jueves, octubre 16, 2014

Mal augurio.

Me pregunto si en nuestro país desconocemos el significado de la palabra planeación, porque se ven unas incoherencias por la absoluta falta de prever lo que viene, que francamente. Desde Planeación Nacional hasta la dependencia que lleva ese mismo nombre en cualquier entidad pública o privada, a diario se cometen errores infantiles por falta de proyección. Con la condición generalizada que quienes incurren en semejantes torpezas nunca son castigados ni destituidos.

Muestra fehaciente de falta de planeación es lo que ocurre en el país con el embate para realizar obras de infraestructura, indispensables para tener éxito en el modelo de economía global. Durante años oímos hablar de tratados de libre comercio con diferentes países, sobre todo Estados Unidos, y no se escatimaron esfuerzos para sacar adelante los ansiados intercambios comerciales. Por fin lograron firmar con los gringos, el más luchado de todos, para seguir después con naciones de todos los continentes y encontrar de esta manera un amplio mercado para nuestras exportaciones.

Pues los tratados están vigentes desde hace varios años y las tan necesarias obras todavía en pañales. Trabajan en pocos frentes, otros están adjudicados y muchos apenas recorren el proceso licitatorio. De manera que quienes estamos curtidos en eso de oír falsas promesas y de ver al ministro de turno pintar pajaritos de oro, sabemos que para ver las mega-obras terminadas deberá correr mucha agua bajo el puente. Cómo pretenden que creamos si lo único que conocemos son incumplimientos, obras inconclusas, demandas, demoras injustificadas, desaciertos y chanchullos.

Varios botones de muestra: En 1930 iniciaron la construcción del Empire State, con tecnología de la época, y catorce meses después inauguraron el que sería el edificio más alto de mundo durante cuarenta años; en Manizales tardaron veinte años en construir el Palacio Nacional, inaugurado a mediados de 1980. Otro asunto que me asombra es ver a los constructores de la Autopista del Café buscar soluciones para el tramo correspondiente a la entrada a Chinchiná, donde una falla geológica los ha obligado a improvisar distintas opciones para la vía. Me pregunto si no sabían del problema, porque yo lo conozco desde hace más de cincuenta años. Ahí arrancaba la carreterita para El Rosario y en ese primer tramo, que bajaba hasta el puente que se llevó la avalancha de 1985, la vía se hundía con regularidad; al final ya parecía una montaña rusa.

Cuando suponíamos que el túnel de La Línea estaba próximo a entrar en funcionamiento, ahora le nace otra pata al cojo. El vicepresidente Vargas Lleras, quien aceptó el cargo con la condición que no sería de adorno y por el contrario exigió para él los ministerios de Vivienda y Obras públicas, que son los que mueven plata y consiguen votos, advirtió desde su elección que le quitaría la concesión al actual contratista del túnel. Y el uno explica por qué y el otro se defiende, y ambos parecen tener razón, mientras los ciudadanos quedamos viendo un chispero.

En entrevista radial le preguntaron al vicepresidente por Aeropalestina y evadió el tema para referirse a obras en los aeropuertos Matecaña y El Edén. Insistieron con la pregunta y respondió que al proyecto se le ha invertido mucho dinero y no se ven adelantos, que faltan varios terraplenes y para terminar esa primera etapa se requieren seiscientos mil millones de pesos. Y repitió la cifra en un tono que no augura nada bueno, porque si en el pasado varios presidentes y ministros se comprometieron con la obra y no salieron con nada, qué podemos esperar ahora si quien manda la parada en infraestructura la ve con malos ojos.

No hay comentarios.: