Un problema complicado que enfrentamos
es el de los virus que se presentan con cierta regularidad, los mismos que
atacan a las poblaciones menos favorecidas que habitan tierras bajas donde los
mosquitos transmisores se reproducen con facilidad. Aparte de eso existe un mal
que no requiere hospitalización, ni siquiera atención médica, el cual se contagia
entre la población con facilidad porque encuentra en la gente un nicho fácil
para instalarse; tiene una característica muy particular, que cuando los
pacientes sufren un desmayo no vuelven en sí, vuelven en ‘no’.
Se trata del virus de la
maledicencia, el pesimismo, los prejuicios, la estigmatización, el negativismo
y demás demonios. Su contagio es inmediato porque se trasmite de boca en boca y
así alcanza todos los rincones donde habiten seres humanos; son focos de
infección comunes los costureros, tertulias, mesas de café, corrillos,
jugarretas, reuniones, paseos y cualquier lugar donde se junten dos o más
personas. Sobra decir que el éxito del chisme depende de que sea sórdido,
rastrero, dañino, perverso.
Está comprobado que a la gente no
le gustan las noticias buenas. Por eso los noticieros, así reneguemos y nos
rasguemos las vestiduras, dedican sus espacios a mostrar crónica roja; eso es
lo que vende. Nadie quiere oír habar de que en medio de tanto caos y corrupción
existen obras, programas, soluciones, proyectos y demás ayudas que mejoran la
vida de muchos compatriotas.
Lo comprobé cuando hice un
comentario en una red social acerca de las becas que ofrece el Gobierno para
que los 10 mil mejores bachilleres, de los estratos bajos, sigan una carrera
universitaria y quién dijo miedo; me trataron de iluso, pendejo, atembado, que
eso son cuentos, promesas disfrazadas, que el Presidente esto, que la Ministra
aquello… Mejor dicho… Poco después me entero por un amigo, cuya hija ingresó
hace dos años a la facultad de medicina de la Universidad de los Andes, que de
los 100 alumnos matriculados un poco más de la mitad eran becados. Esa facultad
tiene la matrícula más costosa del país y no sobra decir que la Universidad les
cobra a todos por parejo, por lo que los cincuenta y pico becados son
patrocinados por empresas, fundaciones, mecenas privados, pero la mayoría reciben
la ayuda de parte del Gobierno nacional.
Disfruto contarles estas cosas a
mis contertulios pero noto que ellos no las difunden. Como lo sucedido a
principios de año, cuando el Gobernador del departamento se fue con algunos
funcionarios y directivos de un colegio de Villamaría a llevar un grupo
numeroso de niños y adolescentes a presentar su banda sinfónica a España. En el
colegio Gerardo Arias Ramírez la música es una opción preferida por muchos
estudiantes, quienes desde sus primeros años se encariñan con un instrumento
hasta aprender a interpretarlo a la perfección.
Infantes disciplinados y
comprometidos que después de viajar por el territorio nacional donde
participaron en muchos festivales, de donde han traído el triunfo en repetidas
ocasiones, vieron recompensado su esfuerzo con un viaje que ni siquiera soñaban:
tocar para un público selecto en el viejo continente. Barcelona fue la ciudad
que los recibió y desde allí se desplazaron a varias poblaciones donde hicieron
exitosas presentaciones.
Un millonario chino llevó a sus 6
mil empleados de vacaciones a Francia y la noticia le dio la vuelta al mundo en
las primeras planas. Aquí pocos supieron que un empresario manizaleño cerró su
fábrica durante una semana y empacó maletas con 200 empleados, desde altos
ejecutivos hasta la de los tintos, para irse de vacaciones a Cancún. A cuerpo
de rey y lo que es mejor, al ‘gratín’.
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