunas inquietudes que me acosan tienen que ver con el mundial de fútbol sub 20, que se realizará en nuestro país en agosto próximo, para el cual fueron remozados varios estadios de diferentes ciudades, entre ellos el Palogrande de Manizales. Produce desazón enterarse por ejemplo que en Armenia los energúmenos hinchas ya arrancaron de su base varias sillas, sin siquiera haber inaugurado el certamen. Y fue precisamente con esa silletería que se presentó en nuestra ciudad un caso que produce malestar e inconformismo, cuando denuncia la prensa que dichos elementos resultaron más costosos que los instalados en otros estadios.
Pues ahora viene una persona que está muy bien enterada del asunto y me explica que las sillas son diferentes y que por ello requirieron de otro molde, que en esos casos es lo más costoso, además de otras especificaciones que justifican el sobrecosto. Entonces me pregunto por qué no dan esa misma explicación en los medios de comunicación, de manera que a todo el mundo le quede claro el asunto y cesen así las especulaciones y los señalamientos. Es así de sencillo.
Se prepara el país para celebrar la competencia mundialista y las autoridades, los gremios del comercio, restaurantes y hotelería, las agencias de turismo y todos quienes tienen interés en el evento, hablan de los preparativos que se adelantan para recibir a los miles de visitantes. Y entonces me pregunto si serán muchos los turistas que se vienen por ejemplo desde Australia para Manizales a ver un partido de fútbol, de jugadores menores de 20 años, entre la selección de su país y la de Costa Rica; o que vengan barras de hinchas españoles a ver su equipo enfrentarse contra Ecuador. Yo francamente no me los imagino, y ojalá me equivoque.
Además expuse, en una tertulia con amigos, que la inversión millonaria que se hizo en los estadios podría haberse utilizado en cosas mucho más urgentes, a lo que uno de ellos preguntó si alguien sabía de una escuela, hospital, carretera o acueducto que hubieran construido con la plata que nos ahorramos al renunciar a la idea que nació, por allá en la década de los años 80, de organizar un mundial de fútbol de mayores en Colombia. Ante semejante argumento sólo me quedó darle la razón.
Otro asunto que me inquieta es por qué el Once Caldas no logró conseguir un patrocinador de campanillas que generara ingresos importantes a la institución. Un equipo que se mantuvo en la punta del campeonato durante casi toda la temporada, que en la última década ganó varios títulos, incluida la Copa Libertadores, que este año fue el que más lejos llegó en ese torneo suramericano, y que en general mantiene una regularidad en su desempeño, debería tener fila de aspirantes para anunciar en su camiseta. Eso tiene que ser falta de gestión, porque al detallar por ejemplo el uniforme del Huila, noté que parece un carro de Fórmula uno: tiene avisos hasta en los calzoncillos; a lo mejor son anunciadores pequeños, pero sumados representan una suma interesante. Y cuando el Once por fin consiguió algunos patrocinios, alcanzó a lucirlos en muy pocos partidos.
Cambio de tema para exponer otra inquietud que me revolotea en el magín. Soy amigo de seguir las transmisiones por televisión de los grandes torneos del tenis mundial, y aunque algunos partidos son largos y tediosos, en la mayoría pueden verse momentos de mucha emoción y unas jugadas espectaculares. Algunos de los jugadores, como sucede en otras disciplinas deportivas, tienen tics que los distinguen de los demás y que por algún agüero no pueden abandonar. Fulano insiste en acomodarse las mangas de la camiseta, otro se limpia el sudor con las manillas, alguno golpea las zapatillas con la raqueta o el que parpadea con mucha regularidad; en el fútbol es común que mienten la madre al fallar una jugada, o que se den la bendición y toquen el césped con la mano al ingresar a la cancha.
Rafael Nadal es un campeón excepcional, pero tiene un tic muy ingrato. Él debe contratar un siquiatra, un sofrólogo o cualquier terapeuta que pueda ayudarle, porque es increíble que el tipo no pueda lanzar una bola sin primero sacarse el calzoncillo del fundillo y después olerse los dedos. ¡Qué vaina tan desagradable!
pamear@telmex.net.co
1 comentario:
La preguntadera es buena, pero nosotros los colombianos "de a pié" vivimos mamados de la preguntadera y no logramos nada acabando con nuestros sesos y no tenemos respuestas o estas son bien, pero bien demoradas. Y las soluciones o no estan en nuestras manos o es tan complicada la solución que no podemos dejar de lado la lucha para ganar el pan con el sudor no solo de la frente sino de todo el cuerpo, por estar con la preguntadera y la búesqueda de una solución.
Es que la preguntadera obedece a tantos vicios, que se volvió como la polución ambiental, finalmente va a acabar con el planeta.
Dejémosle la preguntadera a los expertos, a ustedes los peridistas honestos. Para la muestra un boton: hace alrededor de un año o un poco más, don Julio Sanchez y el equipo de la W comenzaron a preguntar sobre las cosas raras de "Agro Ingreso Seguro" y las implicaciones de personas tan "tiernas" como la Valerie Dominguez. Y mire usted: al final se detapó la olla podrida, solo que no han agarrado al culpable mayor: todos los colombianos seguimos esperando eso.
Pues bien: de un tiempo para acá, como una reacción de defensa para que no se me suba la presión arterial, que ya la tengo bien alta, le dejo la preguntadera a los expertos, a los periodistas, y prefiero escuchar en la mañana a Clásica Estéreo, la emisora de Carvajal con su musiquita clásica y colombiana que me recuerda las montañas de Antioquia, Caldas y Quindío y otras regiones de Colombia, aunqueno no deja se asistirme la pregunta de porqué estan tan devastadas por tanto ladrón. Las pildoritas sobre la corrupción me las dan en uno de los noticieros de la noche. Cordial saludo tataratataraprimo.
Como siempre me gustó lo que escribe, pero esta vez su escrito volvió y me sacó la piedra.
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